María Valtorta y la Obra

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n. 1.- Breve introducción a la persona de María Valtorta.
Su vida terrena se puede dividir en dos grandes etapas: des­de su nacimiento hasta la parálisis de sus miembros inferiores, la cual abarca los primeros 37 años (primera etapa); y desde la parálisis (que la clavó en el lecho) hasta su muerte, que abraza los últi­mos 27 años y medio (segunda etapa).
Primera etapa (1897-1934). María Valtorta nació el 14 de marzo de 1897 en Caserta, en donde su padre (suboficial de caballería del ejército italiano) residía temporalmente. Al decir de los médicos, debería haber nacido muerta y para su madre (mujer culta pero dura. Su egoísmo y su mal genio le llevaron a oprimir al marido y a la hija con una severidad irracional y, a veces, hasta cruel) fue como si no hubiese nacido. A los 18 meses se trasladó con la familia a Faenza. Un año y me­dio después, en septiembre de 1901, pasó con la familia a Milán, en donde comenzó a frecuentar, siendo poco más de cuatro años, el asilo de las Monjas Ursulinas. Allí, dice ella, “encontré el rostro de Dios y su amor”, “…no me aparté ya más de Él”. (Autobio­grafía, p. 22 y 24).
-El 1° de mayo de 1909, a los 12 años, entró en el Colegio de las Monjas de S. Bartolomé Capitanio de Monza, siendo mostrada siempre a todos por «modelo».
-El 1° de marzo de 1913, la Valtorta, de dieciséis años, se trasladó con sus padres a Florencia, en donde continuó viviendo “poco más o menos como en el Colegio”. Por dos veces, en 1914 y 1919, su madre, con miras egoístas, desbarató, de un modo despiadado y brutal, un serio y decoroso noviazgo de la hija con dos magníficos jóvenes.
-Desde primeros de noviembre de 1917 hasta septiembre de 1920 prestó la Valtorta sus servicios con generosidad y abnegación entre las «Enfermeras Samaritanas» destinadas a los Hospitales de Guerra. Contrajo así mismo la «española» de un «modo violentísi­mo». Una vez recobrada, en septiembre de 1920, se trasladó a Reggio de Calabria como huésped de su primo Belfanti. Después de casi dos años, en 1922, retornó a Florencia. En la primavera de 1923 la Valtorta hizo la ofrenda a Dios de sí misma.
-En octubre de 1924, junto con sus padres, dejaba Florencia y se establecía definitivamente en Viareggio. Allí, el 28 de enero de 1925, siguiendo el ejemplo de Santa Teresa del Niño Jesús, se ofreció «Víctima» al Amor misericordioso, renovando después esta ofrenda diariamente.
-El 1° de julio de 1930 la Valtorta se ofreció «Víctima a la divina Justicia». Y la Justicia divina no la perdonó, lloviendo so­bre ella sufrimientos físicos y espirituales. Se intensificaron éstos de un modo tal que, a partir del 4 de enero de 1933, no pudo ya salir de casa y, desde el 1° de abril de 1934 hasta su muerte, (por espacio de 27 años y medio), se vio constreñida a permanecer en el lecho.
-El 24 de Mayo de 1935, se asumió a Marta Diciotti, una joven huérfana sin familia alguna, para que la asistiera. Marta habría de convertirse en su asistente y confidente por el resto de la vida. Solo un mes más tarde, el 30 de Junio, murió el padre, a quien María quería tanto que estuvo a punto de morir por el dolor. La madre, a quien siempre amó por deber natural y sentimiento sobrenatural, murió el 4 de octubre de 1943, sin haber dejado nunca de maltratar a la hija.

                                                                          

Maria Valtorta

 Segunda etapa (1934-1961). Se halla constituida por esos 27 años y me­dio durante los cuales diversas enfermedades la mantuvieron clava­da en el lecho, del modo como Jesús estuvo clavado en la Cruz. Precisamente a principios de 1943, cuando hacía ya nueve años que María Valtorta estaba paralizada y pensaba que había consumado todos los sacrificios posibles y que el final de su vida estaba cerca, el P. Romualdo M. Mi­gliorini, sacerdote perteneciente a la orden de los Siervos de María, que desde hacía algunos meses era su director espiritual, le pidió que escribiera sus memorias. Tras un momento de vacilación, consintió y con naturalidad, sentada en el lecho, en menos de dos meses llenó siete cuadernos escritos de su propio puño; dio así no solo prueba de gran talento de escritora sino de saber revelar su alma, confesándose sin secretos. Con fecha 25 de marzo de 1944, el Padre Migliorini la inscri­bió en la Orden Tercera de los Siervos de María. Por lo demás pertenecía ya a la Tercera Orden de San Francisco. Con permiso de la Autoridad eclesiástica era Terciaria, al mismo tiempo, de las dos Órdenes.
.  En esta segunda etapa es cuando florecieron las obras por ella escritas. Escribió sin interrupción desde 1943 hasta 1947, y con intermitencias en los años siguientes hasta 1951. Usaba los cuadernos que el Padre Migliorini le seguía proporcionando, en los cuales escribía fluidamente de su propio puño con una pluma estilográfica. Aun en las fases agudas de su enfermedad y, a veces, entre dolores atroces, no dictó nunca, para no ser reemplazada ni siquiera en el acto de escribir. Ella misma había fabricado una carpeta que apoyaba sobre sus rodillas, de modo que sirviera de soporte al cuaderno.
.  En la primavera de 1949, la Valtorta, completando sus ante­riores ofrendas, ofreció generosamente a Dios cuanto era “exclusi­vamente suyo y habíalo recibido de Dios: su inteligencia y el ver la Obra aprobada” (Carta del 18 de abril de 1949 a la Madre Te­resa de S. José, carmelita descalza). Dios admitió su ofrenda y así vio bloqueada la Obra y, a partir de 1956, le sobrevino un progre­sivo deterioro mental que duró hasta el momento de su muerte acaecida en la mañana del 12 de octubre de 1961 al tiempo en que el P. Inocencio M. Rovetti, Rector de la Tercera Orden de los Siervos de María, pronunció las palabras de la recomendación del alma: “Parte, alma cristiana, de este mundo”. Obedeció como siempre habíalo hecho y dejó la tierra por el Cielo.
Se advirtió que su mano derecha —con la que tantas cosas sublimes escribiera— a diferencia de la izquierda, se distinguía por el colorido, la flexibilidad y la belleza, pareciendo más de una persona viva que de un muerto.

n. 2.- Breve comentario acerca de la Obra escrita por María Valtorta.
2.-1. Durante ocho años tan sólo (desde 1943 a 1951), la Valtorta escribió no menos de quince mil páginas (en más de 120 cuader­nos) clavada como estaba en el lecho, sin consultar libro alguno de utilidad, en tiempo de guerra, evacuaciones, bombardeos y ca­restía; de corrida (sin esquema alguno preparado, sin una mala co­pia, sin corrección alguna y sin volver a leer siquiera cuanto había escrito). Hay descripciones de escenas (por ella redactadas de acuerdo con lo que veía y oía) y dictados (de Jesús y de María Santísima o de algún ángel: «Azarías»). Salta a la vista la diferencia de estilo entre las descripciones y los dictados. Nos encontramos ante un efecto (la Obra) que, al parecer, supera la causa (la Valtorta).
Suponen muchos volúmenes para ser compuestos en ocho años tan sólo y en las condiciones ya expuestas.
2.-2. María Valtorta presenta sus escritos como dictados, unos por su Ángel Custodio (Azarías), otros por el mismo Jesús, la Virgen María o el Espíritu Santo. ¿Qué pensar de tal aseveración?
.  Dadas la sublimidad, originalidad, exactitud y claridad de tantas enseñanzas, si no los dictó un ser sobrenatural, no hay duda de que un ser sobrenatural iluminó a la Escritora enferma, llevando a cabo una de aquellas misiones que la Teología católica atribuye de consuno a los siervos de Dios y anunciadores de los misterios y de la voluntad del Altísimo para los hombres. Sin embargo, a fin de respetar la convicción constante de María Valtorta, debemos distinguir entre Autor y Escritor:
a) Autor de su Obra sería un ser sobrenatural: el mismo Jesús, el Espíritu Santo, María Virgen o su Ángel de la Guarda («Azarías») quienes se lo habrían dictado.
b) Escritor, o mejor dicho, Escritora, es, por el contrario, María Valtorta, que vertió fielmente sobre el papel cuanto el Mensajero le comunicó.

n. 3.- Obras de María Valtorta.
. Su notable producción literaria está publicada, en el original italiano, en 16 volúmenes. De ellos, diez volúmenes encierran la Obra magna u Obra mayor y seis las obras menores.
a) La Obra magna, «El Evangelio como me ha sido revelado», traduce el título de la edición francesa, «L’Evangelie tel qu’il m’a eté revelé» y el de la tercera edición italiana, «L’Evangelo como mi é stato rivelato». Se compone de 10 volúmenes @ Centro Editoriale Valtorniano s.r.l. 1.999  Viale Piscicelli 89-91 03036 Isola del Liri­-Italia.
.  El precedente título, «El Hombre-Dios», correspondiente a la edición traducida por Juan Escobar, es la traducción simplificada del título «IL Poema dell’Uomo-Dio». Se compone de 11 volúmenes  @1989 Centro Editoriale Valtorniano s.r.l. 03036 Isola del Liri (FR) Italia. El título «IL Poema dell’Uomo-Dio», a pesar de no haber sido enunciado por María Valtorta, dio nombre a las dos primeras ediciones italianas.
Narra el nacimiento, y la infancia de María y de su Hijo Jesús, los tres años de la vida pública de Jesús, su pasión, muerte, resurrección y ascensión al Cielo, Pentecostés, los albores de la Iglesia y la asunción de María al Cielo. Y, expone, a través de la extensa narración de la vida terrenal de Cristo, toda la doctrina del cristianismo que la Iglesia católica nos retransmite. Los especialistas exentos de prejuicio la consideran una Obra irreprochable.
b) «Cuadernos de 1943»
c) «Cuadernos de 1944»
d) «Cuadernos de 1945/1950». Cierra su maravilloso contenido con un magistral comentario sobre el Apocalipsis de San Juan.
Los tres Cuadernos comprenden lecciones de una sublimidad admirable, de sabiduría eterna. Constituyen explicaciones doctrinales, normativas espirituales, profusión de visiones con descripciones de escenas del martirio de los primeros cristianos. Lecciones que, según el traductor de uno de los libros, componen un dechado de Suma Teología, tanto dogmática como ascética y mística.
e) Libro «Lecciones sobre la Epístola de San Pablo a los Romanos».
Versa, como su nombre lo indica, sobre la Epístola de San Pablo.
f) «Libro de Azarías».
Es un comentario a las Misas dominicales.
g) «Autobiografía»

. Pendientes de publicación: a) Comentarios sobre el Anti­guo y el Nuevo Testamento; b) Miscelánea Teológica (Pequeña Su­ma Teológica); c) Biografía de algunos santos; d) Elementos perso­nales y autobiográficos.

n. 4.- Atormentada historia en la publicación de la Obra magna «El Poema del Hombre-Dios».
4.-1. Permiso del Papa Pío XII. El Santo Oficio.
María Valtorta, fiel a Cristo y a su Iglesia, estuvo en total obediencia a las leyes y reglas de la Iglesia Católica. Nada debía ser impreso sin aprobación eclesiástica. A pesar de esta insistencia, su director espiritual, Padre Romualdo Migliorini y el primer editor de sus escritos, Michael Pisani, empezaron a divulgar fragmentos de los escritos. Posteriormente, tres Padres de la Orden de los Siervos de María —el mismo Padre Romualdo Migliorini, el Padre Conrado Berti, junto con su prior, el padre Andrea Citecchin—, utilizan sus contactos para presentar el manuscrito directamente al Papa Pío XII. En el Vaticano, entre los impresionados por la Obra fue el confesor del Papa Augustín Bea (luego cardenal), quien más tarde escribió que él encontró el trabajo «no sólo interesante y agradable,  pero la verdad es edificante».
.   
El Padre Berti presentó la primera copia de la obra a Pío XII, quien, poco después de abril de 1947 y el 26 de febrero 1948, recibió a los tres sacerdotes en audiencia. Esta audiencia papal se incluyó al día siguiente en  L’Osservatore Romano, el periódico del Vaticano.
.   En la reunión, el Papa Pío XII habría dicho a los tres sacerdotes: “Publicar esta obra tal como está. No hay necesidad de emitir una opinión sobre su origen, de si puede ser extraordinario o no. Quien lo lea, lo entenderá. Se habla de muchas visiones y revelaciones. No voy a decir que son todas auténticas, pero hay algunas de las cuales se podría decir que son”.
.   El Padre Berti, a continuación, firmó una declaración jurada en este sentido, al igual que los otros dos testigos, con el testimonio escrito. Los tres sacerdotes habían entendido esto como el permiso para publicar:  un papal imprimatur.
.   En 1948, con la autorización de la autora y del ordinario del lugar, —necesario para la publicación de los libros— se ofreció la obra para su publicación en la Oficina de Impresión del Vaticano. Sin embargo, no la publicó.
Mientras que Pío XII estaba vivo, el Santo Oficio no anunció una posición oficial sobre el manuscrito. Cuando Pío XII murió en 1958, su recién nombrado sucesor el Papa Juan XXIII, al asumir el cargo, firmó en 1959 una decisión tomada por el Santo Oficio (entonces presidido por el cardenal Alfredo Ottaviani) para colocar el libro en el Índice de libros prohibidos, junto con un número de otras obras, como las de la hermana Faustina Kowalska, que después fue declarado santa, y cuyos escritos se cotizan ahora por el Vaticano.

4.-2. Controversia.
Los partidarios de María Valtorta sostienen que, de acuerdo al derecho canónico, el Romano Pontífice tiene poder absoluto sobre toda la Iglesia, por lo tanto, la aprobación inicial dada por el Papa Pío XII anula cualquier decisión ulterior tomada por el Santo Oficio. Los detractores argumentan que el mismo derecho canónico cabe aplicarse a la acción del Papa Juan XXIII cuando firmó la orden para colocar la Obra en el Índice. Sin embargo, en 1963 el Papa Pablo VI sucedió a Juan XXIII, y se suprimirá el Índice completo en 1965. (A través del testimonio de su secretario Monseñor Pea Qua, conocemos el aprecio que mostró Pablo VI, siendo Arzobispo de Milán, por esta Obra al encomendar el envío de la misma al Seminario Diocesano). Los seguidores de Valtorta argumentan que este efecto de la supresión del Índice había anulado la inclusión de 1959, ya que el Índice ya no existía después de 1965. Aquellos que se oponen al libro consideran que la abolición del Índice no revierte la opinión de la Iglesia sobre la Obra. Y claro en el índice de libros prohibidos hay cosas gravísimas, por ejemplo, los libros de Voltaire y toda la filosofía racionalista anticristiana que tanto se ensañó con la Iglesia, y ahí teníamos a la pobre María Valtorta emparentada con Voltaire y los suyos, por obra y gracia de dos funcionarios del santo Oficio, que se mencionan más abajo. Y claro, si se decía que una obra puesta en el Índice pues no era tan mala, eso podía quitar crédito a todo el Indice, así se decidió dejar las cosas como estaban. Específicamente el entonces cardenal Joseph Ratzinger (luego Papa Benedicto XVI), en calidad de jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, consultado sobre la cuestión de la Obra de María Valtorta y del valor del Índice, una vez cancelado, en declaraciones a una revista poco conocida, no podía menos que afirmar el valor moral de la condena del Índice, como un todo general, sin entrar en los detalles de lo que había pasado con el Poema del Hombre Dios.

4.-3. En cuanto al motivo de la prohibición.
  La prohibición que existió no fue por motivo de herejía o errores en los escritos sino por considerarse que fueron publicados en desobediencia, según lo explica L, Observatore Romano de ese mismo día. Esta desobediencia se refería a que en 1959 el Santo Oficio (Monseñor Giovanni Pepe y el Padre Berruti, O. P.) había prohibido su publicación. El Santo Oficio, sin embargo, pasaba por alto que en 26 Febrero de 1948 el Papa Pío XII, que había recibido en audiencia al Padre Conrado Berti, había dicho literalmente: “Publica este trabajo tal como está; quien lo lea comprenderá” y añadió: “Uno oye hablar de tantas visiones y revelaciones. Yo no digo que sean todas verdad; pero algunas pueden ser verdad”.
.  Y esto es finalmente lo que ocurre: que, el que entiende, ni mucho menos deja de leer el Evangelio, sino que tiene el Evangelio en toda su integridad, es decir, por medio de  esta Obra “se pone a nuestra luz, católicos modernos, cuya fe en las Escrituras está siendo combatida por la sobreexégesis simbolista y racionalista, el retablo completo de la vida de Jesús en el tiempo”.

4.-4. Publicación.
  «El Poema del Hombre-Dios», que dio nombre a las dos primeras ediciones italianas, o «El Hombre-Dios», como es su título en la actual traducción al inglés o «El Evangelio como me ha sido revelado», título que da nombre a la edición francesa y a la tercera edición italiana (hoy está en la 4ª edición), fue finalmente publicado en varios volúmenes de libros y desde entonces ha sido traducido a muchos otros idiomas y recibió el visto bueno y aprobación de teólogos y especialistas, y de varios obispos católicos de todo el mundo, y de Cardenales. (Entre otros, los vistos buenos y testimonios de personalidades muy competentes como los citados  más arriba).
.  El Cardenal Ratzinger, en cartas privadas, ha reconocido que la Obra está libre de errores en doctrina y moral. La Conferencia de Obispos Italianos, ha reconocido lo mismo en la correspondencia con el actual editor, Dr. Emilio Pisani.

4.-5.  Nihil Obstat e Imprimatur.
.  El Obispo de Malayalam, India, Mon. Sooser Pakian concedió el Imprimatur, al «Poema del Hombre-Dios» el 17 de Marzo de 1993.
. En Febrero del 2002, el Obispo Roman Danylak aprobó y recomendó «El Poema del Hombre-Dios» de  Valtorta, dándole el Nihil obstat y el Imprimatur. Mon. Danylak defiende las obras de Valtorta y dice:
  “El Nihil obstat y el Imprimatur, con los que la Iglesia Católica respalda los libros religiosos, era y es una prueba de la ortodoxia de la doctrina que se le otorga a un libro. Esta autorización no necesariamente transmite las opiniones y convicciones personales, tanto del delegado sacerdote/teólogo censor, quien da su Nihil Obstat, o del obispo, que concede el permiso para imprimir el libro. Es una garantía de que no hay nada contra la Fe Cristiana Católica y la Doctrina Moral. Esta práctica ha servido bien a las necesidades de los fieles. Sin embargo, ha habido abusos en la historia pasada. Hemos oído historias de eclesiásticos católicos (obispos, sacerdotes y teólogos) quienes prohibieron libros, incluso acusaron de herejía a hombres y mujeres, quienes fueron quemados en la hoguera. Tenemos los ejemplos de Santa Juana de Arco y Savonarola, los cuales fueron quemados en la hoguera por cargos de herejía. Igualmente hay ejemplos de la Inquisición española. Otros dos santos, teólogos y místicos: santo Tomás de Aquino y el santo padre Pío de Pietrelcina, fueron acosados por sus superiores eclesiásticos, con acusaciones de herejía (el primero) y de histeria (el segundo). Al final, la Iglesia los reconoció santos… El tema central éste: ¿Hay algo contra la fe y la moral en sus escritos? De mala gana, todos sus críticos han reconocido que no hay nada contrario a la fe y a la moral. A pesar de todo, ostentándose como católicos, algunos teólogos, sacerdotes, sitios de la Web, periódicos y hasta programa de radio, insisten en desenterrar el viejo esqueleto de la original condena de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1959. No solamente es una mala erudición: francamente es inmoral y pecaminoso continuar levantando dedos acusadores contra este regalo del cielo a la fiel servidora de Dios y alma víctima: María Valtorta. Valtorta es una de las manifestaciones más extraordinarias del carisma profético en nuestros tiempos. Muchos consideran que es una de las místicas más grandes en la historia de la Iglesia”.                                     

n. 5.-  Personas relacionadas con María Valtorta.
5.-1. Algunos nombres del entorno de María Valtorta.
* José Valtorta.- Padre de María Valtorta, Suboficial de Caballería de Ejército italiano, que nació en Mantua el año 1862 y murió en Viareggio el 30 de Junio de 1935. María Valtorta no pudo asistir a la muerte de su padre debido a la enfermedad que la tenía recluida.
* Iside Fioravanzi.– Madre de María Valtorta. Nacida en Cremona el año 1861. Fue profesora de Francés antes de casarse en el año 1893 con el suboficial de caballería José Valtorta. De carácter autoritario, fue siempre muy adusta con su dócil marido y con María, su única hija.  Muere en Viareggio el 4 de Octubre de 1943.
* José Belfanti.- Primo de la madre de María Valtorta. Padre de Paula. Ana, llamada Titina, fue su segunda mujer. A causa de la guerra se trasladó con su familia de Reggio de Calabria a Viareggio en donde permaneció con María Valtorta desde Junio de 1943 a noviembre de 1944. Era dado a practicas espiritistas. Paula Belfanti, actualmente es viuda y abuela, reside en Milán.
* Marta  Diciotti.– Nació en Lucca el año 1910 y vivió al lado de María Valtorta a la que asistió con amor desde el año 1935 hasta la muerte de la misma acaecida el 12 de Octubre de 1961. Actualmente guarda sus memorias en su casa de Viareggio.

5.-2. Sacerdotes que tuvieron relación con María Valtorta o con su Obra.
* Padre Romualdo M. Migliorini.- A él se refiere María Valtorta con mucha frecuencia en sus escritos. Nacido en Volegno (Lucca) el año 1884, ingresó en la Orden de los Siervos de María en 1900, siendo ordenado sacerdote en 1908. Hasta 1911 ejerció su sagrado ministerio en Italia; después fue párroco en Canadá; de aquí pasó a las misiones de Sud-África en donde llegó a superior regular y perfecto apostólico. De vuelta a Italia el año 1939, fue prior del Convento de S. Andrés en Viareggio dedicándose a un apostolado infatigable, sobre todo durante y después del transcurso de la guerra. Hacia 1942 se dedicó a visitar a  la enferma María Valtorta y de ahí llegó a ser director espiritual y testigo de sus escritos que con celo transcribía a máquina arriesgándose en su primera difusión. Ahora bien, en 1946 hubo de retirarse a Roma en donde confió a su hermano en religión P. Conrado M. Berti la existencia de María Valtorta. Fue, pues, director espiritual de María Valtorta desde el año 1942 a 1946. Cada vez más enfermo acabó sus días en Carsoli  (L, Aquila) el año 1952.
Refiere Marta Diciotti que el primer dictado fue recibido por María Valtorta, a mediodía del Viernes Santo, el 23 de Abril de 1943. Y que María, sorprendida, le confió lo sucedido y le pidió que fuese  a buscar al Padre Migliorini. Marta salió de casa alegando cualquier pretexto a fin de no despertar curiosidad en la madre de María que era mujer muy autoritaria y no inclinada a cosas de religión. El Padre Migliorini vino inmediatamente y estuvo en confidente coloquio con la enferma.
* Padre Conrado M. Berti.- Profesor de Dogmática y de Teología Sacramental, consultor en el Concilio Vaticano II, fallecido el año 1980, el cual habría de tener una parte importante en el cuidado de los escritos de María Valtorta. El padre Berti supervisó la segunda edición crítica en italiano de «El Hombre-Dios». Al Padre Conrado débense las sabias y bien escritas notas teológicas, bíblicas, patrísticas que enriquecen esta Obra.

n. 6.- Datos a tener presente en toda la Obra de María Valtorta. 
6.-1. Las fechas muestran que el orden de la redacción de los episodios o capítulos, narrados en la Obra magna «El Evangelio como me ha sido revelado» («El hombre-Dios»), no sigue siempre un orden cronológico. Ello se verifica con frecuencia en el ciclo inicial de la Vida oculta y en los ciclos finales de la Pasión y Glorificación, mientras que se da escasamente en el amplio ciclo central de los tres años de Vida pública, y en el ciclo sucesivo de la Preparación de la Pasión. La razón da el mismo Jesús a María Valtorta: “Podríamos haber dado todo junto, pero la Providencia juzgó que así estaba bien… Pero no solo la Providencia, alma mía, sino también hay en ello una razón de bondad. En efecto, ¿cómo te hubieran sido posible, en el actual estado de postración en que te hallas, ver u oír ciertas visiones o ciertos dictados? Te habrían lesionado en tal modo que te habrían incapacitado para tu misión de «portavoz». Por eso, los hemos dado antes, evitando así quebrarte el corazón con palabras y visiones demasiado acordes con tu sufrir, que te habrían agudizado hasta portarlo al espasmo”.
Sin embargo, a pesar de la ocasional discontinuidad en la redacción y, sobre todo, a pesar de la falta de esquemas preparatorios —mentales o escritos— la Obra magna presenta desde el principio hasta el final una estructura perfectamente orgánica.

6.-2. «Mi pequeño Juan». Vaya para toda la Obra la advertencia de que María Valtorta es llamada con frecuencia «pequeño Juan» o como «Juanito», por la similitud en su espiritualidad y misión con el gran Juan, apóstol y evangelista. Es para Jesús un pequeño Juan evangelista. También es llamada «Violeta de la Cruz» y «María de la Cruz».

6.-3.  Nota sobre los 8 meses de evacuación.
El año 1944 estuvo marcado por ocho meses de evacuación que obligó a María Valtorta a dejar su casa de Viareggio para refugiarse en S. Andrés de Cómpito, barrio del Municipio de Campannori en la provincia de Lucca. En la presente nota reunimos las noticias que pueden resultar útiles para comprender las referencias a hechos y personas de aquel período de tiempo: de abril a diciembre de 1944, en los correspondientes escritos. Ya desde el 19 de Julio de 1943 estaban hospedados en la casa de Valtorta de Viareggio, como evacuados de Reggio Calabria, los parientes Belfanti: José, primo de la madre de María Valtorta; su hija Paula y Ana, por sobrenombre Anita, segunda esposa de José, madrastra de Paula. A éstos se añadió una tarde del otoño de 1943, el joven Luis, al que decían Luisito, hijo de José, hermano de Paula, que vino huyendo de los alemanes en busca de refugio seguro. Fue entonces cuando por primera vez, se pensó en S. Andrés de Cómpito, en donde Marta Diccioti tenía algunos conocidos y a donde marchó el joven  Luisito que estuvo allí hasta marzo de 1944 en que tuvo la oportunidad de que le llevasen hasta Roma, como primera etapa de su retorno a Reggio Calabria. ■ El 10 de Abril de 1944 se presentó en la casa de Valtorta una persona amiga para avisarles reservadamente que iba a decretarse la evacuación obligatoria de los habitantes de Viareggio para finales de mes. Cuando, pasados algunos días, tuvo la noticia confirmación oficial, tanto María Valtorta como Marta Diciotti y los tres de la familia Belfanti estaban ocupándose ya de los preparativos del traslado a S. Andrés tras la experiencia precedente. Por motivos de conveniencia había sido descartada Camaiore, localidad que María habría preferido. El 24 de Abril de 1944, a eso de las 15,30 partía María en un viejo «Balilla» alquilado, no habiendo querido aventurarse a solicitar una ambulancia del mando alemán. La enferma iba mejor acomodada en el asiento posterior del coche, yendo sentada Paula a su lado. Les acompañaba, sentado al lado del chofer, el Padre Migliorini que portaba consigo el óleo santo de la extremaunción. A la par que ellos marchaba también Ana, por sobrenombre Anita, la cual iba en el camión que transportaba el mobiliario de la casa Valtorta. Marta y José, a su vez, salieron cinco días después, yendo en tren hasta Tassignano y de allí, a pie, hasta S. Andrés de Cómpito, en donde el grupo familiar, junto con la perrita Toi y la jaula de los pajaritos, quedó instalado en casa de los esposos Séptimo y Leonor. ■ El Padre Migliorini, que retornó el 25 de Abril volviendo a su convento de Viareggio, vendría alguna vez a S. Andrés de Cómpito durante aquellos ocho meses para visitar a su dirigida, a la que con frecuencia llevaba la Santa Comunión el párroco del lugar Don Narciso Fava. María recibió así mismo las visitas del Padre Pennoni (de Viareggio), del Padre Fantoni (de Lucca, portador de noticias del P. Migliorini), de sor Gabriela, estigmatizada (de Camaiore), aparte de personas que se encontraban entre los evacuados: amigos de Viareggio (como los Lucarini) o nuevos conocidos. ■En S. Andrés de Cómpito, entre ocultas manifestaciones y sufrimientos de todo género que los escritos aquí publicados dan a entender, la enferma María Valtorta continuaba su misión que comenzaba a enriquecerse con fragmentos de la magna Obra sobre el Evangelio. Por necesidades apremiantes, Marta Diciotti se trasladaba de vez  en cuando a Lucca en una especie de diligencia o tal vez a pie. El 24 de Septiembre de 1944 hizo una primera escapada a Viareggio en compañía de Enzo Lucarini, tornando de allí a primeros de Octubre o noviembre trayendo noticias sobre el estado de la casa y los daños de la guerra. El 10 de Noviembre de 1944 pudieron retornar José, Ana, y Paula Belfanti que emprendieron el azaroso viaje de vuelta a Reggio Calabria. ■ El 21 de Diciembre de 1944, una carta del padre Migliorini, llevada por su hermano religioso P. Fantoni, le avisaba de que había sido ya autorizado el tan suspirado retorno a casa, retorno que, efectivamente, pudieron realizar dos días después, el 23 de Diciembre, María y Marta, en medio de variadas peripecias, con una ambulancia que afortunadamente pudieron conseguir, yendo precedidas del camión cargado con parte de sus enseres. El padre Migliorini estaba esperándolas en Viareggio.

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