Correlación con el Evangelio de San Marcos

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Esta sección recoge la correlación que existe entre los episodios del Evangelio de San Marcos, y sus equivalentes en la Obra de María Valtorta: «El Evangelio como me ha sido revelado». En la siguiente tabla se señala la ubicación de los diferentes episodios o pasajes del Evangelio de San Marcos tanto en los diez Volúmenes de la Obra (indicando Volumen, Capítulo y Página inicial), como en el Tema al que pertenecen, conforme a la composición temática propuesta para la lectura de esta Obra.

Índices Evangelio Marcos Episodios del Evangelio de San Marcos En los
Volúmenes
Obra MV
En los
Temas
1,1-8 La misión de Juan el Bautista
1,1-3

Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, como está escrito en Isaías: «Mira, mando delante de ti a mi mensajero para prepararte el camino. * Su voz anuncia en el desierto: enderezad sus senderos» . *

1,4-6

Apareció Juan el Bautista en el desierto, predicando el bautismo de penitencia para remisión de los pecados. Acudían a él de toda la región de Judea, todos los moradores de Jerusalén, y se hacían bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Llevaba Juan un vestido de pelos de camello y un cinturón de cuero ceñía sus lomos y se alimentaba de langostas y miel silvestre.

1-45-247
1-45-247
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
1,7-8

En su predicación les decía: Tras de mí viene uno más poderoso que yo; ante quien no merezco arrodillarme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os bautizo en agua, pero Él os bautizará en el Espíritu Santo.

1-45-247
1-45-247
“Elecc. Apost.”
«Iglesia”
1,9-11 Bautismo de Jesús. Paloma y voz
1,9-9 En aquellos días vino Jesús desde Nazaret, de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 1-45-247
1-45-247
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
1,10-11

En el instante que salía del agua vio los cielos abiertos y el Espíritu, como paloma, que descendía sobre Él, y se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias».

1-45-247
1-45-247
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
1,12-13 Retiro en el desierto y tentado por Satanás
1,12-13 En seguida el Espíritu le empujó al desierto. Permaneció en él cuarenta días. Fue tentado por Satanás. Moraba entre las fieras, pero los ángeles le servían. 1-46-252 “Demonio/Inf.”
1,14-15 Predicación de Jesús en Galilea
1,14-14a Jesús, hecho preso Juan, vino a Galilea. 1-47-258
1-47-258
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
1,14b-15

Predicaba el Evangelio de Dios, diciendo: Cumplido es el tiempo, el Reino de Dios está cerca, arrepentíos y creed en el Evangelio.

1-49-269 “Salv./Cond.”
1,16-20 Llamamiento a sus cuatro primeros discípulos
1,16-18

Caminando a lo largo del lago de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Y Jesús les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Al instante, dejando las redes, le siguieron.

1-49-266
1-49-266


1-65-352
1-65-352

“Elecc. Apost.”
“Iglesia”


“Elecc. Apost.”
“Iglesia”

1,19-20 Y continuando un poco más allá, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban también remendando sus redes en la barca, y los llamó. Ellos luego, dejando a su padre, Zebedeo, en la barca con los jornaleros, se fueron en pos de Él. 1-47-258
1-47-258


1-65-352
1-65-352

“Elecc. Apost.”
“Iglesia”


“Elecc. Apost.”
“Iglesia”

1,21-28 Endemoniado en la sinagoga de Cafarnaúm.- Jesús confirmado como el Mesías Salvador
1,21-26

Llegaron a Cafarnaúm, y luego, el día de sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba. Se maravillaban de su doctrina, pues la enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y luego, hallándose en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Te conozco; tú eres el Santo de Dios. Jesús le mandó: Cállate y sal de él. El espíritu impuro, agitándole violentamente, dio un fuerte grito y salió de él.

1-59-322 “Salv./Cond.”
1,27-28

Todos quedaron estupefactos, diciéndose unos a otros: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de autoridad, que manda a los espíritus impuros y le obedecen. Su fama se extendió por todas partes en toda la región de Galilea.

1-59-322 “Salv./Cond.”
1,29-31 Curación de la suegra de Pedro
1,29-31

Luego, saliendo de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, e inmediatamente se lo dijeron. Él, acercándose, la tomó de la mano y la levantó. La fiebre la dejó, y ella se puso a servirles.

1-60-328
1-60-328
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
1,32-34 Numerosas curaciones
1,32-34

Llegado el atardecer, puesto ya el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados, y toda la ciudad se reunió a la puerta; curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y echó muchos demonios, y a éstos no les permitía hablar, porque le conocían.

1-61-335
1-61-335
“Fe”
“Salv./Cond.”
1,35-39 Los discípulos buscan a Jesús que está orando
1,35-39

A la mañana, mucho antes de amanecer, se levantó, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Fue después Simón y los que con él estaban, y hallado, le dijeron: Todos andan en busca de ti. Él les contestó: Vamos a otra parte, a las aldeas próximas, para predicar allí, pues para esto he salido. Y se fue a predicar en las sinagogas de toda Galilea, y echaba los demonios.

1-62-339 “Oración”
1,40-45 Curación de un leproso
1,40-44

Viene a Él un leproso, que suplicante y de rodillas le dice: Si quieres, puedes limpiarme. Enternecido, extendió la mano, le tocó y dijo: Quiero, sé limpio. Y al instante desapareció la lepra y quedó limpio. Y amonestándole severamente, le despidió, diciéndole: Mira, no digas nada a nadie; sino vete, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés ordenó; que les sirva de testimonio para ellos.

1-63-341 “Fe”
1,45-45

Pero él, después de partir, comenzó a pregonar a voces y a divulgar el suceso, de manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en una ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares desiertos, y allí venían a Él de todas partes.

2,1-12 Curación del paralítico de Cafarnaúm
2,1-5

Entrando de nuevo, después de algunos días, en Cafarnaúm, se supo que estaba en casa, y se juntaron tantos, que ni aun junto a la puerta cabían, y Él les hablaba. Vinieron trayéndole un paralítico, que llevaban entre cuatro. No pudiendo presentárselo a causa de la muchedumbre, descubrieron el terrado por donde Él estaba, y hecha una abertura, descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

1-64-346 “Fe”
2,6-12

Estaban sentados allí algunos escribas, que pensaban entre sí: ¿Cómo habla así éste? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Y luego, conociéndolo Jesús, con su espíritu que así discurrían en su interior, les dice: ¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu camilla y vete? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —se dirige al paralítico—, yo te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Él se levantó y, tomando luego la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos se maravillaron, y glorificaban a Dios diciendo: Jamás hemos visto cosa igual.

1-64-346 “Fe”
2,13-17 Llamamiento al publicano Leví
2,13-14

Salió de nuevo a la orilla del lago, y toda la gente se llegó a Él, y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví el de Alfeo, sentado al telonio, y le dijo: Sígueme. Y él, levantándose, le siguió.

2-97-100
2-97-100
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
2,15-17

Estando sentado a la mesa en la casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores estaban recostados con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, viendo que comían con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: ¿Por qué vuestro Maestro come y bebe con publicanos y pecadores? Él, que los oyó, dijo: No tienen los sanos necesidad de médico sino los enfermos; ni he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.

2-97-100
2-97-100
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
2,18-22 Por qué no ayunan los discípulos de Jesús
2,18-20

Los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban. Algunas personas vinieron a Jesús y le dijeron: ¿Por qué, ayunando los discípulos de Juan y los fariseos, tus discípulos no ayunan? Y Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los compañeros del esposo ayunar mientras está el esposo con ellos? Mientras tienen con ellos al esposo no pueden ayunar. Pero días vendrán en que les arrebatarán al esposo; entonces ayunarán.

2-159-444
2-159-444
“Elecc. Apost.
“Iglesia”
2,21-22

Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de género nuevo porque la tela nueva encoge: tira la tela vieja y se hace más grande la rotura. Ni nadie echa vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo los rompería, y se perderían vino y cueros; el vino nuevo se echa en cueros nuevos.

2-159-444
2-159-444
“Elecc. Apost.”
“Iglesia”
2,23-28 Espigas arrancadas, en sábado
2,23-28

Caminando Él a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y Él les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos? Y añadió: El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.

3-217-383 “Dios/Reino”
3,1-6 Curación de la mano seca, en sábado
3,1-5

Entró de nuevo en la sinagoga, donde había un hombre con una mano seca, y le observaban a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Y dice al hombre de la mano seca: Levántate y sal al medio. Y les dice: ¿Es lícito en sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? Y ellos callaban. Y dirigiéndoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. La extendió y su mano quedó sana.

4-263-225
4-263-225
“Dios/Reino”
“Oración”
3,6-6

Saliendo los fariseos, luego se concertaron con los herodianos contra Él para perderle.

3,7-12 Jesús se prodiga en milagros.- Después de la elección apostólica
3,7-12

Se retiró Jesús con sus discípulos hacia el mar, y una numerosa muchedumbre de Galilea, de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de Transjordania y de los alrededores de Tiro y de Sidón, una muchedumbre grande, oyendo lo que hacía, acudía a Él. Dijo a sus discípulos que le preparasen una barca, a causa de la muchedumbre, para que ésta no le oprimiese, pues curaba a muchos, y cuantos padecían algún mal se echaban sobre Él para tocarle. Los espíritus impuros, al verle, se arrojaban ante Él y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Él insistentemente les reprendía para que no le diesen a conocer.

3-166-30 “Sacerdotes”
3,13-19 Elección de los doce
3,13-19

Subió a un monte, y llamando a los que quiso, vinieron a Él, y designó a doce para que le acompañaran y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar a los demonios. Designó a doce: a Simón, a quien puso por nombre Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes dio el nombre de Boanergers, esto es, Hijos del Trueno; a Andrés y Felipe, a Bartolomé y Mateo, a Tomás y Santiago el de Alfeo, a Tadeo y Simón el Zelote, y a Judas Iscariote, el que le traicionó.

3-165-23 “Sacerdotes”
3,20-22 Diversos juicios sobre Jesús.- Tras la curación de un endemoniado
3,20-21

Llegados a casa, se volvió a juntar tanta gente que ni siquiera podían comer. Oyendo esto sus familiares, salieron para apoderare de Él, pues se decían: Se ha vuelto loco.

4-269-267 “Demonio/Inf.”
3,22-22

Los escribas que habían venido de Jerusalén, decían: Está poseído de Belcebú, y por virtud del príncipe de los demonios puede echar a los demonios.

4-269-267 “Demonio/Inf.”
3,23-27 Réplica de Jesús a los escribas
3,23-26

Entonces Jesús les llamó y les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido en bandos no puede durar. Tampoco una familia dividida puede subsistir. Si, pues, Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede sostenerse, sino que ha llegado su fin.

4-269-267
4-269-272
“Demonio/Inf.”
“Espíritu Santo”
3,27-27

Mas nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear su ajuar si primero no le ata al fuerte. Solo así saqueará la casa.

4-269-267
4-269-272
“Demonio/Inf.”
“Espíritu Santo”
3,28-30 La blasfemia contra el Espíritu Santo
3,28-30

En verdad os digo que todo les será perdonado a los hombres, los pecados y aun las blasfemias que profieran; pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, es reo de eterno pecado. Y justamente ése era su pecado: Decir que estaba poseído por un espíritu impuro.

4-269-267
4-269-272
“Demonio/Inf.”
“Espíritu Santo”
3,31-35 La verdadera familia de Jesús
3,31-35

Vinieron su madre y sus hermanos, y desde fuera le mandaron a llamar. Pero había mucha gente sentada en torno a Él y le dijeron: Ahí afuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan. Él les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y, echando una mirada sobre los que estaban sentados en derredor suyo, dijo: He aquí a mi madre y a mis hermanos. Quien hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana, y mi madre.

4-269-267
4-269-275
“Demonio/Inf.”
“María Stma.”
4,1-34 Parábolas del Reino
4,1-9 Parábola del sembrador
4,1-9

De nuevo comenzó a enseñar junto al mar. Había en torno de Él una numerosísima muchedumbre, de manera que tuvo que subir a una barca en el mar y sentarse; y la muchedumbre estaba a lo largo del mar, en la ribera. Les enseñaba muchas cosas en parábolas y les decía en su enseñanza: Escuchad: Salió a sembrar un sembrador, y al sembrar, una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y al instante brotó, por no ser profunda la tierra; pero en cuanto salió el sol se marchitó, y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinas, y, al crecer éstas, la ahogaron y no dio fruto. Otra cayó en tierra buena y dio fruto, que subía y crecía, dando uno treinta, otro sesenta y otro ciento. Y decía: El que tenga oídos para oír, que oiga.

3-179-134 “Sacerdotes”
4,10-12 Razón de las Parábolas
4,10-12

Cuando se quedaron solos, los que le seguían, junto con los doce, le preguntaron el significado de las parábolas. Y Él les dijo: A vosotros os ha sido dado a conocer el misterio del Reino de Dios, pero a los otros de fuera todo se les dice en parábolas, para que como dice Isaías: «Por mucho que miren, no verán; por más que oigan no entenderán; seguro que no se convertirán ni serán perdonados» . *

3-180-146 “Sacerdotes”
4,13-20 Explicación de la parábola del sembrador
4,13-20

Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? Pues ¿cómo vais a entender todas las otras? El sembrador siembra la palabra. Unos están junto al camino, y se siembra en ellos la palabra; pero en cuanto la oyen viene Satanás y arrebata la palabra que en ellos se había sembrado. Asimismo, los que reciben la semilla en terreno pedregoso son aquellos que, al oír la palabra, la reciben desde luego con alegría, pero no tienen raíces en sí mismos, sino que son inconstantes, y en cuanto sobreviene la adversidad y la persecución por la palabra, al instante se escandalizan. Otros hay para quienes la siembra cae entre espinas; éstos son los que oyen la palabra, pero sobrevienen los cuidados del siglo, la fascinación de las riquezas y las demás codicias, y la ahogan, quedando sin dar fruto. Los que reciben la siembra en tierra buena son los que oyen la palabra, la reciben y dan fruto, quién treinta quién sesenta, quién ciento.

3-180-146 “Sacerdotes”
4,21-23 Parábola de la lámpara: El deber de conocer el misterio del Reino
4,21-23

Decíales: ¿Acaso se enciende una lámpara para colocarla bajo un celemín o bajo la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, tendrá que descubrirse, y si hay algún secreto tendrá que saberse. Quien tenga oídos para oír, que oiga.

3-169-61 “Sacerdotes”
4,24-25 La ley de la caridad: la medida
4,24-24

Decíales: Prestad atención a lo que oís: Con la medida con que midiereis se os medirá, y se os añadirá más todavía.

3-171-77 “Dios/Reino”
4,25-25 Porque al que tiene se le dará y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 3-180-146 “Sacerdotes”
4,26-29 Parábola de la semilla que crece por sí sola
4,26-29

Decía: El Reino de Dios se parece a un hombre que arroja la semilla en la tierra, y, ya duerma, ya vele, de noche y de día, la semilla germina y crece, sin que él sepa cómo. De sí misma da fruto la tierra: primero la hierba, luego la espiga, enseguida el trigo que llena la espiga; y cuando el fruto está maduro, se mete la hoz, porque la mies está en sazón.

3-184-167 “Dios-Reino”
4,30-34 Parábola del grano de mostaza
4,30-32

Decía: ¿A qué se parece el Reino de Dios o de dónde tomaremos parábola? Es semejante a un grano de mostaza. Cuando se siembra en la tierra es la más pequeña de todas las semillas de la tierra; pero, sembrado, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto, y echa ramas tan grandes que a su sombra pueden abrigarse las aves del cielo.

3-184-167 “Dios/Reino”
4,33-34

Y con muchas parábolas como éstas les proponía la palabra, según podían entender, y no les hablaba sin parábolas; pero a sus discípulos se las explicaba todas aparte.

4,35-41 La tempestad calmada.- Jesús es el Salvador
4,35-38

En aquel día les dijo, llegada ya la tarde: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la muchedumbre, le llevaron según estaba en la barca, acompañado de otras barcas. Se levantó un fuerte vendaval, y las olas se echaban sobre la barca, de suerte que ésta estaba ya para llenarse. Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Le despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no te preocupa que perezcamos?

3-185-175 “Salv./Cond.”
4,39-41

Y, despertando, mandó al viento y dijo al mar: Calla, enmudece. Y se aquietó el viento y se hizo completa calma. Les dijo: ¿Por qué tenéis tanto miedo? ¿Aún no tenéis fe? Y sobrecogidos de gran temor, se decían unos a otros: ¿Quién será éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

3-185-175 “Salv./Cond.”
5,1-20 Curación de endemoniado y muerte de la piara
5,1-5

Llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos, y en cuanto salió de la barca vino a su encuentro, saliendo de entre los sepulcros, un hombre poseído de un espíritu impuro, que tenía su morada en los sepulcros y ni aun con cadenas podía nadie sujetarle, pues muchas veces le habían puesto grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y quebrado los grillos, sin que nadie pudiera sujetarle. Continuamente, noche y día, iba entre los sepulcros y por los montes gritando e hiriéndose con piedras.

3-186-178 “Demonio/Inf.”
5,6-13

Viendo desde lejos a Jesús, corrió y se postró ante Él; y gritando en alta voz, dijo: ¿Qué hay entre ti y mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Por Dios te conjuro que no me atormentes. Pues Él le decía: Sal, espíritu impuro, de ese hombre. Y le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Él dijo: Legión es mi nombre, porque somos muchos. Y le suplicaba insistentemente que no le echase fuera de aquella región. Como hubiera por allí en el monte una gran piara de puercos paciendo, le suplicaban aquéllos diciendo: Envíanos a los puercos para que entremos en ellos. Y se lo permitió, y los espíritus impuros salieron y entraron en los puercos, y la piara, en número de dos mil, se precipitó por un acantilado en el mar, y en él se ahogaron.

3-186-178 “Demonio/Inf.”
5,14-17

Los porqueros huyeron y difundieron la noticia por la ciudad y por los campos; y vinieron a ver lo que había sucedido. Llegándose a Jesús, contemplaban al endemoniado sentado, vestido y en su sano juicio, el que había tenido toda una legión, y temieron. Los testigos les referían el suceso del endemoniado y de los puercos. Se pusieron a rogarle que se alejase de sus contornos.

3-186-178 “Demonio/Inf.”
5,18-20

Subido Él en la barca, el endemoniado le suplicaba que le permitiese acompañarle. Mas no se lo permitió; antes le dijo: Vete a tu casa y a los tuyos y cuéntales cuanto el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti. Y él se fue y comenzó a predicar en la Decápolis cuanto le había hecho Jesús, y todos se maravillaban.

3-186-178 “Demonio/Inf.”
5,21-43 Curación de la hemorroisa/Resurrección de la hija de Jairo
5,21-24

Habiendo Jesús pasado en la barca a la otra ribera, se le reunió una gran muchedumbre. Él estaba junto al mar. Y llegó uno de los jefes de la sinagoga, Jairo de nombre, el cual, al verlo, cayó a sus pies, y con muchas palabras le rogaba diciendo: Mi hijita está en las últimas; ven e impónle las manos para que se salve y viva. Se fue con él y le seguía una gran muchedumbre que le apretaba.

4-230-10 “Fe”
5,25-34

Una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años y había sufrido grandemente de muchos médicos, gastando toda su hacienda sin provecho alguno, antes iba de mal en peor, como hubiese oído lo que se decía de Jesús, vino entre la muchedumbre por detrás y tocó su vestido; pues se decía: Si tocare siquiera su vestido, seré sana. Al punto se secó la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. Luego Jesús, sintiendo en sí mismo la virtud que había salido de Él, se volvió a la multitud y dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Los discípulos le contestaron: Ves que la muchedumbre se aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Él echó una mirada en derredor para ver a la que lo había hecho, y la mujer, llena de temor y temblorosa, conociendo lo que en ella había sucedido, se llegó y, postrada ante Él, le declaró toda la verdad. Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y seas curada de tu mal.

4-230-10 “Fe”
5,35-43

Aún estaba Él hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto: ¿por qué molestar ya al Maestro? Pero oyendo Jesús lo que decían, dice al jefe de la sinagoga: No temas, ten sólo fe. No permitió que nadie le siguiera más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegados a la casa del arquisinagogo, vio un alboroto y a las lloronas plañideras, y, entrando les dice: ¿A qué ese alboroto y ese llanto? La niña no ha muerto, duerme. Se burlaban de Él; pero Él, echando a todos fuera, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que iban con Él, y entró donde la niña estaba; y tomándola de la mano le dijo: «Talitha, qumi», que quiere decir: Niña, a ti te lo digo, levántate. Y al instante se levantó la niña y echó a andar, pues tenía doce años, quedando ellos fuera de sí, presos de gran estupor. Les recomendó mucho que nadie supiera aquello, y mandó que diesen de comer a la niña.

4-230-10 “Fe”
6,1-6 Nazaret cerrada a Jesús
6,1-6

Salió de allí y vino a su tierra, siguiéndole sus discípulos. Llegado el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga; y la muchedumbre que le oía se maravillaba, diciendo: ¿De dónde le vienen a éste tales cosas, y qué sabiduría es esta que le ha sido dada, y cómo se hacen por su mano tales milagros? ¿No es acaso el carpintero, hijo de María, y el hermano de Santiago, de José, y de Judas, y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?; y se escandalizaban de Él. Jesús les decía: Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y entre sus parientes y en su familia. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de unos pocos enfermos que los sanó imponiéndoles sus manos. Él se admiraba de su incredulidad y recorría las aldeas del contorno enseñando.

4-246-110 “Fe”
6,7-13 Misión a los doce
6,7-11

Llamando a sí a los doce, comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Les encargó que no tomasen para el camino nada más que un bastón, ni pan, ni morral, ni dinero, y se calzasen con sandalias y no llevasen dos túnicas. Les decía: Dondequiera que entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis de aquel lugar, y si un lugar no os recibe ni os escucha, al salir de allí sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.

4-265-236 “Sacerdotes”
6,12-13

Partidos, predicaban que se arrepintiesen, y echaban muchos demonios, y ungiendo con óleo a muchos enfermos, los curaban.

4-271-284 “Iglesia”
6,14-29 Juicio de Herodes sobre Jesús y muerte de Juan el Bautista
6,14-16

Llegó esto a oídos del rey Herodes porque se había divulgado mucho su nombre, y decía: Éste es Juan el Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso obra en Él el poder de hacer milagros; pero otros decían: Es Elías; y otros decían que era un profeta, como uno de tantos profetas. Pero Herodes, oyendo esto, decía: Es Juan, a quien yo degollé, que ha resucitado.

5-348-307 “Judas Isc.”
6,17-20

Porque, en efecto, Herodes había mandado tomar preso a Juan y le había encadenado en la prisión a causa de Herodías, esposa de su hermano Filipo, con la que Herodes se había casado. Pues Juan decía a Herodes: «No te es lícito tomar la mujer de tu hermano». Y Herodías estaba enojada contra él y quería matarle, pero no podía, porque Herodes sentía respeto por Juan, pues sabía que era hombre justo y santo, y le protegía. Cuando le oía quedaba desconcertado, pero le escuchaba con gusto.

4-270-279 “Iglesia”
6,21-25

Llegado un día oportuno, cuando Herodes en su cumpleaños ofrecía un banquete a sus magnates, y a los tribunos, y a los principales de Galilea, entró la hija de Herodías y, danzando, gustó a Herodes y a los comensales. El rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré. Y le juró: Cualquier cosa que me pidas, te la daré, aunque sea la mitad de mi reino. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué quieres que pida? Ella contestó: La cabeza de Juan el Bautista. Inmediatamente corrió donde el rey y le dijo: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.

4-270-279 “Iglesia”
6,26-29

El rey se entristeció, pero no quiso negárselo debido al juramento pronunciado en presencia de los convidados. Al instante ordenó a un verdugo que le trajera la cabeza de Juan. Aquel se fue y le degolló en la cárcel, trayendo su cabeza en una bandeja, y se la entregó a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Sus discípulos, que lo supieron, vinieron y tomaron el cadáver y lo enterraron.

4-270-279 “Iglesia”
6,30-34 Regreso de los discípulos y va a lugar apartado
6,30-31

Volvieron los apóstoles a reunirse con Jesús y le contaron cuanto habían hecho y enseñado. Él les dijo: Venid, retirémonos a un lugar desierto para que descanséis un poco, pues eran muchos los que iban y venían y no tenían tiempo ni para comer.

4-271-284 “Iglesia”
6,32-34

Se fueron en la barca a un sitio desierto y apartado. Pero les vieron ir, y muchos supieron dónde iban, y a pie, de todas las ciudades concurrieron a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, vio una gran muchedumbre y se compadeció de ellos porque eran como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles largamente. *

(4-272-288) (“Muerte/Res.”)
6,35-46 Primera multiplicación de panes y de peces
6,35-44

Siendo ya hora avanzada, se le acercaron los discípulos y le dijeron: El sitio es desierto y avanzada la hora; despídelos para que vayan a las alquerías y aldeas del contorno y se compren algo que comer. Él, respondiendo, les dijo: Dadles vosotros de comer. Y le dijeron: ¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? Él les contestó: ¿Cuántos panes tenéis? Habiéndose informado, le dijeron: Cinco y dos peces. Les mandó que les hicieran sentarse por grupos sobre la hierba verde. Se sentaron por grupos de ciento y de cincuenta. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes y se los entregó a los discípulos para que se los sirvieran, y los dos peces los repartió entre todos. Comieron todos y se hartaron, y recogieron doce canastos llenos de las sobras de los panes y de los peces. Eran los que comieron de los panes cinco mil hombres.

4-273-293 “Eucaristía”
6,45-46

En seguida obligó a sus discípulos a subir a la barca y precederle al otro lado, frente a Betsaida, mientras Él despedía a la muchedumbre. Después de haberlos despedido se fue a un monte a orar.

4-273-293 “Eucaristía”
6,47-52 Jesús camina sobre las aguas del lago
6,47-52

Llegado el anochecer, se hallaba la barca en medio del mar y Él solo en tierra. Viéndolos fatigados de remar, porque el viento les era contrario, hacia la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar e hizo ademán de pasar de largo. Pero ellos, así que le vieron andar sobre el mar, creyendo que era un fantasma, comenzaron a dar gritos, porque todos le veían y estaban espantados. Pero Él les habló en seguida y les dijo: Ánimo, soy yo, no temáis. Subió con ellos a la barca, y el viento se calmó, y se quedaron en extremo estupefactos, pues no se habían dado cuenta de lo de los panes: su corazón estaba embotado.

4-274-298 “Fe”
6,53-56 Curaciones en Genesaret
6,53-56

Hecha la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. En cuanto salieron de la barca, le conocieron, y corrieron de toda aquella región, y comenzaron a traer en camillas a los enfermos donde oían que Él estaba. Adondequiera que llegaba, en las aldeas, o en ciudades, o en las alquerías, colocaban a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar siquiera la orla de su vestido; y cuantos le tocaban quedaban sanos.

4-276-318 “Riqueza/Pobr.”
7,1-13 Mandamientos de Dios y tradiciones humanas
7,1-7

Se reunieron en torno de Él fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén, los cuales vieron que algunos discípulos comían pan con las manos impuras, esto es, sin lavárselas, pues los fariseos y todos los judíos, si no se lavan cuidadosamente, apegados a la tradición de los mayores, no comen; y tampoco comen al volver de la plaza sin lavarse antes. Y otras muchas cosas que guardan por tradición: el lavado de las copas, de las vasijas y de las bandejas. Le preguntaron, pues, fariseos y escribas: ¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los antiguos sino que comen con las manos impuras? Él les contestó: Con justa razón profetizó de vosotros, hipócritas, Isaías, según está escrito: «Este pueblo me honra con sus labios, mas su corazón está lejos de mí. Su religión no tiene valor porque las doctrinas que enseñan son mandatos humanos». *

5-300-30 “Dios/Reino”
7,8-13

Dejando a un lado el precepto de Dios, os aferráis a una tradición humana. Pues Moisés dijo: «Honra a tu padre y tu madre. El que les maldiga reo es de muerte». * Mas vosotros decís que un hombre puede decirle a su padre o su madre: «Corban», esto es, ofrenda: «No puedo ayudarte porque todo lo que tengo lo consagraré a Dios». En este caso, decís que ya no tiene que ayudarles. Y así anuláis la palabra de Dios para seguir una tradición humana. Y hacéis muchas cosas parecidas a éstas.

5-300-30 “Dios/Reino”
7,14-23 Mancha al hombre lo que sale de su boca
7,14-16

Llamando de nuevo a la muchedumbre, les decía: Oídme todos y entended: Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.

5-300-30 “Dios/Reino”
7,17-23

Cuando se hubo retirado de la muchedumbre y entrado en casa, le preguntaron los discípulos por la parábola. Él les contestó: ¿También estáis vosotros faltos de sentido? ¿No comprendéis —añadió, declarando puros todos los alimentos— que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y es expelido en la letrina? Decía, pues: Lo que del hombre sale, eso es lo que mancha al hombre, porque de dentro, del corazón del hombre, proceden los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez. Todas estas maldades, del interior proceden y manchan al hombre.

5-301-34 “Dios/Reino”
7,24-30 Curación de la hija de la mujer cananea
7,24-30

Partiendo de allí, se fue hacia los confines de Tiro. Entró en una casa, no queriendo ser de nadie conocido; pero no le fue posible ocultarse, porque luego, en oyendo hablar de Él, una mujer, cuya hijita tenía un espíritu impuro, entró y se postró a sus pies. Era gentil, sirofenicia de nación, y le rogaba que echase al demonio de su hija. Él le dijo: Deja primero hartarse a los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los cachorrillos. Pero ella le contestó diciendo: Sí, Señor, pero los cachorrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Él le dijo: Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija. Y, llegada a casa, halló a la niña acostada en la cama y que el demonio había salido.

5-331-199 “Fe”
7,31-37 Curación de un sordomudo
7,31-37

Saliendo de nuevo de los confines de Tiro, se fue por Sidón hacia el mar de Galilea, atravesando los confines de la Decápolis. Le llevaron un sordo y tartamudo, rogándole que le impusiera las manos, y, tomándole aparte de la turba, metióle los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua, y mirando al cielo, suspiró y dijo: «Efeta», que quiere decir «ábrete»; y se abrieron sus oídos y se le soltó la lengua hasta hablar correctamente. Les encargó que no lo dijesen a nadie, pero cuanto más se lo encargaba, mucho más lo publicaban, y sobremanera se admiraban, diciendo: Todo lo ha hecho bien; a los sordos hace oír y a los mudos hablar.

5-341-266 “Fe”
8,1-9 Segunda multiplicación de panes y peces
8,1-9

Por aquellos días, como hubiese una gran muchedumbre y no tenían qué comer, llamó a los discípulos y les dijo: Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer; si los despido ayunos para sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿Y cómo podría saciárselos de pan aquí en el desierto? Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Dijeron: Siete. Mandó a la muchedumbre sentarse sobre la tierra; y tomando los siete panes, dando gracias, los partió y los dio a sus discípulos para que los sirviesen, y los sirvieron a la muchedumbre. Tenían unos pocos pececillos, y dando gracias, dijo que los sirviesen también. Comieron y se saciaron, y recogieron de los mendrugos que sobraron siete cestos. Eran unos cuatro mil. Y los despidió.

5-353-349 “Eucaristía”
8,10-13 Fariseos piden una señal del cielo
8,10-13

Subiendo luego a la barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta. Se acercaron los fariseos para disputar con Él, pidiéndole para probarle señales del cielo. Él, exhalando un profundo suspiro, dijo: ¿Por qué esta generación pide una señal? En verdad os digo que no se les dará ninguna señal. Y dejándoles subió de nuevo a la barca y se dirigió a la otra orilla.

5-342-269 “Jesús Red.”
8,14-21 La levadura de los fariseos y de Herodes
8,14-21

Los discípulos se olvidaron de tomar consigo panes, de modo que no tenían en la barca sino un pan. Y les amonestaba, diciendo: Mirad de guardaros del fermento de los fariseos y del fermento de Herodes. Ellos iban discurriendo entre sí que era por no tener panes, y, conociéndolo, Él les dijo: ¿Qué caviláis de que no tenéis panes? ¿Aún no entendéis ni caéis en la cuenta? ¿Tenéis vuestro corazón embotado? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿Ya no os acordáis de cuando partí los cinco panes a los cinco mil hombres, y cuántos cestos llenos de sobras recogisteis? Dijéronle: Doce. Cuando partí los siete a los cuatro mil, ¿cuántos cestos llenos de mendrugos recogisteis? Y le dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Pues aún no caéis en la cuenta?

5-343-278 “Jesús Red.”
8,22-26 Curación de un ciego en Betsaida
8,22-26

Cuando llegaron a Betsaida le trajeron un ciego y le pidieron que le tocara. Jesús tomó al ciego de la mano y lo sacó fuera de la aldea. Después de mojarle los ojos con saliva, puso sus manos sobre él y le preguntó: ¿Ves algo? Mirando él, dijo: Veo a los hombres algo así como árboles que andan. De nuevo le puso las manos sobre los ojos, y al mirar se sintió restablecido, viendo todas las cosas claramente de lejos. Y Jesús le mandó a su casa diciéndole: Ni siquiera entres en la aldea.

5-347-306 “Fe”
8,27-30 Pedro proclama su fe
8,27-30

Iba Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesárea de Filipo, y en el camino les preguntó: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos le respondieron: Unos, que Juan Bautista; otros, que Elías, y otros, que uno de los profetas. Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Mesías. Y les encargó que a nadie dijeran esto de Él

5-343-280 “Iglesia”
8,31-33 Primer anuncio de la Pasión
8,31-33

Comenzó a enseñarles cómo era preciso que el Hijo del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitara después de tres días. Claramente les hablaba de esto. Pedro, tomándole aparte, se puso a reprenderle. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: Quítate allá, Satán, pues tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.

5-346-295 “Jesús Red.”
8,34-38 Condiciones para el seguimiento de Jesús
8,34-35

Entonces, llamando a la vez a la muchedumbre y a los discípulos, les dijo: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues quien quiera salvar su vida, la perderá, y quien pierda su vida por mí y el Evangelio, ése la salvará.

5-346-295 “Jesús Red.”
8,36-38

¿Y de qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? ¿Pues qué dará el hombre a cambio de su alma? Porque si alguien se avergonzara de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

5-346-295 “Jesús Red.”
9,1-1 Una promesa para algunos de los presentes
9,1-1

Y les dijo: En verdad os digo que hay algunos de los presentes que no gustarán la muerte hasta que vean venir en poder el Reino de Dios.

5-346-295 “Jesús Red.”
9,2-13 Transfiguración de Jesús en el monte
9,2-4

Pasados seis días, tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo solos a un monte alto y apartado y se transfiguró ante ellos. Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como no los puede blanquear lavandera sobre la tierra. Y se les aparecieron Elías y Moisés, que hablaban con Jesús.

5-349-319 “Jesús Red.”
9,5-10

Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, una para Moisés y una para Elías. No sabía lo que decía, porque estaban aterrados. Se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: Éste es mi Hijo amado, escuchadle. Luego, mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos. Guardaron aquella orden, y se preguntaban qué era aquello de «cuando resucitase de entre los muertos».

5-349-319 “Jesús Red.”

La vuelta de Elías

9,11-13

Le preguntaron diciendo: ¿Cómo dicen los escribas que primero ha de venir Elías? Él les dijo: Cierto que Elías, viniendo primero, restablecerá todas las cosas; pero ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que padecerá mucho y será despreciado? Yo os digo que Elías ha venido ya y que hicieron con él lo que quisieron, como de él está escrito.

5-349-319 “Jesús Red.”
9,14-29 Curación del niño endemoniado a pie del monte
9,14-19

Cuando llegaron donde los discípulos, éstos estaban rodeados de muchísima gente. Había también unos escribas que con ellos disputaban. Al ver a Jesús, toda la muchedumbre se quedó sorprendida, y corriendo hacia Él le saludaban. Les preguntó: ¿Qué disputabais con ellos? Uno de la muchedumbre le dijo: Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, y dondequiera que se apodera de él, le derriba y le hace echar espumarajos y rechinar los dientes, y se queda rígido; dije a tus discípulos que lo arrojasen, pero no han podido. Les contestó, diciendo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? Traédmelo.

5-349-325 “Demonio/Inf.”
9,20-24

Y se lo llevaron. En cuanto lo vio, le agitó el espíritu, y arrojado en tierra, se revolcaba y echaba espumarajos. Preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? Él contestó: Desde la infancia. Muchas veces le arroja en el fuego y en el agua para hacerle perecer; pero si algo puedes, ayúdanos por compasión hacia nosotros. Jesús le dijo: ¿Por qué dices: Si puedes? Todo es posible al que cree. Al instante, gritando, dijo el padre del niño: ¡Creo! ¡Pero ayuda a mi incredulidad!

5-349-325 “Demonio/Inf.”
9,25-27

Viendo Jesús que se reunía mucha gente, mandó al espíritu impuro, diciendo: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando, sal de él y no vuelvas a entrar más en él. Dando un grito y agitándole violentamente, salió; y quedó como muerto, de suerte que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y se mantuvo en pie.

5-349-325 “Demonio/Inf.”
9,28-29

Entrando en casa a solas, le preguntaban los discípulos: ¿Por qué no hemos podido echarle nosotros? Les contestó: Esta especie no puede ser expulsada por ningún medio si no es por la oración y el ayuno.

5-350-330 “Demonio/Inf.”
9,30-32 Segundo anuncio de la Pasión
9,30-32

Saliendo de allí, atravesaban de largo la Galilea. No quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres y le darán muerte, y, muerto, resucitará al cabo de tres días. Y ellos no entendían esas cosas, pero temían preguntarle.

5-355-368 “Jesús Red.”
9,33-37 Discutían quién era el más importante
9,33-34

Vinieron a Cafarnaúm, y una vez en casa, Jesús les preguntó: ¿Sobre qué discutías en el camino? Ellos quedaron callados, porque habían discutido entre sí cuál era el más importante.

5-352-343 “Dios/Reino”
9,35-37

Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno quiere ser el primero que se haga el último de todos y el servidor de todos. Y, tomando un niño, lo puso en medio, lo estrechó y dijo: Quien recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí y quien me recibe a mí, no es a mí a quien recibe, sino al que me ha envidado.

5-352-343 “Dios/Reino”
9,38-41 Invocación del nombre de Jesús por los extraños
9,38-40

Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba demonios, pero como no era de los nuestros, se lo hemos prohibido. Jesús les dijo: No se lo prohibáis, pues ninguno que haga milagros en mi nombre hablará luego mal contra mí. Pues el que no está contra nosotros, está con nosotros.

5-352-346 “Demonio/Inf.”
9,41-41

Quien dé de beber un vaso de agua, por ser discípulo de Cristo, os aseguro: no quedará sin recompensa.

4-265-236 “Sacerdotes”
9,42-50 Escándalo causado a los pequeños
9,42-42

Y el que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, sería mejor que le ataran al cuello una gran piedra de molino y lo echaran al mar.

5-352-343 “Dios/Reino”
9,43-48

Si tu mano te escandaliza, córtatela; mejor te será entrar manco en la Vida que con ambas manos ir a la gehena, al fuego inextinguible, donde ni el gusano muere ni el fuego se apaga. Y si tu pie te escandaliza, córtatelo; mejor te es entrar cojo en la Vida que con ambos pies ser arrojado a la gehena donde ni el gusano muere ni el fuego se apaga. Si tu ojo te escandaliza, sácatelo; mejor te es entrar tuerto en el Reino de Dios que con ambos ojos ser arrojado en la gehena, donde ni el gusano muere ni el fuego se apaga. *

5-352-343 “Dios/Reino”
9,49-50

Porque todos han de ser salados al fuego. * Buena es la sal; pero si la sal se hace sosa, ¿con qué se le devolverá el sabor? Tened sal en vosotros, viviendo en paz unos con otros.


3-169-61

“Sacerdotes”
10,1-12 La cuestión del divorcio
10,1-1

Partiendo de allí, vinieron a los confines de Judea y al otro lado del Jordán, y de nuevo se le juntaron en el camino muchedumbres, a las que, como de costumbre, les adoctrinaba.

10,2-9

Le llegaron unos fariseos, y le preguntaron, tentándole, si es lícito al marido repudiar a la mujer. Él les respondió: ¿Qué os ha ordenado Moisés? Ellos contestaron: Moisés manda escribir el libelo de repudio y despedirla. * Jesús les dijo: Moisés escribió esa ley por la dureza de vuestros corazones; pero al principio de la creación Dios los hizo varón y hembra; por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y serán los dos una sola carne. De manera que no son dos, sino una sola carne. * Lo que Dios juntó no lo separe el hombre.

5-357-383 “Familia/Matr.”
10,10-12

Vueltos a casa, de nuevo los discípulos le preguntaron sobre esto; y les dijo: El que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio contra aquella; y si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete adulterio.

5-357-383 “Familia/Matr.”
10,13-16 Dejad que los niños se acerquen a mí
10,13-16

Le presentaron unos niños para que los tocase, pero los discípulos los reprendían. Viéndolo Jesús, se enojó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de Dios. En verdad os digo: que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y, abrazándoles, los bendijo imponiéndoles las manos.

6-378-121 “Dios/Reino”
10,17-27 Encuentro con el joven rico
10,17-22

Salido al camino, corrió uno a su encuentro, se arrodilló ante Él y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para entrar en la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falsos testimonios, no serás injusto, honra a tu padre y a tu madre. El joven le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, poniendo en él los ojos, le amó y le dijo: Una sola cosa te falta: vete, vende cuanto tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme. Al oír esto, se le nubló el semblante al joven y se fue triste, porque tenía mucha hacienda.

9-576-176 “Riqueza/Pobr.”
10,23-27

Mirando en torno suyo, dijo Jesús a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riqueza! Los discípulos se quedaron espantados al oír esta sentencia. Tomando entonces de nuevo la palabra, Jesús les dijo: Hijos míos, ¡cuán difícil es entrar en el Reino de los cielos! Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios. Más aún se pasmaron, y decían entre sí: Entonces ¿quién puede salvarse? Fijando en ellos Jesús su mirada, les dijo: A los hombres sí es imposible, mas no a Dios, porque a Dios todo le es posible.

9-576-176 “Riqueza/Pobr.”
10,28-31 Recompensa a quien todo renuncia por Cristo
10,28-31

Entonces, Pedro le dijo: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Respondió Jesús: En verdad os digo que no hay nadie que, habiendo dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o campos, por amor de mí y del Evangelio, quedará sin recibir el céntuplo ahora en este tiempo en casas, hermanos, hermanas, madre e hijos y campos, con persecuciones, y la vida eterna en el siglo venidero. Entonces, muchos primeros serán los últimos, y los últimos, los primeros.

9-576-176 “Riqueza/Pobr.”
10,32-34 Tercer anuncio de la Pasión
10,32-34

Iban de camino, subiendo hacia Jerusalén; y Jesús caminaba delante, mientras ellos iban sobrecogidos, siguiéndole medrosos. Tomando de nuevo a los doce, comenzó a declararles lo que había de sucederle. Subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán de Él y le escupirán, y le azotarán y le darán muerte, pero a los tres días resucitará.

9-577-179 “Jesús Red.”
10,35-45 Santiago y Juan piden los primeros puestos
10,35-40

Se le acercaron Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que nos hagas lo que vamos a pedirte. Díjoles Él: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le respondieron: Concédenos sentarnos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu gloria. Jesús les respondió: ¡No sabéis lo que pedís! ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber o ser bautizados con el bautismo con que yo he de ser bautizado? Le contestaron: Sí que podemos. Les dijo Jesús: El cáliz que yo he de beber, lo beberéis, y con el bautismo con que yo he de ser bautizado, seréis bautizados vosotros; pero sentaros a mi diestra o a mi siniestra, no me toca a mí dároslo, sino que es para aquellos para quienes está preparado.

9-577-186
9-577-188
“Iglesia”
“Palabra de D.”
10,41-45

Los diez, oyendo esto, se enojaron contra Santiago y Juan; pero llamándolos Jesús a sí, les dijo: Ya sabéis cómo los que en las naciones son considerados como príncipes las dominan con imperio, y sus grandes ejercen poder sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.

9-577-186 “Iglesia”
10,46-52 Curación del ciego Bartimeo en Jericó
10,46-52

Llegaron a Jericó. Al salir ya de Jericó con sus discípulos y una considerable turba, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego que estaba sentado junto al camino, oyendo que era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: ¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí! Muchos le increpaban para que callase; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten piedad de mí! Se detuvo Jesús y dijo: Llamadle. Llamaron al ciego, diciéndole: Ánimo, levántate, que te llama. Él arrojó su manto y saltando se allegó a Jesús. Tomando Jesús la palabra, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le respondió: Señor, que vea. Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista y le seguía por el camino.

9-580-204 “Fe”
11,1-6 Preparativos de la entrada triunfal en Jerusalén
11,1-6

Y cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y de Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos de los discípulos y les dijo: Id a la aldea que está enfrente, y al entrar en ella, encontraréis un pollino atado, sobre el que nadie montó aún; soltadlo y traedlo. Y si alguno os dijere: ¿Por qué hacéis esto?, decidle: El Señor tiene necesidad de él; y os lo va a devolver enseguida. Se fueron y encontraron el pollino atado a la puerta, fuera, en el cruce del camino, y lo soltaron. Algunos de los que allí estaban les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos les contestaron como Jesús les había dicho, y se lo permitieron.

9-590-291 “Jesús Red.”
11,7-11 Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
11,7-11

Llevaron el pollino a Jesús, y, echándole encima sus vestidos, montó en él. Muchos extendían sus mantos sobre el camino, otros cortaban follaje de los campos, y los que le precedían y le seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene de David, nuestro padre! ¡Hosanna en las alturas! * Jesús entró en Jerusalén y se fue al templo, y echando una mirada alrededor sobre todo, ya entrada la tarde, salió para Betania con los doce.

9-590-297 “Jesús Red.”
11,12-14 Maldición a la higuera estéril
11,12-14

Al día siguiente, al salir ellos de Betania, sintió hambre; y, viendo de lejos una higuera con hojas, se fue por si encontraba algo en ella, y, llegándose a ella, no halló más que hojas, porque no era tiempo de higos. Tomando la palabra, dijo: Que nunca jamás coma ya nadie fruto de ti. Los discípulos le oyeron.

9-592-319 “Jesús Red.”
11,15-19 Expulsión de los vendedores del templo
11,15-19

Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a expulsar a los que allí vendían y compraban, y derribó las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas; no permitía que nadie transportase objeto alguno por el templo, y los enseñaba y decía: ¿No está escrito: Mi casa será casa de oración * para todas las gentes? Pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones. * Llegó todo esto a oídos de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y buscaban cómo perderle; pero le temían, pues toda la muchedumbre estaba maravillada de su doctrina. Cuando se hizo tarde, salió de la ciudad.

9-590-297 “Jesús Red.”
11,20-26 La higuera estéril. Poder de la fe y de la oración.
Condición previa para orar: Perdonar
11,20-24

Pasando de madrugada, vieron que la higuera se había secado de raíz. Acordándose Pedro, le dijo: Rabí, mira: la higuera que maldijiste se ha secado. Jesús le respondió: Tened fe en Dios. En verdad os digo que si alguno dijere a este monte: Quítate y arrójate al mar, y no dudare en su corazón, sino que creyere que sucederá lo que dice, logrará lo que pide. Por eso os digo: Todo cuanto orando pidiereis, creed que lo recibiréis y se os dará.

9-594-330 “Jesús Red.”
11,25-26

Cuando os pongáis en pie a orar, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonadle primero para que vuestro Padre, que está de los cielos, os perdone a vosotros vuestros pecados. Porque si vosotros no perdonáis tampoco vuestro Padre, que está en los Cielos, os perdonará vuestras ofensas.

9-594-330 “Jesús Red.”
11,27-33 Origen del poder de Jesús y del bautismo de Juan
11,27-30

Llegaron de nuevo a Jerusalén, y, paseándose por el templo, se le acercaron los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dijeron: ¿Con qué poder haces tales cosas o quién te ha dado poder para hacerlas? Jesús les respondió: Voy a haceros también yo una pregunta, y, si me respondéis, os diré con qué poder hago tales cosas. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o era de los hombres? Respondedme.

9-592-320 “Jesús Red.”
11,31-33

Ellos comenzaron a pensar entre sí: Si decimos que del cielo, nos dirá: Pues ¿por qué no habéis creído en él? Si decimos que de los hombres, es de temer la gente, pues todos tienen a Juan por verdadero profeta. Y respondieron a Jesús: No sabemos. Díjoles Él a su vez: Pues tampoco yo os digo con qué poder hago estas cosas.

9-592-320 “Jesús Red.”
12,1-12 Parábola de los viñadores asesinos
12,1-5

Jesús se puso a hablarles en parábolas: Un hombre plantó una viña y la cercó de muro, y cavó un lagar, y edificó una torre, y la arrendó a unos viñadores, y se partió lejos. A su tiempo, envió a los viñadores un siervo para percibir de ellos la parte de los frutos de su viña y, agarrándole, le azotaron y le despidieron con las manos vacías. De nuevo les envió otro, y le hirieron en la cabeza y le ultrajaron. Envió otro, y a éste le dieron muerte; igualmente a muchos otros, de los cuales a unos los azotaron y a otros los mataron.

9-592-320 “Jesús Red.”
12,6-9

Le quedaba todavía uno, un hijo amado, y se lo envió también el último, diciéndose: Respetarán a mi hijo. Pero aquellos viñadores se dijeron para sí: Éste es el heredero. ¡Ea! Matémosle y será nuestra la heredad. Y asiéndole, le mataron y le arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y hará perecer a los viñadores y dará la viña a otros.

9-592-320 “Jesús Red.”
12,10-12

¿Y no habéis leído esta Escritura que dice: «La piedra que los constructores desecharon, ésa vino a ser cabeza de esquina. Del Señor viene esto y es admirable a nuestros ojos»? * Buscaban apoderarse de Él, pero temían a la gente, pues comprendieron que la parábola dicha por Jesús era para ellos, y dejándole, se fueron.

9-592-320 “Jesús Red.”
12,13-17 Tributo al César
12,13-17

Le enviaron algunos de los fariseos y herodianos para sorprenderle en alguna declaración. Llegados, le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero, que no te da cuidado de nadie, pues no tienes respetos humanos, sino que enseñas según verdad el camino de Dios: ¿Es lícito pagar el tributo al César o no? ¿Debemos pagar o no debemos pagar? Él, conociendo su hipocresía, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme un denario que lo vea. Se lo trajeron y les dijo: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Ellos dijeron: Del César. Jesús replicó: Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Y se admiraron de Él.

9-594-332 “Jesús Red.”
12,18-27 Saduceos y la resurrección de los muertos
12,18-25

Se le llegaron algunos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaban diciendo: Maestro, Moisés nos ha prescrito que, si el hermano de uno viniere a morir y dejare la mujer sin hijos, tome el hermano esa mujer y dé sucesión a su hermano.* Eran siete hermanos. El primero tomó mujer, pero al morir no dejó descendencia. La tomó el segundo, y murió sin dejar sucesión, e igual el tercero, y de los siete ninguno dejó sucesión. Después de todos murió la mujer. Cuando en la resurrección resuciten, ¿de quién será la mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer. Jesús les dijo: ¿No estáis equivocados por no entender las Escrituras ni el poder de Dios? Porque, cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dadas en matrimonio, sino que serán como ángeles en los cielos.

9-594-332 “Muerte/Res.”
12,26-27

Por lo que toca a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo habló Dios, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? * No es Dios de muertos, sino de vivos. Muy errados andáis.

9-594-332 “Muerte/Res.”
12,28-34 Mandamiento principal de la Ley
12,28-31

Se le acercó uno de los escribas que había escuchado la disputa, el cual, viendo cuán bien le había respondido, le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús contestó: El primer mandamiento es: «Escucha Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Mayor que éstos no hay mandamiento alguno.

9-596-339 “Dios/Reino”
12,32-33

El escriba le dijo: Maestro, has respondido bien. Con razón has dicho que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y que amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale mucho más que todos los holocaustos y sacrificios.

9-596-339 “Dios/Reino”
12,34-34

Viendo Jesús cuán atinadamente había respondido, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie se atrevió ya más a preguntarle.

9-596-339 “Dios/Reino”
12,35-37 La cuestión del origen del Mesías
12,35-37

Tomando Jesús la palabra, decía enseñando en el templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? David mismo, inspirado por el Espíritu Santo, ha dicho: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. * El mismo David le llama Señor, ¿de dónde, pues, viene que sea hijo suyo? Mucha gente le oía con agrado.

9-596-339 “Dios/Reino”
12,38-40 Guardaos de los escribas
12,38-40

También en su enseñanza les decía: Guardaos de los escribas que gustan de pasearse con amplias vestiduras y de ser saludados en las plazas, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, mientras devoran las casas de las viudas y simulan largas oraciones. Éstos tendrán un juicio muy severo.

9-596-345 “Jesús Red.”
12,41-44 El óbolo de la viuda
12,41-44

Estando sentado enfrente del gazofilacio, observaba cómo la multitud iba echando monedas en el tesoro, y muchos ricos echaban muchas. Llegándose una viuda pobre, echó dos leptos, que hacen un cuadrante, y llamando a los discípulos, les dijo: En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más que todos cuantos echan en el tesoro, pues todos echan de lo que les sobra, pero ésta de su indigencia ha echado cuanto tenía para vivir.

9-596-342 “Riqueza/Pobr.”
13,1-37 Destrucción de Jerusalén y Fin del mundo

Destrucción del templo

13,1-2

Al salir Él del templo, uno de los discípulos le dijo: Maestro, mira qué piedras y qué construcciones. Y Jesús les dijo: ¿Veis estas grandes construcciones? No quedará aquí piedra sobre piedra que no sea demolida.

9-596-367 “Fin Mundo”

La cuestión del fin

13,3-4

Habiéndose sentado en el monte de los Olivos, enfrente del templo, Pedro y Santiago, Juan y Andrés le preguntaban aparte: Dinos cuándo será esto y cual será la señal de que todo esto va a cumplirse.

9-596-367 “Fin Mundo”

Tiempos de angustia

13,5-8

Jesús comenzó a decirles: Mirad que nadie os induzca a error. Muchos vendrán en mi nombre y dirán: Yo soy el Mesías. Extraviarán a muchos. Cuando oyereis hablar de guerras y rumores de guerras, no os turbéis: es preciso que esto suceda; pero eso no es aún el fin. Porque se levantarán pueblo contra pueblo y reino contra reino; habrá terremotos por diversos lugares; habrá hambre: ése es el comienzo de los dolores.

9-596-367 “Fin Mundo”

Persecuciones contra el Evangelio

13,9-13

Os entregarán a los sanedrines, y en las sinagogas seréis azotados y compareceréis ante gobernadores y reyes por amor de mí para dar testimonio ante ellos. Antes, el Evangelio habrá de ser predicado a todas las naciones. Cuando os lleven para ser entregados, no os preocupéis de lo que habéis de hablar, porque en aquella hora se os dará qué habléis, pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu Santo. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres y les darán muerte, y seréis aborrecidos de todos por mi nombre. El que persevere hasta el fin, ése será salvo.

9-596-367 “Fin Mundo”

Desolación de Judea

13,14-18

Cuando veáis la abominable desolación instalada donde no debe —el que lee entienda—, entonces los que estén en Judea huyan a los montes. El que esté en el terrado no baje ni entre para tomar cosa alguna de su casa, y el que esté en el campo no vuelva atrás para recoger su manto. ¡Ay de aquellas que estén encintas y de las que críen en aquellos días! Orad para que no suceda esto en invierno.

9-596-367 “Fin Mundo”

Tribulación suprema

13,19-23

Pues serán aquellos días de tribulación tal cual no la hubo desde el principio de la creación hasta ahora, ni la habrá. Y si el Señor no acortara esos días nadie se salvaría. Pero Dios abreviará esos días por amor de los elegidos, que Él eligió. Entonces, si alguno, os dijere: He aquí o allí al Mesías, no le creáis. Porque se levantarán falsos mesías y falsos profetas que obrarán señales y prodigios para inducir a error, si fuere posible, aun a los elegidos. Pero vosotros estad sobre aviso; de antemano os he dicho todas las cosas.

9-596-367 “Fin Mundo”

La venida del Hijo del hombre

13,24-27

Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, se oscurecerá el sol, y la luna no dará su brillo y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos se conmoverán. Entonces verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad. Y enviará a sus ángeles y juntará a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

9-596-367 “Fin Mundo”

Parábola de la higuera

13,28-31

Aprended de la higuera la parábola. Cuando sus ramas están tiernas y echa hojas, conocéis que el estío está próximo. Así también vosotros, cuando veáis suceder estas cosas, entended que está próximo, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación antes que todas estas cosas sucedan. El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán.

9-596-367 “Fin Mundo”

Incertidumbre del día del fin: Velad

13,32-37

Cuanto a ese día o a esa hora, nadie la conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Estad alerta, velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo. Como el hombre que parte de viaje, al dejar su casa, encargó a sus siervos a cada uno su obra, y al portero le encargó que velase. Velad, pues, vosotros, porque no sabéis cuándo vendrá el amo de la casa, si por la tarde, si a medianoche, o al canto del gallo, o a la madrugada, no sea que, viniendo de repente, os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

9-596-367 “Fin Mundo”
14,1-2 Conspiración de los judíos
14,1-1

Faltaban dos días para la Pascua y los Ácimos, y buscaban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo apoderarse de Él con engaño y darle muerte.

9-588-277 “Jesús Red.”
14,2-2

Porque decían: Que no sea durante la fiesta, no vaya a alborotarse el pueblo.

9-588-277 “Jesús Red.”
14,3-9 Jesús es ungido en la cena de Betania
14,3-5

Hallándose en Betania, en casa de Simón el leproso, cuando estaba recostado a la mesa, vino una mujer trayendo un vaso de alabastro lleno de un ungüento de nardo auténtico de gran valor, y rompiendo el vaso de alabastro, se lo derramó sobre la cabeza. Había algunos que indignados se decían unos a otros: ¿Para qué se ha hecho este derroche de ungüento? Porque pudo venderse en más de trescientos denarios y darlo a los pobres. Y murmuraban de ella.

9-586-259 “Jesús Red.”
14,6-9

Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la molestáis? Una buena obra es la que ha hecho conmigo; porque pobres siempre los tenéis con vosotros, y cuando queráis podéis hacerles bien; pero a mí no siempre me tenéis. Ha hecho lo que ha podido, anticipándose a ungir mi cuerpo para la sepultura. En verdad os digo: dondequiera que se predique el Evangelio, en todo el mundo se hablará de lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.

9-586-259 “Jesús Red.”
14,10-11 Judas Iscariote con los jefes de los sacerdotes
14,10-11

Judas Iscariote, uno de los doce, se fue a los príncipes de los sacerdotes para entregárselo. Ellos, al oírle, se alegraron y prometieron darle dinero, y buscaba ocasión oportuna para entregarle.

9-588-277 “Jesús Red.”
14,12-16 Preparación de la Última Cena
14,12-16

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba la Pascua, dijéronle los discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos para que preparemos la Pascua y la comas? Envió a dos de sus discípulos y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre con un cántaro de agua; seguidle, y donde él entrare, decid al dueño: El Maestro dice: ¿Dónde está mi departamento, en que pueda comer la Pascua con mis discípulos? Él os mostrará una sala alta, grande, alfombrada, pronta. Allí haréis los preparativos para nosotros. Sus discípulos se fueron, y vinieron a la ciudad, y hallaron como les había él dicho, y prepararon la Pascua.

9-598-382 “Jesús Red.”
14,17-25 La Última Cena

Anuncio de la traición

14,17-21

Llegada la tarde, vino con los doce, y, recostados y comiendo, dijo Jesús: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará; uno que come conmigo. Comenzaron a entristecerse y a decirle uno en pos de otro: ¿Soy yo? Él les dijo: Uno de los doce, el que moja conmigo en el plato, pues el Hijo del hombre se va, según de Él está escrito; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido.

9-600-399
9-600-403
“Jesús Red.”
“Eucaristía”

Institución de la Eucaristía

14,22-25

Mientras comían, tomó pan, y bendiciéndolo, lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, éste es mi cuerpo. Tomando el cáliz, después de dar gracias, se lo entregó, y bebieron de él todos. Y les dijo: Ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.

9-600-399
9-600-403
“Jesús Red.”
“Eucaristía”
14,26-31 Predicción sobre la conducta de los discípulos
14,26-31

Dichos los himnos, salieron para el monte de los Olivos. Díjoles Jesús: Todos os escandalizaréis, porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas; * pero después de haber resucitado os precederé a Galilea. Mas Pedro le dijo: Aun cuando todos se escandalizaren, no yo. Jesús le respondió: En verdad te digo que tú hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres. Pero él más y más insistía: Aunque fuera preciso morir contigo, jamás te negaré. Otro tanto decían todos.

9-600-399 “Jesús Red.”
(14-15) PASIÓN-MUERTE DE JESUCRISTO
14,32-42 La agonía del Getsemaní
14,32-42

Llegaron a un lugar cuyo nombre era Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí mientras voy a orar. Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y angustia, y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte; permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que, si era posible, pasase de Él aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. Vino y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está pronto mas la carne es flaca. De nuevo se retiró y oró haciendo la misma súplica. Viniendo otra vez los encontró dormidos, porque estaban sus ojos pesados; y no sabían qué responderle. Llegó por tercera vez y les dijo: Dormid ya y descansad. Basta. Ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores. Levantaos; vamos. Ya se acerca el que ha de entregarme.

9-602-433 “Jesús Red.”
14,43-52 Prendimiento de Jesús
14,43-46

En aquel instante, cuando aún estaba Él hablando, llegó Judas, uno de los doce, y con él un tropel con espadas y garrotes, de parte de los escribas y de los ancianos. El traidor les había dado esta señal: A quien besare yo, ése es; prendedle y llevadlo a buen recaudo. Al instante llegó y se le acercó, diciendo: Rabí, y le besó. Ellos le echaron mano y se apoderaron de Él.

9-602-433 “Jesús Red.”
14,47-50

Pero uno de los presentes, sacando la espada, hirió a un siervo del pontífice y le quitó una oreja. Tomando la palabra Jesús, les dijo: ¿Como contra ladrón habéis salido con espadas y garrotes para prenderme? Todos los días estaba yo en medio de vosotros en el templo enseñando y no me prendisteis; en realidad, con esto se cumple lo que dicen las Escrituras. Y, abandonándole, huyeron todos.

9-602-433 “Jesús Red.”
14,51-52

Un cierto joven le seguía envuelto en una sábana sobre el cuerpo desnudo, y trataron apoderarse de él; mas él, dejó la sábana, huyó desnudo.

14,53-65 Jesús, procesado ante el sanedrín
14,53-59

Condujeron a Jesús al pontífice y se juntaron todos los príncipes de los sacerdotes, los ancianos y los escribas. Pedro le seguía de lejos, hasta entrar dentro del atrio del pontífice; y sentado con los servidores, se calentaba a la lumbre. Los príncipes de los sacerdotes, y todo el sanedrín, buscaban un testimonio contra Jesús para hacerle morir, y no lo hallaban. Porque muchos testificaban falsamente contra Él, pero no eran acordes sus testimonios. Algunos se levantaron a testificar contra Él, y decían: Nosotros le hemos oído decir: Yo destruiré este templo, hecho por mano de hombre, y en tres días levantaré otro que no será hecho por manos humanas. Ni aun así, sobre esto, era concorde su testimonio.

10-604-2 “Jesús Red.”
14,60-65

Levantándose en medio el pontífice, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué es esto que testifican contra ti? Él se callaba y no respondía palabra. De nuevo el pontífice le preguntó y dijo: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito? Jesús dijo: Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo. El pontífice, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece? Y todos contestaron ser reo de muerte. Comenzaron a escupirle y le cubrían el rostro y le abofeteaban, diciendo: Profetiza. Y los criados le daban bofetadas.

10-604-2 “Jesús Red.”
14,66-72 Las tres negaciones de Pedro
14,66-72

Estando Pedro abajo, en el atrio, llegó una de las siervas del pontífice, y viendo a Pedro a la lumbre, fijó en él sus ojos y le dijo: Tú también estabas con el Nazareno, con Jesús. Él negó, diciendo: Ni sé ni entiendo lo que tú dices. Salió fuera al vestíbulo y cantó el gallo. Pero la sierva, viéndole, comenzó de nuevo a decir a los presentes: Éste es de ellos. Él de nuevo negó, y, pasado un poco, otra vez los presentes decían a Pedro: Efectivamente, tú eres de ellos, porque eres galileo. Pero él se puso a maldecir y a jurar: No conozco a ese hombre que vosotros decís. Y al instante, por segunda vez cantó el gallo. Se acordó Pedro de la palabra que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres, y rompió a llorar.

10-604-2 “Jesús Red.”
15,1-20 Jesús procesado ante Pilatos
15,1-5

En cuanto amaneció celebraron consejo los príncipes de los sacerdotes con los ancianos y escribas y todo el sanedrín. Después de haber atado a Jesús, le llevaron y entregaron a Pilatos. Le preguntó Pilatos: ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús le respondió: Tú lo has dicho. E insistentemente le acusaban los príncipes de los sacerdotes. Pilatos de nuevo le interrogó diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan. Pero Jesús ya no respondió nada, de manera que Pilatos quedó maravillado.

10-604-2 “Jesús Red.”
15,6-14

Por la fiesta solía soltárseles un preso, el que pedían. Había uno llamado Barrabás, encarcelado con sediciosos que en una revuelta habían cometido un homicidio; la gente, pues, subió y comenzó a pedir la libertad de algún preso, como era costumbre. Pilatos les preguntó diciendo: ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos? Pues conocía que por envidia se lo habían entregado los príncipes de los sacerdotes. Pero los príncipes de los sacerdotes excitaban a la turba para que les soltase a Barrabás. Pilatos de nuevo preguntó, y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de este que llamáis rey de los judíos? Ellos otra vez gritaron: ¡Crucifícale! Pero Pilatos les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícale!

10-604-2 “Jesús Red.”

Azotado y condenado

15,15-15

Pilatos, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, le entregó para que le crucificasen.

10-604-2 “Jesús Red.”

Coronado de espinas y escarnecido

15,16-20

Los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la cohorte, y le vistieron una púrpura y le ciñeron una corona tejida de espinas, y comenzaron a saludarle: Salve, rey de los judíos. Y le herían en la cabeza con una caña y le escupían e, hincando la rodilla, le hacían reverencias. Después de haberse burlado de Él, le quitaron la púrpura y le vistieron sus propios vestidos y le sacaron para crucificarle.

10-604-2 “Jesús Red.”
15,21-21 Camino del Calvario
15,21-21

Y requirieron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, para que tomara la cruz.

10-608-53 “Jesús Red.”
15,22-36 Crucifixión
15,22-28

Le llevaron al lugar del Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera, y le dieron vino mirrado, pero no lo tomó. Le crucificaron y se repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos para saber lo que había de tomar cada uno. Era la hora de tercia cuando le crucificaron. El título de su causa estaba escrito: El Rey de los judíos. Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda, y se cumplió la escritura que dice: Fue contado entre malhechores. *

10-609-69 “Jesús Red.”
15,29-32

Los transeúntes le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: ¡Ah!, tú que destruías el templo de Dios y lo edificabas en tres días, sálvate bajando de la cruz. Igualmente los príncipes de los sacerdotes se mofaban entre sí con los escribas, diciendo: A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse. ¡El Mesías, el rey de Israel! Baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos. Y los que estaban con Él crucificados le ultrajaban.

10-609-69 “Jesús Red.”
15,33-36

Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y a la hora de nona gritó Jesús con voz fuerte: Eloí, Eloí, lama sabachtani. Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? * Algunos de los presentes, oyéndole, decían: Mirad, llama a Elías. Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se lo dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.

10-609-69 “Jesús Red.”
15,37-37 Muerte de Jesús
15,37-37

Jesús, dando una voz fuerte, expiró.

10-609-69 “Jesús Red.”
15,38-41 El duelo por Jesús
15,38-39

Y el velo del templo se partió en dos partes de arriba abajo. Viendo el centurión, que estaba frente a Él, de qué manera expiraba, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.

10-609-69 “Jesús Red.”
15,40-41

Había también unas mujeres que de lejos le miraban, entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, las cuales, cuando Él estaba en Galilea, le seguían y le servían, y otras muchas que habían subido con Él a Jerusalén.

10-609-69 “Jesús Red.”
15,42-45 Cuerpo de Jesús entregado a José de Arimatea
15,42-45

Llegada ya la tarde, porque era la Parasceve, es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, ilustre consejero (del sanedrín), el cual también esperaba el Reino de Dios, y se atrevió a presentarse a Pilatos para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilatos se maravilló de que ya hubiera muerto, y haciendo llamar al centurión, le preguntó si en verdad había muerto ya. Informado del centurión, dio el cuerpo a José.

10-609-69 “Jesús Red.”
15,46-47 Sepultura de Jesús
15,46-47

José de Arimatea compró una sábana, lo bajó, lo envolvió en la sábana y lo depositó en un sepulcro que estaba cavado en la peña, y volvió la piedra sobre la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía.

10-610-94 “Jesús Red.”
16,1-18 RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO 10-617-169 “Jesús Res.”
16,1-1 Las mujeres compran aromas
16,1-1

Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle.

10-619-175 “Jesús Res.”
16,2-8 Aparición del ángel a las mujeres
16,2-8

Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al sepulcro. Se decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Y mirando, vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. Entrando en el sepulcro, vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. Él les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron. Pero id a decir, a sus discípulos y a Pedro, que os precederá a Galilea; allí le veréis, como os ha dicho. Saliendo, huían del sepulcro, porque el temor y estupor se habían apoderado de ellas, y a nadie dijeron nada; tal era el miedo que tenían.

10-619-175 “Jesús Res.”
16,9-11 Aparición de Jesús a María Magdalena
16,9-11

Resucitado Jesús la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Ella fue quien lo anunció a los que habían vivido con Él, que estaban sumidos en la tristeza y el llanto; pero oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron.

10-619-175
10-619-175
“Jesús Res.”
“M. Magdalena”
16,12-13 Aparición a dos discípulos
16,12-13

Después de esto se mostró en otra forma a dos de ellos cuando iban al campo. Éstos volvieron a contárselo a los demás, pero tampoco les creyeron.

10-625-201 “Jesús Res.”
16,14-14 Aparición a los once, en el Cenáculo
16,14-14

Al fin se manifestó a los once, estando recostados a la mesa, y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por cuanto no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre los muertos.

10-629-226 “Jesús Res.”
16,15-18 Mandato misionero
16,15-15

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.

10-638-351 “Jesús Res.”
6,16-16

El que creyere y fuere bautizado, se salvará, mas el que no creyere se condenará.

 —  —
16,17-18

A los que creyeren les acompañarán estas señales: en mi nombre echarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, tomarán en las manos las serpientes, y si bebieren veneno, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.

10-631-253 “Jesús Res.”
16,19-20 Ascensión del Señor
16,19-19

El Señor Jesús, después de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos y está sentado a la diestra de Dios.

10-638-351 “Jesús Res.”
16,20-20

Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos el Señor y confirmando su palabra.

10-640-367 “Espíritu Sto.”

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.                         Citas bíblicas en el Evangelio de San Marcos

1,1-3: Mal. 3,1;  Is. 40,3.  4,10-12: Is. 6,9.  6,32-34:  Según la Obra valtortiana, cuando Jesús desembarcó, se encontró con mucha gente. Entre ellos, también, había un escriba con el que Jesús habló sobre la reencarnación, purgatorio y sobre la vida eterna. (Cfr. 4-272-288, episodio relatado en el tema “Muerte/Res.”).  7,1-7: Is. 29,13.   7,8-13:  Éx. 20,12; 21,17; Deut. 5,16; Lev. 20,9.   9,43-48: Is. 66,24.    9,49-50: Lev. 2,13. El fuego aquí es símbolo de purificación.   10,2-9: Deut. 24,1; Gén. 2,24.   11,7-11: Sal. 118,26.    11,15-19: Is. 56,7;  Jer. 7,11.   12,10-12: Sal. 118,22.   12,18-25: Deut. 25,5.   12,26-27: Éx. 3,6.   12,35-37: Sal. 110,1.   14,26-31:  Zac. 13,7.   15,22-28:  Is. 53,12.   15,33-36: Sal. 22,2.

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