Testimonios sobre la Obra de María Valtorta

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Testimonios sobre la Obra de María Valtorta A) De los hombres B) Del Señor

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A) Testimonio de los hombres
Testimonio de teólogos, científicos, personalidades eclesiásticas y laicas.
El valor trascendente de la Obra de María Valtorta está avalado por el testimonio numeroso de teólogos, científicos, personalidades eclesiásticas.

 1.-  Alejandro Roschini.
Cabe destacar a este notabilísimo teólogo mariano. Alejando Roschini, nacido el 1900 en Italia, tomó el nombre de Gabriel María al ingresar, jovencito, en la Orden de los Siervos de María. Sacerdote en 1924, Doctor en Filosofía y Maestro en Sagrada Escritura, consagró por entero su vida a Ntra. Señora, a la que amó con piedad profunda e ilustró con su predicación y enseñanza ininterrumpidas por espacio de medio siglo con estudios Mariológicos fundamentales y numerosas publicaciones.
.  Este teólogo conoció e, incluso, visitó a María Valtorta. Por mediación de un hermano de la Congregación, director espiritual de la enferma, vio superficialmente la Obra escrita por la misma, no atribuyéndole importancia alguna y despreciándola incluso. Mas, una vez fallecida María Valtorta y estudiada a fondo su producción literaria, el impacto que recibió fue tal que se lanzó a escribir el valiosísimo libro «Nuestra Señora en los Escritos de María Valtorta», en el que, con textos extraídos de los escritos de María Valtorta, proclama y prueba las excelsas prerrogativas de nuestra Madre del Cielo. Y en un acto de sincera y profunda humildad, no solo se arrepiente de su desconsideración primera sino que declara:

“Hace ya medio siglo que me ocupo de Mariología: estudiando, enseñando, predicando y escribiendo. Hube, por tanto, de leer innumerables escritos marianos de todo género: una verdadera «Biblioteca Mariana».
.  Con todo, me creo en la obligación de confesar candorosamente que la Mariología resultante de los escritos, editados y por editar, de María Valtorta ha constituido para mí una auténtica revelación. Ningún otro escritor mariano y ni aún la totalidad de los escritos marianos, por mí leídos y estudiados, fueron capaces de darme de la Obra Maestra de Dios, María, una idea tan clara, tan viva, tan cabal, tan luminosa y fascinante: a la vez sencilla y sublime.
Entre la «Madonna» presentada por mí y por mis colegas (los Mariólogos) y la presentada por María Valtorta, paréceme encontrar la misma diferencia que existe entre una «Madonna» más o menos aproximada y otra completa en todas sus partes y bajo todos los aspectos.
.  Por un motivo tan fundamental como éste, al exponer la Mariología de los escritos valtornianos, he preferido que hable, casi de continuo, la propia Valtorta, limitando mi labor a coordinar cuanto ella escribió, en diversos textos, de un modo insuperable. En lo que otros vean tal vez un defecto en este mi modo de obrar, yo, en cambio, lo reputo un mérito. 

.  Por lo demás, está bien que se sepa que yo no he sido un fácil admirador de la Valtorta. En efecto, también yo me conté, en un tiempo, entre quienes, sin un adecuado conocimiento de sus escritos, dibujé una sonrisita de desconfianza para los mismos. Mas, una vez leídos y ponderados, hube —como tantos otros— de reconocer lealmente que me mostré inconsiderado en exceso y así debo concluir: «Quien quiera conocer a la ‘Madonna’ (una ‘Madonna’ en perfecta sintonía con el Magisterio eclesiástico y, en particular, con el Concilio Vaticano II, con la Sagrada Escritura y la Tradición eclesiástica) lea la Mariología de la Valtorta». 
A quien, por tanto, pretendiese ver en esta mi aseveración uno de esos hiperbólicos «slogan» publicitarios, no tengo que darle sino una única respuesta:  «¡Lea y juzgue después!»”.
Roma 1973
Gabriel M. Roschini  O.S.M.
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2.- Tomado del libro en italiano: “Tú sabes que  te amo”. «Es obra querida por la Sabiduría y Providencia divinas para los tiempos nuevos».
.  Es de destacar también —al estar destinada esta Obra principalmente a los  sacerdotes— el testimonio que da de la misma el libro:

.                                              “TU SABES QUE  TE AMO”
.          Confidencias de Jesús a un Sacerdote (al Arzobispo Ottavio Michelini).

 El 19 de Septiembre de 1975 Jesús le dice:
“No temas, pues aquí estoy para guiarte. ¡Adelante! No retrocedas ni estés preocupado. Han rechazado mi Evangelio y distorsionado mi Verdad. No han dado crédito a las almas víctimas a las que he hablado poniendo en sus palabras el sello de mi gracia. A todo han opuesto resistencia.
.  A María Valtorta, alma víctima, dicté una Obra maravillosa de la que soy autor. Tú mismo has advertido la reacción furiosa de Satanás contra ella, lo mismo que la resistencia de muchos sacerdotes a esta Obra que, si se leyera, o mejor, si se estudiara y meditara, podría reportar un bien grandísimo a muchísimas almas. Ella constituye una fuente de seria y sólida cultura.
.   Mas a esta Obra, a la que le está reservado un éxito grande en la Iglesia regenerada, se prefiere la inmundicia de tantas revistas y libros de teólogos presuntuosos.
Te bendigo como siempre. Sigue queriéndome”.

El 22 de Enero de 1976 Jesús le dice:
“Entre estos sacerdotes, está X. Me es querido por su deseo de perfección, y también por su amor por aquella Obra maravillosa que el mundo ignora, que los soberbios rechazan y que los humildes aman: el «Poema del Hombre-Dios».
.   Es obra querida por la Sabiduría y Providencia divinas para los tiempos nuevos; es fuente de agua viva y pura.
Soy Yo, la Palabra viviente y eterna, que me he dado nuevamente en alimento a las almas que amo. Yo soy Luz, y la luz no se confunde y mucho menos se funde con las tinieblas. Donde Yo entro, las tinieblas se disuelven para dar lugar a la luz.
Donde no hay vida hay muerte, y la muerte es podredumbre. Hay una podredumbre espiritual no menos nauseabunda que la putrefacción orgánica de los cuerpos en descomposición. Yo, Verdad y Vida, Agua viva y Luz del mundo, ¿cómo podría morar en almas corrompidas por las concupiscencias de la carne y del espíritu?
También esto, hijo, prueba que quien no ha sentido en el «Poema» el sabor de lo divino, el perfume de lo sobrenatural, tiene el alma obstruida y oscurecida.
Hay obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas que una vez más todavía alegan esa prudencia, para ellos causa de tantas imprudencias. Se refugian dentro, y no saben que están dentro del fortín del demonio. La prudencia es virtud, y la virtud no tiene náusea de lo Divino.
Hijo mío, ¡qué bajo hemos llegado! Que sepa Don X… que cada vez que ha releído el «Poema del Hombre-Dios» me ha dado alegría por todos aquellos que me han negado esa alegría”.

3.- Su Santidad el Papa Pío XII, 26 de Febrero 1948 (Observatore Romano).
El Papa Pío XII, en una audiencia que concedió al Padre Migliorini y al Padre Gabriel M. Roschini O. S. M. el 26 de Febrero de 1948, con sabia, prudente y plena autoridad, le sugirió:
. “Publíquese esta Obra («El Poema del Hombre-Dios») (1) tal como está. No es necesario dar ninguna opinión acerca de su origen o de si puede ser extraordinario o no. Quien la lea, entenderá. Actualmente oímos hablar de muchas visiones y revelaciones. No estoy diciendo que todas ellas sean verdaderas, pero hay algunas que sí son auténticas”.
1 Nota :  1º.- El título «El Poema del Hombre-Dios» dio nombre a la primera edición de la Obra magna: se compone de 5 volúmenes.  2º.- El título «El Hombre-Dios», correspondiente a la edición traducida por Juan Escobar –es la traducción simplificada del título «El Poema del Hombre-Dios»– dio nombre a la segunda edición. Se compone de 11 volúmenes. 3º.- El título «El Evangelio como me ha sido revelado», correspondiente a la edición traducida por Alberto Giralda Cid, dio nombre a la tercera edición. Se compone de 10 volúmenes.

4-. Monseñor Pea Qua La Macchi, secretario personal del papa Pablo  VI, a Fr. C. M. Berti O. S. M. en unas declaraciones efectuadas dentro de una larga entrevista de una hora de duración (1963):
. “Cuando su Santidad Pablo VI era Arzobispo de Milán, leyó uno de los volúmenes de «El Poema del Hombre-Dios». Me dijo lo mucho que lo apreciaba y me encomendó que la Obra entera se enviara a la Biblioteca del Seminario Diocesano”.

5.- San Pío de Pietrelcina, «Padre Pío», un gran santo al que Dios concedió tantos dones y gracias —milagros, conversiones, confesiones de millares de almas arrastradas por su ejemplo y su infatigable labor espiritual— ante la pregunta de una hija espiritual: “Padre ¿oyó hablar de estos nuevos libros de María Valtorta? ¿Me aconseja leerlos?”, le contestó: “No te lo aconsejo, más, te lo ordeno”. 

6.- Testimonio desde la ciencia sobre «El Poema del Hombre-Dios»
Dr. Vittorio Tredeci
, geólogo y mineralogista, Italia (1952):
. “Quiero subrayar la precisión inexplicable del conocimiento del autor en cuanto a Palestina en sus aspectos panorámicos, topográficos, geológicos y mineralógicos”.

7.- Testimonio desde la historia sobre «El Poema del Hombre-Dios»
Jean Aulagnier, reconocido especialista en calendarios de la antigüedad escribió en 1995 un libro sobre la obra de Valtorta:
. “Habiendo establecido una cronología científica de todos los eventos y ocurrencias en la obra de María Valtorta, yo solo puedo decir que continúa siendo inexplicable de otra forma fuera de intervención divina”. 

8.- Testimonios desde la teología y la Biblia sobre «El Poema del Hombre-Dios»
Arzobispo Alfonso Carinci, Secretario de la Congregación de Ritos Sagrados (1946):
. “No hay nada en ella contrario al Evangelio. Más bien, esta Obra es un buen complemento al Evangelio y contribuye a una mejor comprensión de su significado”.

9.- Padre Agostino Bea S. J., rector del Instituto bíblico y consejero del Santo oficio 1952 (después fue cardenal), director espiritual de Pío XII:
. “He leído en manuscrito mecanografiado muchos de los libros escritos por María Valtorta… En cuanto a exégesis, no encontré ningún error en las partes que yo examiné”.

 10.- Padre Gabriele M. Allegra, misionero franciscano y estudioso de la Biblia, reconocido traductor de la Biblia al Chino, Macao/Hong-Kong (1970) que ha sido proclamado «venerable» en nuestro tiempo y «beato» recientemente, exactamente el 29 de Septiembre de 2012, escribió en 1968 a propósito de esta Obra:
. “Esta Obra maestra de la literatura religiosa italiana, o quizás sea más justo decir, de la literatura cristiana mundial, está expresada a través de dones naturales unidos en armónica conjunción a dones místicos…  El dedo de Dios está aquí.
. En cuanto a justificación teológica para un libro tan convincente, tan carismático, tan extraordinario, aun desde el punto de vista meramente humano, como lo es «El Evangelio como me ha sido revelado» de María Valtorta, encuéntrelo en la 1ª Epístola de S. Pablo a los Corintios 14,6”.

11.- Hermana Mónica Foltier, Cincinnati, Ohío (USA) (1987) sobre «El Poema del Hombre-Dios»:
. “Es fantástico. Difícilmente podría desprenderme de él. Después de que acabé de leerlo, inmediatamente comencé a leerlo de nuevo. Va a tener un terrible impacto en todos aquellos que deseen vivir una vida religiosa”.

12.- Monseñor Ugo Lattanzi, deán de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Lateralense, abogado del Santo Oficio (1951), sobre «El Poema del Hombre-Dios»:
. “La autora no podría haber escrito tan abundante cantidad de material sin estar bajo la influencia de un poder sobrenatural”.

13.- Padre  Dreyfus, de la Escuela Francesa de Biblia y Arqueología de Jerusalén (1986) sobre «El Poema del Hombre-Dios»:
. “Estoy gratamente impresionado por encontrar en la obra de María Valtorta los nombres de al menos seis o siete pueblos, que no aparecen ni en el Antiguo ni el Nuevo Testamento. Estos nombres solo son conocidos por un puñado de especialistas y por medio de fuentes no bíblicas…
Por tanto ¿cómo es posible que ella conozca estos nombres si no es a través de las revelaciones que ella dice que tuvo?”.

14.- Prólogo del Traductor de «Lecciones sobre la Epístola de San Pablo a los Romanos» de Maria Valtorta:
. “Correspondiendo a los deseos de ese círculo, reducidísimo por cierto, de buenos amigos que con espiritual avidez recibieron las lecciones de sabiduría eterna contenida en los «Cuadernos de 1943», he acometido la tarea de traducir al español la última de las publicaciones de los escritos de María Valtorta «Lezioni sull’Epístola di Paolo ai Romani»…
.  Las 48 lecciones que integran esta obra aparecen dictadas por el Espíritu Santo. A Él, sin duda, han de atribuirse ya que es el propio Espíritu Santo el que así lo asegura y, por otra parte, lo corrobora igualmente María Valtorta, que no se arroga en ella otra participación que la de mero amanuense.
.  No obstante la profunda e impresionante riqueza teológica de estas Lecciones, otro bagaje no es preciso para adentrarse en ellas que: fe de niño y simplicidad de corazón.
.  De una vez por todas, con seria determinación, pongamos por obra la solemne y apremiante recomendación del Señor de «hacernos como niños para entrar en el Reino de los Cielos» y todo así nos parecerá diáfano y sencillo.
.  Recibamos con esa disposición las Lecciones que aquí se nos ofrecen y acometamos su estudio y puesta en práctica con las palabras del joven Samuel: «¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!»”.
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                                                                     El Traductor: Santiago Simón Orta.

15.- Un internauta escribe:
. “Hoy en día existe un verdadero ánimo de investigar en el pasado y de entender  innumerables escritos, tradiciones, leyendas, apócrifos etc… Y hoy, precisamente, gracias a esta narración de María Valtorta salen fortalecidos los principales principios teológicos originarios, poniendo fin a discusiones bizantinas. Pues bien, si queremos conocer en profundidad a Cristo (como Hombre y como Dios) y amar su doctrina maravillosa por Él relatada, y así llegar a fortalecer nuestra Fe y a quedar enamorados de tan gran Hombre-Dios, acudamos sin temor a esta Obra”. 

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B).- Palabras del Señor

Por último, prestemos atención a las apalabras del Señor a María Valtorta. Es la llamada apremiante del Señor. Él ha puesto en nuestras manos estas lecciones de sabiduría eterna. Son lecciones que harán mucho bien a las almas y, sobre todo en esta hora que nos toca vivir, será para muchos una guía segura.


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a) Testimonios tomados de: La Obra magna
.                        «El Evangelio como me ha sido revelado»
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1-45-251  (1- 4-275).- “Las manifestaciones del Cristo han sido muchas. También al presente se repiten”.
* Es un intento más fuerte de atraer a los hombres hacia Mí. Ya no me limito a la palabra. Recurro a la visión, y además de mi Evangelio, y la explico para hacerla más clara y atrayente”.- ■ Dice Jesús: “Las manifestaciones del Cristo han sido muchas. La primera, después del Nacimiento, fue la de los Magos; la segunda, en el Tem­plo; la tercera, en las orillas del Jordán. Después vinieron las infini­tas otras que te daré a conocer (porque mis milagros son manifestaciones de mi naturaleza divina) hasta las últimas de la Resurrección y Ascensión al Cielo. Mi patria quedó llena de mis manifestaciones. Como semilla es­parcida a los cuatro puntos cardinales, llegaron a todo estrato y lu­gar de la vida: a los pastores, a los poderosos, a los doctos, a los in­crédulos, a los pecadores, a los sacerdotes, a los dominadores, a los niños, a los soldados, a los hebreos, a los gentiles. ■ También al presente se repiten. Pero —como entonces— el mundo no las acoge. No sólo esto, sino que no acoge las actuales y olvida las pasadas. Pues bien, Yo no desisto. Yo me repito para salvaros, para conduciros a la fe en Mí.  ¿Sabes, María, lo que haces; es más, lo que hago mostrándote el Evangelio? Es un intento más fuerte de atraer a los hombres hacia Mí. Tú has deseado esto con ardientes oraciones. Ya no me limito a la palabra. Los cansa y los separa. Es un pecado, pero es así. Recurro a la visión, y además de mi Evangelio, y la explico para hacerla más clara y atrayente. A ti te doy el consuelo de ver. A todos doy el modo de desear conocerme. Y, si no sirviera aún, y cuales crueles niños arrojasen el don sin comprender su valor, a ti te quedará mi don y a ellos mi enojo. Podré, una vez más, pronunciar la antigua recriminación: «Hemos tocado y no habéis bailado, hemos entonado lamentos y no habéis llorado». Pero no importa, dejemos a los inconvertibles acumulen sobre su cabeza los tizones ardientes y volvámonos hacia las ovejas que tratan de conocer al Pastor, que soy Yo; y tú el cayado que las conduce a Mí”. (Escrito el 4 de Febrero de 1944).
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5-297-12 (5-161-1030).- “¡Verdaderamente contigo se repite el dicho: «Hemos tocado instrumentos de música y no habéis cantado, hemos entonado la­mentaciones y no habéis llorado»!”.
* “Te has limitado a repetir mis pala­bras, sólo ellas, y los doctores difíciles han fruncido el ceño”.- ■ Jesús dice: “El viaje, el segundo gran viaje apostólico, está cumplido. Ahora es el regreso a los conocidos campos de Galilea. ¡Pobre María! Estás más agotada que Juan de Endor. Te autorizo a omitir las descripciones de los lugares. Ya hemos dado mucho a los investigadores curiosos. Y serán siempre «investigadores curiosos». Nada más. Ya basta. Las fuerzas se desvanecen. Consérvalas para cuando haya que escribir la palabra. Con el mismo sentimiento con que comprobaba la inutilidad de muchas de mis fatigas, compruebo la inutilidad de muchas de tus fatigas. Por eso te digo: «resérvate sólo para la palabra». ■ Eres el «portavoz». ¡Oh, verdaderamente contigo se repite el di­cho: «Hemos tocado instrumentos de música y no habéis cantado, hemos entonado la­mentaciones y no habéis llorado»! Te has limitado a repetir mis pala­bras, sólo ellas, y los doctores difíciles han fruncido el ceño, has uni­do a mis palabras tus descripciones y encuentran cosas que censurar. Ahora encontrarán todavía algo que criticar. Y tú estás agotada. Te diré cuándo habrás de describir el viaje. Solamente Yo. ■ Dentro de nada hará un año que te he herido. Pero, ¿quieres, an­tes de que se cumpla el año, descansar de nuevo sobre mi corazón? Ven, pues, pequeña mártir…”.  (Escrito el 7 de Octubre de 1945)
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 ————(5-163-1036).- “¿Queréis pensar que en tres años obré tan solo los pocos milagros referidos?”.
* “Son nuevas notas en el coro que cantan mis Evangelios. Me diréis: «Pero, ¿por qué (las revelo) a ésta que es una piltrafa humana?»”.- ■ Dice Jesús: “Cuando te descubro episodios desconocidos de mi vida pública oigo el coro de los doctores quisquillosos que dicen: «Pero de esto no se hace mención en los Evangelios. ¿Cómo puede decir ésta: ‘Yo lo vi’?». A éstos respondo con palabras de los Evangelios. «Y Jesús iba por todas las ciudades y poblados enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y sanando todas las enfermedades y desgracias» dice Mateo (1). Todavía más: «Id a contar a Juan lo que visteis y oísteis: los ciegos ven, los tullidos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia la Buena Nueva» (2). Además: «¡Ay de ti! Corozaín, ¡ay de ti! Betsaida, porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han hecho en medio de ti, hace tiempo que hubieran hecho penitencia con cilicio y ceniza… Y tú, Cafarnaúm, ¿serás exaltada hasta el cielo? Bajarás hasta lo más profundo, porque si en Sodoma se hubiesen hecho los milagros que se hicieron en ti, tal vez todavía existiría» (3). Y Marcos: «y le siguió una gran multitud de Galilea, Judea, Jerusalén, Idumea y de la otra parte del Jordán. También de las partes vecinas de Tiro y Sidón venía mucha gente a Él, porque habían sabido de las cosas que hacía…» (4). Y Lucas: «Jesús iba por las ciudades y poblados de Galilea predicando y anunciando la Buena Nueva y el Reino de Dios y con Él iban los doce y algunas mujeres que habían sido libradas de los espíritus malignos y enfermedades» (5). Y mi Juan: «Después de esto Jesús fue a la otra parte del mar de Galilea y le seguía una gran multitud porque vio los prodigios que Él había hecho en los enfermos» (6). Y como Juan estuvo presente, él mismo da testimonio de mi ministerio de tres años con estas palabras: «Éste es aquel discípulo que vio tales cosas y las escribió. Sabemos que su testimonio es verdadero. Hay otras cosas que hizo Jesús, que si se escribiesen una por una, pienso que en todo el mundo no cabrían los libros que se escribiesen sobre ellas» (7). ■ Y Ahora ¿qué dicen los doctores cavilosos? Si mi bondad para socorrer a un alma que me ama y que lleva mi cruz por vosotros —me la quitó de las espaldas, se la puso encima porque me ama hasta el punto de querer morir con la condición de que no esté afligido— si mi bondad, para sacudiros del sopor en que morís, os revela episodios conocidos de su ministerio, ¿queréis reprocharle esto a ella? Verdaderamente que no sois dignos de este don y esfuerzo de vuestro Salvador para arrancaros del miasma en que os ahogáis. Pero ya que os lo doy, aceptadlo y levantaos. Son nuevas notas en el coro que cantan mis Evangelios. Ojalá sean capaces de despertar vuestra atención ante aquellos episodios que conocéis y ante los que permanecéis inertes, además de los que leéis tan a la carrera y con el corazón en otra parte. ¿Queréis pensar que en tres años obré tan solo los pocos milagros referidos? No penséis que tan solo hayan sido curadas las mujeres de que se hace mención, ni tan pocos hayan sido los prodigios realizados. Si la sombra de Pedro sanaba (8), ¿qué no habría hecho la mía?; ¿qué no mi aliento?; ¿qué no mi mirada? Acordaos de la hemorroísa: «Si logro tocar la punta de su vestidura, me curaré» (9). Y así fue. De Mí emanaba el poder de hacer milagros continuamente. Había venido para llevar a Dios y abrir los diques de amor, cerrado un día por el pecado. Siglos de amor se extendían como oleadas sobre el pequeño mundo palestinense. Todo el amor de Dios por el hombre, que finalmente podía expansionarse, como había anhelado, para redimir a los hombres, antes con el amor que con la sangre. ■ Me diréis: «¿Pero por qué a ésta que es una piltrafa humana?». Os responderé cuando ésta a quien despreciáis y a quien amo, esté menos fatigada. Mereceríais que no os respondiese como hice con Herodes, pero quiero hacer esfuerzos para redimiros, a vosotros a quienes el orgullo impide  ser persuadidos”. (Escrito el 20 de Agosto de 1944).
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1  Nota  :  Cfr. Mt. 4,23;  9,35.  2  Nota  : Cfr. Mt. 11,1-6;  Lc. 7,18-23.  3  Nota  : Cfr. Mt. 11,20-24; Lc. 10,13-15.  4  Nota  : Cfr. Mc. 3,7-12; Mt. 12,15-16; Lc. 6,17-19.  5  Nota  : Cfr. Lc. 8,1-3; (Mt. 4,23; 9,35).- 6  Nota  : Cfr. Ju. 6,1-2; Mt.14,13-14; Mc. 6,31-35; Lc. 9,10-12.  7  Nota  : Cfr. Ju. 21,24-25. Cfr. también 20,30-31.  8  Nota  : Cfr. Hech. 5,12-16.  9  Nota  : Cfr. Mt. 9,20-22; Mc. 5,25-34; Lc. 8,43-48.
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 ———— (5-163-1038).- Respuesta de Jesús a la pregunta del dictado anterior: “¿Por qué escogí a esta piltrafa humana?”.
«Los miembros que parecen los más débiles son los más necesarios». (Débil, sí) Pero tiene una fuerza única: que es su amor total. La escogí por este amor que sobrepuja sus debilidades”.- ■ Dice Jesús: “Os responderé con las palabras del apóstol Pablo: «Los miembros que parecen los más débiles son los más necesarios; los que tenemos por menos nobles en el cuerpo, los vestimos mejor; y los menos púdicos, los tratamos con mayor respeto, entre tanto que las partes honestas no tienen necesidad de reservas. Dios, pues, arregló así el cuerpo de modo que se tribute mayor honor a los miembros que no lo tenían» (1). ■ ¿Pensáis que esta «pequeña voz» se imagine ser algo grande? Si le preguntaseis, responderá: «Soy el miembro más débil e innoble del Cuerpo de Cristo». Esto os respondería con verdadera sinceridad. Pero no se lo creeríais porque cada uno mide conforme lo que es. Cuando vosotros decís sin humildad, ni sinceridad: «Soy malo», lo hacéis para que se os diga: «No es verdad. Eres bueno»; y os recreáis en ello; y si hay alguien sincero que sabiendo que sois poco buenos o nada, por caridad guarda silencio, pero no os alaba por ser sincero, os enojáis contra él y le odiáis porque no os alaba. Pero vosotros no podéis creer que ella sea sincera. Yo, Yo que leo su pensamiento y veo su interior sé si ella piensa o no piensa así. Cuántas veces, cuando su alma se dirige a Dios, debe asegurarla con palabras muy claras, porque ella dice: «¿Pero cómo es posible que Tú, Señor, me hayas tomado a mí, que no valgo nada, que he faltado tanto y sigo faltando?». Y llega hasta dudar de Mí, porque le parece imposible que la haya escogido para esta misión. Se cree débil y muy débil. ■ Si se le comparara con la Perfección es más débil que el cabello de un recién nacido. Se tiene por innoble. Si la comparamos con su Dios es menos que un gusano nacido del lodo. Pero tiene una fuerza única: que es su amor total. Cuando da y se da, no piensa jamás en sí, ni si de allí podrá recabar algo útil. Piensa en agradarme, en serme útil solo a Mí, haciéndose por esto odiosa al mundo. Como un ser mortal ha llegado a odiarse, con este santo odio que enseñé cuando dije: «El que quiera salvar su vida (terrena) la perderá (también la eterna) y quien por mi amor la pierda, la tendrá». Santo odio de quien ha comprendido mis palabras. La escogí por este amor que sobrepuja sus debilidades”.
Quiero infantes en el mundo para santificarlo”.-Jesús: “Un día tomé un niño y lo puse en medio de mis discípulos para darles un ejemplo, porque el niño ama con toda su capacidad y no tiene pensamientos de orgullo. En el pequeño niño, el infante, la semilla de Satanás produce como primera espiga suya la soberbia y florece cuando la semilla se convirtió en tallo, y luego produce la segunda espiga que es la del sentido, y la tercera que puede ser la del poder o del dinero. Pero la primera es siempre la soberbia, y germina en los labios que apenas olvidaron la dulce leche materna. Quiero que mis discípulos sean pequeños como los infantes para darles la palabra de vida. Qué bellos eran cuando venían a Mí con sus manitas llenas de flores y me decían: «Ten» y se escapaban corriendo en medio de su sonrisa, y volvían otra vez con más flores, llevados de su amor, llenos de confianza, sinceros, cariñosos. ■ Quiero infantes en el mundo para santificarlo. Deberíais ser buenos, porque la inocencia de los niños es un ser del Cielo, un ser que mana pureza y paz, que habla, sin hablar, de Dios que lo hizo; que impone, sin hablar, respeto para lo que es de Dios; que implora piedad y amor para su edad que no está manchada, para su debilidad que es digna de ser amada, que es una flor de vuestro prójimo, como lo es el enfermo y el que sufre; el primero una flor blanca, los segundos color rosa y violeta. ■ Ahora bien, como la inocencia de la niñez no basta, creo niños espirituales que, llenos de una ciencia que vosotros no tenéis, son humildes, sencillos, dignos de confianza, francos cual niños que van riendo cuando dan sus primeros pasitos, y saben y lo saben muy bien que sin la mamá caerían y por eso nunca la dejan. También ésta nunca me deja. Esta es la razón por qué a ella y a los que son como ella, miembros débiles —así os parecen— miembros innobles —así lo pensáis— se da lo que a vosotros no se concede”.
* “A esta parte pequeñísima (de mi Cuerpo Místico) confié una misión y es la llamar vuestra atención a la Luz y señalárosla. La Luz quiere volver a encenderos”.- Jesús: “En mi cuerpo místico son exactamente estos miembros que desprecia el mundo de los soberbios los que hacen más. Un dedo no es el cerebro, pero ¿qué haríais sin el dedo? No podríais ni siquiera realizar los actos más comunes y humildes de la vida: seríais como recién nacidos envueltos en pañales, que son incapaces de tomar entre sus manitas la teta y llevarla a los labios, si la mamá no lo hace. Seríais, aunque doctísimos y muy inteligentes, incapaces de hacer eterno vuestro pensamiento en el papel. Así ésta. Es un dedo… ■ Y a esta parte pequeñísima confié una misión, y es la de llamar vuestra atención a la Luz y señalárosla. La Luz quiere volver a encenderos, a vosotros que sois lámparas llenas de humo bajo los vapores del racionalismo, o apagadas por muchas razones que parten por la falta de amor al prójimo, y porque amáis el dinero, los sentidos. Así, pues, arrodillaos. No ante esta «pequeña voz», sino ante la Palabra que habla. La «pequeña voz» repite mis palabras. Instrumento de su Dios. Adorad al Señor que habla. El Señor. La «pequeña voz» es anónima. Quiero que quede desconocida en el mundo. Después no lo será. Ahora no es más que «voz». Es la que trae mi voz. Su honra es su martirio porque toda elección que hace Dios es crucifixión del ser. No os pido que la améis, para esto basto Yo y no pide otra cosa. Pero quiero que la dejéis en paz con el respeto que se debe tener para quien es instrumento de Dios”. (Escrito el 21 de Agosto de 1944).
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1  Nota  :  Cfr. 1 Cor. 12,12-30.
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8-540-318 (9-237-741).- “Soy signo de contradicción una vez más”.
* “Habrá un juicio sobre los hombres, como lo hubo el Viernes de Parasceve, según hayan juzgado, aceptado y seguido al Maestro que, con un nuevo intento de infinita misericordia, se ha dado a conocer una vez más”.- ■ Dice Jesús: “¿Comprenderá todo esto la sociedad de ahora, a la cual brindo conocimiento de Mí para fortalecerla contra los asaltos, cada vez más fuertes, de Satanás y del mundo? Hoy también, como hace veinte siglos, habrá contradicción entre aquellos para quienes me revelo. Yo soy signo de contradicción una vez más.  Pero no Yo, por Mí mismo, sino Yo respecto a lo que en ellos suscito. Los buenos, los de buena voluntad, tendrán las reacciones buenas de los pastores y de los humildes. Los otros tendrán reacciones malas, como los escribas, fariseos, saduceos y sacerdotes de aquel tiempo.. Cada uno da lo que tiene. ■ El bueno que entra en contacto con los malos desencadena en éstos una efervescencia de mayor maldad. Y ciertamente habrá un juicio sobre los hombres, como lo hubo el Viernes de Parasceve, según hayan juzgado, aceptado y seguido al Maestro que, con un nuevo intento de infinita misericordia, se ha dado a conocer una vez más. ¿A cuántos se les abrirán los ojos y me reconocerán y dirán: «Es Él. Por eso nuestro corazón ardía en nuestro pecho mientras nos ha­blaba y nos explicaba las Escrituras»? Mi paz a éstos y a ti, pequeño, fiel, amoroso Juan”. (Escrito el 16 de Diciembre de 1946).
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———— (11-14-703).- Esta Obra es para todos. En particular, para vosotros, sacerdotes míos.
*  Vuestro Maestro y Médico os toma de la mano para que os convirtáis en maestros capaces de guiar y en médicos para curar.- ■ Dice Jesús: “¡Oh pobres Tomases que no creéis en otra cosa más que en lo que comprendéis y experimentáis! ¡Más bien, llamad a Dios en vuestra ayuda y tratad de subir pues os doy una mano! Subir en la fe y en el amor. Quise la humillación de los apóstoles para que fueran capaces de ser «padres de almas». Os lo pido y os hablo sobre todo a vosotros, sacerdotes míos. Aceptad humildemente que un laico sea antepuesto a vosotros para que lleguéis a ser «padres de almas». Para todos es esta Obra. Pero está particularmente dedicado a vosotros este Evangelio en que el Maestro toma de la mano a sus sacerdotes y los conduce consigo entre las filas de los alumnos para que, ellos, los sacerdotes, se conviertan en maestros capaces de guiar a sus discípulos; en que el Médico os  lleva entre los enfermos, pues cada hombre tiene su enfermedad espiritual y os muestra los síntomas y la curación. ■ ¡Ánimo, pues! Venid a ver. Venid a comer. Venid a beber. No rehuséis. No odiéis al pequeño Juan (1). Los buenos de entre vosotros recibirán una alegría santa de esta Obra. Los estudiosos sinceros una luz. Los distraídos que no son malos, un gozo. Los malos un medio para desahogar su ciencia mala. Pero el pequeño Juan solo ha tenido dolor y cansancio por lo cual ahora, al término de la Obra, es como una criatura que languidece por enfermedad. ■ ¡Y bien! ¿Qué diré, entonces, a mis amigos y a los suyos: a María Magdalena, a Juan, a Marta, a Lázaro, a Simón, a los ángeles que le han guardado durante su fatiga? Diré: El pequeño Juan, nuestro amigo, languidece. Vamos a llevarle el agua de las fuentes eternales y a decirle: «Ven, pequeño Juan. Contempla tu Sol y levántate. Porque muchos querrían ver lo que estás viendo. Pero solo a los predilectos está concedido conocer, antes de tiempo, al Señor eterno y a sus jornadas en el mundo. Ven. El Salvador, con sus amigos, llega a tu morada en espera de que vayas con  Él y ellos a la Suya». Ve en paz. Estoy Yo contigo”. (Escrito el 7 de Abril de 1945. 5 p. m).
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1  Nota  : María Valtorta, escritora de la presente Obra, es llamada también «pequeño Juan», por la similitud en su espiritualidad y misión con el gran Juan, apóstol y evangelista. Es para Jesús un pequeño Juan evangelista. También es llamada «Violeta de la Cruz» y «María de la Cruz».
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———— (11-15-703).-  No solo el valor espiritual sino el valor cultural, histórico de la Obra.
* “Desearían amarlas (estas gemas) como tú las amas. Pero esto es más difícil para ellos que son personas difíciles. No están sino para los párvulos que aman sencilla, escueta y puramente”.- ■ Dice Jesús: “Ven, pequeño Juan. Como el pequeño Benjamín, cuya visión te ha gustado, pon tu mano en la mía, para que te guíe por mis campos de gracias. Gracias para ti y para los demás. Dones y dones. Porque cada cosa que te descubro o te digo es un gran don. No conoces ni siquiera su valor. No el valor espiritual. Para ti es de valor infinito. Me refiero al valor cultural, histórico, si así te agrada. Son gemas de gran precio. Tú, a la manera de un niño, las encuentras ya en tus manos y las amas por su color variado, pero no sabes valorarlas más que por ser un regalo, por su belleza y porque son prueba de mi amor. Otros, al contrario, más doctos que tú, pero menos amado que tú, te las miran con ansia y con ansia te piden estas gemas espirituales que tu Jesús te regala y las miran cuidadosamente, las revisan, las valoran más sabiamente que tú, y desearían amarlas como tú las amas. Pero esto es más difícil para ellos que son personas difíciles. No están sino para los párvulos, que aman sencilla, escueta y puramente. Tú no sabes más que amar. Y así siempre permanece. Regocíjate con las gemas que te doy y después dalas, generosa, y alegremente, a quien está en espera de ellas. Siempre te llenaré tu manita con nuevos tesoros. No tengas miedo. Da, da. Tu Rey tiene arcas inexhaustas para el regocijo de sus pequeñuelos”. (Escrito el 9 de Agosto de 1944).
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10-640-370 (11-25-822).- “El Odio no quiere mis maravillas celebradas con la Obra, arma poderosa que le arrebatará tantas presas”.
* “La Sabiduría dijo que los que trabajan por dar a conocer a Dios brillarán como estrellas en la eternidad”.- Dice Jesús: “Aquí termina la Obra (1) que os ha dictado el amor que os tengo, Obra que habéis recibido por el amor que una criatura me ha tenido y os tiene. Hoy ha terminado: conmemoración de Santa Zita de Lucca (2), criada humilde que sirvió a su Señor en la caridad, en esta iglesia de Lucca a la que Yo, de lugares lejanos, he traído a mi pequeño Juan para que me sirviera en la caridad y con el mismo amor de Santa Zita por todos los desgraciados. Zita daba pan a los pobrecitos, recordando que en cada uno de ellos Yo estoy, y que serán dichosos a mi lado los que hayan dado de comer y de beber a los que tienen sed y hambre. María-Juan ha transmitido mis palabras a los que languidecen en la ignorancia o en la tibieza o duda sobre la Fe, recordando que la Sabiduría dijo que los que trabajan por dar a conocer a Dios brillarán como estrellas en la eternidad (3) , al dar gloria a su Amor, y haciendo que muchos le conozcan y le amen. ■ La Obra ha terminado hoy, día en que la Iglesia eleva a los altares a un lirio puro de los campos, a María Teresa Goretti (4), destrozado su tallo cuando todavía su corola era un capullo. ¿Y quién lo destrozó sino Satanás, envidioso de aquel candor, más resplandeciente que su antiguo aspecto de ángel? Destrozado porque era algo sagrado al Amor divino. Virgen y mártir, María, de este siglo de infamias en que se vilipendia aun el honor de la Mujer, escupiendo la baba de los reptiles para negar que Dios puede dar una morada inviolable a su Verbo, que se encarnó por obra del Espíritu Santo para salvar a los que creen en Él. ■ También María-Juan es mártir del Odio que no quiere mis maravillas celebradas con la Obra, arma poderosa que va a arrebatarle tantas presas. Pero también María-Juan sabe, como sabía María-Teresa, que el martirio, cualquiera que sea su nombre y aspecto, es una llave que sirve para abrir sin vacilación el Reino de los Cielos para aquellos que lo padecen para continuar mi pasión” (5). (Escrito el 27 de Abril de 1947).
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1  Nota  :  Sin embargo, para satisfacer el vivo deseo expresado por el Padre Romualdo Migliorini, el director espiritual de la Escritora, esta Obra se prolongó hasta la Asunción de Nuestra Señora, con algunos trozos preparados antes (1943, 1944) y con otros compuestos a propósito y para tal fin  (1951). 2  Nota  :  Sta. Zita: Virgen de Lucca, criada y patrona de las criadas, muy venerada en Lucca. Vivió en el siglo XIII. Su fiesta se celebra el 27 de abril.   Nota  :  Cfr. Dan. 12,1-4;  Cfr. también Sab. 3,1-9; Mt. 13,36-43; 1 Cor. 15,35-58.   Nota  :  María Teresa Goretti, más conocida como María Goretti, mártir de la pureza (1890-1902), beatificada el 27 de Abril de 1947 y canonizada en 1950.  Nota  : Cfr. Col. 1,24-29.
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10-652-443 (11-38-887).- “El Espíritu Santo completa su obra de Maestro, «recordando» en el corazón de aquellos que Él guía, y que son los hijos de Dios, todo lo que Yo he dicho, y que constituye el Evangelio… y, de la misma forma que ha sido el verdadero Escritor del Evangelio, es también su único Comentador”.
* Respuesta de Jesús a las quejas y a los sentimientos de escandalizado estupor de sacerdotes… y, por último: “Con esta Obra no se ha añadido nada a la Revelación, sino que se han llenado ciertas lagunas, producidas por causas naturales, y por querer sobrenatural”.- ■Dice Jesús: “¿Y ahora? ¿Qué decís a vuestro Maestro? No me dirigís la palabra a Mí. Pero habláis en vuestro corazón, y  —basta con que podáis hacerlo— habláis al pequeño Juan. Pero en ninguno de estos dos casos habláis con aquella justicia que Yo quisiera ver en vosotros. Porque habláis al pequeño Juan para molestarle, pisoteando la caridad para con una cristiana, la hermana y el instrumento de Dios. En verdad os digo una vez más que no es una cosa alegre ser mi instrumento: pues significa fatiga y esfuerzo continuos; en todo hay dolor porque, a los discípulos del Maestro, el mundo da lo que dio al Maestro: dolor; y sería necesario que por lo menos los sacerdotes, y sobre todo los hermanos de las congregaciones religiosas, ayudaran a estos pequeños mártires que siguen adelante bajo su cruz… y porque en vuestro corazón, hablándoos a vosotros mismos, expresáis quejas de soberbia, envidia, incredulidad y otras cosas. ■ Pero Yo os daré una respuesta a vuestras quejas y a vuestros sentimientos de escandalizado estupor. Yo dije en la noche de la última Cena a los Once que me amaban: «Cuando el Espíritu Consolador haya venido os recordará todo lo que Yo os he dicho» (1). Cuando Yo hablaba tenía ante mi mente, además de a los presentes, a todos los que serían mis discípulos en el espíritu y con verdadera y amorosa voluntad. El Espíritu Santo, —que, ya con su Gracia, sacando a las almas del aturdimiento de la Culpa original y liberándolas de los ofuscamientos que, por la triste herencia recibida de Adán, velan la luminosidad de los espíritus que fueron creados para gozar de la visión y conocimiento espirituales del Creador, infunde en vosotros la facultad de recordar a Dios— completa su obra de Maestro, «recordando» en el corazón de aquellos que Él guía, y que son los hijos de Dios (2), todo lo que Yo he dicho, y que constituye el Evangelio. ■ Recordar significa aquí iluminar el espíritu del Evangelio, porque de nada sirve recordar las palabras del Evangelio si no se comprende su espíritu.  Y el Amor, o sea el Espíritu Santo —el cual de la misma forma que ha sido el verdadero Escritor del Evangelio, es también su único Comentador (porque solo el autor de una obra conoce el espíritu de esa obra y lo comprende, aunque no logre hacerlo comprender a los que la lean)—, puede hacer comprender el espíritu del Evangelio, que es amor.  Y a donde  un autor humano no llega, porque cualquier perfección humana contiene muchas lagunas, el Espíritu perfectísimo y sapientísimo sí llega. Por eso, solo el Espíritu Santo, autor del Evangelio, es también el que lo trae a la memoria y lo comenta y completa en el fondo de las almas de los hijos de Dios. «El Consolador, el Espíritu Santo, que os enviará el Padre en mi Nombre, os enseñará todas la cosas, os hará recordar todo lo que he dicho» (Juan, cap. 14, v. 26). «Y cuando venga el Espíritu de Verdad, Él os enseñará toda la verdad,  pues no os hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo que ha oído y os anunciará el futuro. Él me glorificará porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío; por esto os he dicho que Él recibirá de lo mío y os lo dará a conocer» (Juan, cap. 16, v. 13,14,15) (3).Ahora bien, si objetáis que siendo el Espíritu Santo el Autor verdadero del Evangelio, no se comprende cómo es que Él no ha recordado cuanto se dice en esta Obra y lo que Juan, con las palabras que cierran su Evangelio, da a entender que sucedió (4); si objetáis esto, Yo os respondo que los pensamientos de Dios son distintos de los de los hombres, y siempre justos y no susceptibles de revisión. ■ Y si, además, objetáis que la revelación se cerró con el último de los Apóstoles y no había nada más que agregar, porque el mismo apóstol dice en el Apocalipsis: «Si alguien añade algo a esto, Dios pondrá sobre él castigos escritos en este libro» (Apoc. cap. 22 v.18), y ello puede entenderse respecto a toda la Revelación, de la que el Apocalipsis de Juan es su última coronación, Yo os respondo que con esta Obra no se ha hecho añadidos a la Revelación, sino que se han llenado ciertas lagunas que se habían producido por causas naturales y por querer sobrenatural. ■ Y si Yo me he querido complacer en reconstruir el cuadro de mi Caridad divina de la misma manera como lo hace un restaurador de mosaicos que repone las piezas deterioradas o que faltan, restituyendo al mosaico su completa belleza, y me he reservado el hacerlo en este siglo en el que la Humanidad se hunde en el Abismo de tinieblas y horror, ¿podéis prohibírmelo vosotros? ¿Podéis tal vez, decir que no lo necesitáis, vosotros que tenéis el espíritu tan obnubilado, sordo, debilitado a las luces, voces e invitaciones de lo Alto? En verdad deberíais bendecirme porque aumente con nuevas luces la luz que tenéis, y que ya no es suficiente para «ver» a vuestro Salvador. Ver el Camino, la Verdad y la Vida, y sentir resurgir en vosotros esa emoción de los justos de mi tiempo, llegando a través de este conocimiento a una renovación de vuestros espíritus en el amor, que sería salvación, puesto que es una subida hacia la perfección.No digo que estéis «muertos», sino que dormís o estáis adormilados, semejantes a plantas durante el sueño invernal. El Sol divino os da sus fulgores. Despertaos y bendecid al Sol que se entrega, acogedlo con alegría para que Él os dé calor, desde la superficie hasta lo profundo; para que os despierte y os cubra de flores y frutos”.
“Multiplico mi palabra para contrabalancear los miasmas de Satanás que destruyen las fuerzas vitales de vuestro espíritu. No me rechacéis. Tengo sed de darme a vosotros porque os amo. Mi sed es inextinguible… para que estéis preparados para el banquete de las bodas celestiales. Y añado: «Tomad, tomad esta Obra, y ‘no la selléis’, sino leedla y hacedla leer, ‘porque el tiempo está cercano’»”.- ■ Jesús: “Levantaos. Venid a mi don. «Tomad y comed. Comed y bebed» dije a los apóstoles. «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘dame de beber’, tú misma se lo habrías pedido a Él, y Él te habría dado agua viva», dije a la samaritana (5). También ahora lo digo, tanto a los doctores como a los samaritanos. Porque ambas clases extremas tienen necesidad de ello, como también los que se encuentran en medio de los dos extremos. Los primeros para que no queden desnutridos y sin fuerzas incluso para sí mismos, y carentes de alimento sobrenatural para quienes desfallecen por falta de conocimiento de Dios, del Dios-Hombre, del Maestro y Salvador. Los segundos porque las almas tienen necesidad de agua viva cuando están pereciendo lejos de las fuentes. Los que están entre los primeros y los segundos, la gran masa de los que viven en los pecados no graves,  pero también de los que, estáticos, no progresan, por pereza, tibieza, por un equivocado concepto de la santidad, los escrupulosos respecto a no condenarse o a ser observantes o a meterse en un laberinto de prácticas superficiales, pero que no se atreven a dar un paso por el camino empinado, empinadísimo del heroísmo, para que de esta Obra reciban el impulso inicial para salir de ese estatismo e iniciar el camino heroico. ■ Soy Yo quien os dice estas palabras. Os ofrezco este alimento y esta bebida de agua viva. Mi palabra es vida. Os quiero tener en la vida, conmigo. Multiplico mi palabra para contrabalancear los miasmas de Satanás que destruyen las fuerzas vitales de vuestro espíritu. No me rechacéis. Tengo sed de darme a vosotros porque os amo. Mi sed es inextinguible. Tengo un deseo ardiente de comunicarme a vosotros para que estéis preparados para el banquete de las bodas celestiales. Tenéis necesidad de Mí para no desfallecer, para vestiros con vestidos adornados para las Bodas del Cordero, para la gran fiesta de Dios después de haber vencido la tribulación en este destierro lleno de insidias, zarzales, y serpientes, que es la tierra, para pasar por entre las llamas y no sufrir de ellas daño, y pisar a los reptiles y tener que beber venenos sin morir, al tenerme a Mí en vosotros. ■ Y añado: «Tomad, tomad esta Obra, y ‘no la selléis’, sino leedla y hacedla leer, ‘porque el tiempo está cercano’ (Apocalipsis cap. 22, v. 10) ‘y quien es santo se santifique más’» (v.11). La gracia de vuestro Señor Jesucristo sea con todos (6) los que en este libro ven un acercamiento mío y solicitan que se cumpla, para defensa de ellos, con el grito del Amor: «¡Ven, señor Jesús!»” (7). (Escrito el 28 de Abril de 1947).
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1  Nota  :  Cfr. Ju. 14,26.   2  Nota  :  Cfr. Rom. 8,14-17.   3  Nota  :  Sin duda, el Espíritu Santo, Autor principal de la Biblia, es el más perfecto Intérprete y Comentador. Cfr. Conc. Vaticano II, Constitución dogmática “Dei Verbum” sobre la Divina Revelación,  cap. 3,  núm 12.    4  Nota  :  Cfr. Juan 21,25.   5  Nota  : Ju. 4,1-42.   6  Nota  : Cfr. Apoc. 22,21.  7  Nota  : Cfr. Apoc. 22,16-20.
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10-652-446  (11-38-890).- “Juan escribió estas palabras (Juan 1,1-18), como escribiste todas las que se hallan en la Obra, bajo el dictado del Espíritu de Dios”.
* “Todavía me eres necesaria durante un poco, ahí, exhalando tus perfumes que son todavía el olor de Cristo que habita dentro de ti”.- ■ A mí en particular me dice luego Jesús: “En el proemio de la Obra pondrás el primer Cap. del Evangelio de Juan, del verso 1 al 18 inclusive. Así íntegramente como está escrito. Juan escribió estas palabras, como escribiste todas las que se hallan en la Obra, bajo el dictado del Espíritu de Dios. No hay nada que añadir o quitar, como no hubo nada que añadir o quitar a la oración del Padre Nuestro y a mi oración después de la última Cena. Cada palabra de estos puntos es una joya divina y no puede ser tocada. Para tales puntos no hay que hacer más que una cosa: rogar ardientemente al Espíritu Santo que os los ilumine en toda su belleza y sabiduría. ■ Y cuando llegues al punto en que comienza mi vida pública, co­piarás íntegramente el primer capítulo de Juan, desde el versículo 19 hasta el 28 inclusive, y el capítulo 3 de Lucas desde el versículo 3 al 18 inclusive: el uno detrás del otro, como si se tratara de un solo capítulo. Está el Precursor completo, asceta de pocas palabras y de dura disciplina, y no hay nada más que decir. Luego pondrás mi Bautismo y seguirás adelante como he dicho en sucesivas veces. ■ Y tu fatiga ha terminado. Ahora queda el amor y la recompensa para gozar de ella. Alma mía ¿qué puedo decirte?  Tú me preguntas con tu espíritu sumergido en Mí: «Y ahora ¿qué cosa vas a hacer, Señor, de mí, tu sierva?». Podría decirte: «Romperé el vaso de barro para extraer de él la esencia y llevarla a donde estoy Yo». Ambos nos alegraríamos por ello. Pero todavía me eres necesaria durante un poco, y aún otro poco, ahí, exhalando tus perfumes que son todavía el olor de Cristo que habita dentro de ti. Y entonces te diré como a Juan: «Si quiero que te quedes hasta que Yo venga a tomarte, ¿qué te importa el quedarte?». La paz sea contigo, pequeñita mía, incansable voz. La paz sea contigo. Paz y bendición. El Maestro te dice: «Gracias», el Señor te dice: «Sé bendita». Jesús, tu Jesús, te dice: «Siempre estaré contigo porque es cosa dulce para Mí estar con los que me aman». Mi paz sea contigo, pequeño Juan. Ven. Descansa sobre mi Pecho”. (Escrito el 28 de Abril de 1947).
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43-233.- El Padre Migliorini pide señal para sus hermanos religiosos que no creen.- Respuesta dada al rico Epulón: «Si no escuchan a Moisés ni a los Profetas, no escucharán ni a un muerto resucitado».
* Resulta inútil una señal divina cuando hay de por medio un exceso de ciencia humana, ciencia por demás imbuida de tierra para poder entender lo que no es tierra.- ■ Dice Jesús: “Dile al padre (1), que pide una señal para persuadir a sus hermanos de comunidad de ciertas verdades innegables, que le doy la misma respuesta que le fue dada al rico Epulón: «Si no escuchan a Moisés ni a los Profetas, no escucharán ni a un muerto resucitado». Si no escuchan la voz de la conciencia, inspirada por mí, que grita sus advertencias incontestables y verdaderas; si sofocan bajo su incredulidad hasta aquel residuo de sensibilidad que queda en ellos, ¿cómo quieres que vayan a percibir otras cosas? Si no inclinan su frente ante la realidad que les hiere y no recuerdan, no entienden ni admiten nada, ¿cómo quieres que den crédito a una señal? ■ Hasta a Mí me niegan por más que aseguren no negarme. Ellos son los «doctos» y, bajo las piedras y cascotes de su ciencia por demás imbuida de tierra para poder entender lo que no es tierra, han sofocado la hermosa, santa, sencilla y pura capacidad de creer. ¡Ay, María! ¡Qué dolor el de tu Jesús! Veo extinguirse aquello que Yo sembré a costa de mi morir. ■ Mas, ni aunque Yo apareciera me creerían. Pondrían en juego todas las argucias de la ciencia para pesar, catalogar y analizar la maravilla de mi aparición; desplegarían todos los razonamientos de su cultura, revolviendo profetas y santos para citar, al revés y del modo más acorde con su conveniencia, las razones por las que Yo, Rey y Señor de lo Creado, no puedo aparecer”.
* Cántico a la virginidad del espíritu y severa condena del racionalismo.- Jesús: “También ahora, como hace veinte siglos, serían los sencillos, los niños, los que me seguirían y creerían en Mí. Los sencillos, porque tienen el mismo corazón, virgen de racionalismo, de desconfianza y de soberbia de la mente que los niños. No. No encontraría en mi Iglesia quienes fuesen capaces de creer. O, si acaso, encontraría entre el gran ejército de mis ministros alguna alma que supo conservar la virginidad más excelsa: «la del espíritu» ■ ¡Oh santa virginidad de espíritu, cuán preciosa, querida, dilecta eres a mi corazón que te bendice y ama con predilección! ¡Oh santa virginidad del espíritu que conservas el candor del Bautismo en las almas que te poseen; que guardas el ardor de la Confirmación en las almas que te conservan; que haces perdurar el alimento de la Comunión en las almas que se te entregan; que eres Matrimonio del alma con su Jesús Maestro y Amigo; que eres Sacerdocio que consagras a la Verdad; que eres Óleo que purificas en la hora extrema para disponer al ingreso en la mansión que os preparé! ¡Santa virginidad del espíritu que eres luz para ver y sonido para oír, qué pocos saben conservarte! ■ Mira, alma mía. Pocas son las cosas que condeno tan severamente como ésta del racionalismo que prostituye, profana y mata la Fe. Digo Fe con mayúscula para indicar la Fe verdadera, absoluta, real. Yo lo condeno como a mi asesino, pues él es el que a Mí me mata en los corazones y que preparó y prepara tiempos bien tristes para la Iglesia y para el mundo. Otras cosas he maldecido; mas ninguna maldeciré como ésta. Ha sido el germen del que han derivado otras, otras y otras doctrinas venenosas. Ha sido el pérfido que abre las puertas al enemigo. Y, en efecto, ha abierto las puertas a Satanás que nunca ha reinado tanto como desde que impera el racionalismo. ■ Ahora bien, está dicho: «Cuando venga el Hijo del hombre no encontrará fe en los corazones». Por eso, si el racionalismo hace su obra, Yo haré la mía. Bienaventurados aquellos que, así como cierran la puerta al pecado y a las pasiones, saben cerrar las puertas del templo secreto a la ciencia que niega y viven, solos con el Solo que lo es todo, hasta el fin. En verdad te digo que estrecharé contra mi corazón al desgraciado que cometió un delito humano y se arrepintió de él, por cuanto siempre admitió que Yo puedo todo. Mas tendré cara de Juez para los que, basándose en una doctrinaria ciencia humana, niegan lo sobrenatural en las manifestaciones que el Padre había de querer que Yo le diese. ■ Un sordo de nacimiento no puede oír, ¿no es cierto? Uno que, por desgracia, tenga rotos los tímpanos no puede percibir los sonidos, ¿verdad?  ¿Mas cómo he de poder dar la audición a un espíritu sordo si éste no se deja tocar de Mí?”. (Escrito el 2 de Agosto de 1943).
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1  Nota  : Padre Migliorini, su director espiritual.
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43-395.- “Te escogí Yo para ser voz de la Voz de Jesús-Maestro”.
* “Para que no muráis fuera de mi Camino os proporciono estrellas de luz tenue. Penetro de Mí a los predestinados y ellos irradian mi Luz”. ■ Dice Jesús: “Hay quienes vienen a Mí de un modo ordinario y quienes se hallan predestinados a ser algo en mi servicio. Entre los predestinados hay quienes vivieron como ángeles desde su nacimiento, y quienes se hicieron ángeles por el amor tras haberse portado como hombres. Y hay también quienes están predestinados a ser estrellas que alumbren el camino a los hermanos que van de marcha y se encuentran necesitados de tantas luces para caminar. ■ Yo soy la Luz. Luz potentísima que debería bastar para guiar a los pueblos por el camino que lleva al Cielo. Mas los hombres, cuyos ojos se inclinan con exceso a mirar al fango, no soportan ya la Luz absoluta. Ya no la pueden acoger porque falta en ellos el espiritual ejercicio de la mente vuelta a Dios y la  confianza en Él. Los desdichados hombres, o están apartados de Mí y no me miran porque no piensan en Mí, o se ven discapacitados por su menguada mentalidad que les hace ver y pensar de Dios conforme a su capacidad. Por eso, no con humildad sino con vileza más bien, dicen: «Soy muy distinto de cómo quiere Dios que sea el hombre, y no puedo alzar a Él mi mirada». ¡Oh ciegos y necios! ¿Son acaso los sanos los que acuden al médico? ¿Son por ventura los ricos los que recurren a un bienhechor? No. Son los enfermos y los pobres los que van en busca de quien les pueda ayudar. Y sois vosotros los pobres y los enfermos mientras que soy Yo el Señor y el Médico vuestro. En vano os digo: Me tenéis miedo; mas no lo tenéis de pecar ni de desposaros con Satanás y sí, en cambio, de mirarme y de estar a mi lado. ■ Así pues, para que no muráis fuera de mi Camino, os proporciono estrellas de luz tenue que otra cosa no son que emanaciones de Mí, partes de Mí que os llegan a vosotros de forma que no os induzcan a un necio terror. Yo, Sol eterno, penetro de Mí a mis predestinados y ellos irradian mi Luz en medio de vosotros y emanan corrientes de atracciones espirituales para atraeros a Mí que os aguardo en los umbrales del Cielo. ¡Ay de la tierra si llegase un día en el que el ojo de Dios ya no pudiese escoger de entre los hijos de los hombres a los predestinados a ser mis portadores de Luz y mis portavoces! ¡Ay! Ello equivaldría a decir que entre los miles de millones de hombres ya no hay un justo ni un generoso, por cuanto los predestinados se encuentran entre los justos que nunca ofendieron a la justicia y los generosos que superaron todo, a sí mismos en primer término, para servirme a Mí”.
* Con corazón de Padre y de Esposo aguardé, María, a esta hora… para hacerte portadora de mi Luz en el mundo”.- ■ Jesús: “Tú te cuentas entre éstos, pequeña criatura que vives del amor. Estás entre éstos. Después de tanto sufrir, has llegado a comprender que sólo Yo podía colmar los anhelos de tu alma y has venido. Mas, antes de que tú fueses, te escogí Yo para ser voz de la Voz de Jesús-Maestro. Con corazón de Padre y de Esposo aguardé, María, a esta hora; te cubrí con mi mirada esperando pacientemente la hora de comunicarte mi voluntad y mi Palabra. Nada se me ocultaba de cuanto habrías de hacer de menos bueno, como tampoco de cuanto habrías de emprender a partir del momento en que te lanzaras a la corriente del amor. ■ «Tarde», dirás, «te manifestaste, Señor». Tarde. Hubiera querido, hija, que hubiese sido mucho antes, mas hube de trabajarte como hace el orfebre con el oro en bruto. Yo te formé dos veces. En el seno de tu madre, primero, para traerte al mundo, y en mi seno después para entregarte al Cielo y hacerte portadora de mi Luz en el mundo. Sabía cuándo habías de venir y cuándo habías de alcanzar la edad para servirme. Dios no tiene prisa pues sabe todo lo que atañe a la vida de sus hijos. Llegó la hora en que tú ya no eras una mujer sino un alma de tu Señor tan sólo, un instrumento, como tú dijiste. Y cuando lo escribiste (1) no sabías que mi amor habría de servirse de ti de este modo tras tantos años de prueba. Ve ahora, obra y habla conforme a mi deseo. No digo: te mando. Digo: deseo, porque se manda a un súbdito y se ruega al amigo: y tú eres mi amiga”.
* “Yo pongo en tus labios mis palabras, no son tuyas, para que las repitas a los sordos de la tierra”.-Jesús: “Y no tengas miedo de nada ni de nadie. Ni las fuerzas de la tierra ni las del infierno podrán dañarte porque estás conmigo. Cuanto dices no son palabras tuyas sino mías que Yo pongo en tus labios para que las repitas a los sordos de la tierra. Cuanto haces no es sino fortaleza mía que Yo te comunico en beneficio del que muere por inanición de su espíritu. No eres ya la pobre María, una mujer débil, enferma, sola, objeto de insidias. Eres mi discípula predilecta y Yo te juro que, por más que se concitase todo el mundo para hacerte la guerra, no podría arrebatarte lo que te he dado porque estoy contigo. Lo has entendido bien. ■ El septentrión (2) son los pueblos que invaden o tratan de invadir la tierra cristiana por excelencia: aquella en que se encuentra Roma, sede de mi Iglesia. Castigo merecido por los prevaricadores que inclinaron su cabeza, marcada ya con mi señal, ante los ídolos de las mendaces potencias extranjeras que son ahora las primeras en acarrearle tormento. Si hubieran de aliarse las cuatro fuerzas del Septentrión contra vosotros en una horrorosa conjuración de potencias tenebrosas, se apagaría la luz sobre vuestro suelo y volvería de nuevo a verterse fresca la sangre de los mártires en la nueva derrama sobre el mismo. ■ Mucho, mucho, mucho es lo que hay que rezar, hija de mi amor. No puedo pedirte ya más sacrificios de afectos por cuanto te encuentras desnuda como Yo sobre la Cruz. Mas, si fuera posible, te pediría otros muchos con este fin. Y te ayudaré; mas como tengo necesidad de lágrimas que hagan de agua lustral para Italia que se encuentra enfangada, te prevengo que haré que tu pena sea acerba a fin de que valga por muchos duelos y muchos perdones de Dios para Italia. Di conmigo: «Acepto, Señor, beber el cáliz de dolor para preservar a Italia de nuevas desgracias y, en particular, de las del espíritu. Quédate, Señor, conmigo mientras apuro mi Pasión de pequeña redentora». Y Yo me quedaré siempre contigo hasta que llegue la hora de llevarte allí donde la Pasión termina y da comienzo la gloriosa resurrección en Mí”. (Escrito el  9 de Octubre de 1943).
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1  Nota  : Cfr. en la Autobiografía, pág. 354.   2  Nota  : María Valtorta anota, entre líneas, a lápiz «Jeremías, cap. 1, v. 14-16».
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43-466.- Aquellos que niegan la obra de María Valtorta niegan el poder del Espíritu Santo.
* “¡Ay de vosotros si negáis al Espíritu Santo que desciende con sus luces para hacer de una criatura luz y para purificar con su Fuego a una carne a fin de que pueda transmitiros las palabras de Sabiduría!”.- ■ Dice Jesús: “Es preciso que el grano muera para que llegue a ser alimento de vida. Cuando ya no pertenezcas a esta tierra, vendrán a saciarse del pan de la Palabra que Yo te entregué para los hermanos. El hombre es de tal naturaleza que solo se rinde ante el holocausto. Yo lo conseguí después de la muerte y tú no eres de mejor condición que tu Jesús. No temas. Lo que ahora parece que caiga sobre roca impenetrable, germinará cuando hayas alcanzado a ser espiga en mi Reino. Mas antes viene el trabajo de la vida y la lobreguez de la muerte. Toda misión, si ha de tener éxito necesita lágrimas, de sufrimientos, de desprecios y de sacrificios. Deja que se burlen. Puesto que no quieren ver ni oír quienes más necesitados están, acumularé sobre ellos tinieblas y silencio. No podrán echármelo en cara que ellos y solo ellos así lo quisieron con su pertinacia en la desidia y en la soberbia espirituales y en la negación del poder del Espíritu Santo. ■ ¿Qué dije del que peca contra el Espíritu Santo? ¿Y no saben que en Cristo están el Padre y el Espíritu? ¿Y no recuerdan cómo dije que el Consolador habría de venir a traer la Luz? Ahora bien, el Consolador, el Espíritu de Vida, es Uno con la Palabra del Padre y con el Padre. Así pues, negándome a Mí y a la Palabra que soy Yo, se niega al Padre que permite a la Palabra difundirse todavía y se niega al Espíritu que mueve a la Palabra. No reneguéis de Nosotros. Mas ¡ay de vosotros si negáis al Espíritu que desciende con sus luces para hacer de una criatura luz y para purificar con su Fuego a una carne a fin de que pueda transmitiros las palabras de Sabiduría! Si es vil el instrumento, Nosotros, al habitarlo, hacemos que alcance la dignidad precisa para ser aceptado; y por eso os asegura que cuanto se siente obligado a daros, os lo da en nuestro Nombre. No os toca a vosotros juzgar. ■ Yo tomo a los pobres y a los niños para hacer de ellos dignatarios de Cristo Rey. «Esos», María, están ya juzgados por su obstinación saturada de humanismo, solo de humanismo. Deja que los «muertos» se entierren a sí mismos. Tú permanece en la vida y sigue adelante. Cuando te encuentres del todo en Él, llegarán la glorificación y el amor, entonces ya  sin obstáculos”. (Escrito el 25 de Octubre de 1943).
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43-473.- Palabras de Ezequiel e Isaías aplicadas a los incrédulos de esta Obra.
* «Tú eres para ellos como un cántico ejecutado por una voz dulce y suave. Escuchan tus palabras, mas no las ponen por obra»”.- ■ Dice Jesús: “Tú, alma mía, no tiembles ni te ensoberbezcas. Tan perjudicial es el temor como el orgullo. Las alabanzas y los desprecios deben dejarte indiferente. Vive tan sólo con el pensamiento puesto en servir la causa de Dios. Los desprecios sufridos por la causa de Dios constituyen ya una aureola. ■ ¡Las alabanzas! ¡Oh, las alabanzas de los hombres! Son lo más vano que pueda darse y lo que con mayor facilidad queda reducido a nada. Burbuja de aire que emerge de un fondo cenagoso, gas de fango putrefacto que, para irrumpir a la superficie de las aguas, indica en ellas un círculo que al punto se desvanece: eso y menos que eso es la alabanza de los hombres. Nace siempre de un sentimiento humano, arrastra consigo sus miasmas, rompe el espejo de la paz interior no quedando nada absolutamente tras ella. Dichosos aquellos que, al igual del agua que quiere conservar su pureza, continúan obrando en Dios y corren veloces dejando atrás hasta el recuerdo de las vanas alabanzas que suscitaron, dejándolas para la parte humana a la que en exclusiva pertenecen. Jamás te seduzcan las alabanzas humanas. Piensa siempre que están hechas de hipocresía y frivolidad, a partes iguales. Como hoy te adulan, mañana te denigrarán. ■ Piensa que aun los más buenos, si bien con una bondad del todo humana, te escuchan por el placer de las palabras, no por la sustancia de las mismas. Agrádanle los conceptos por ser armoniosos y artísticos, pero no meditan en el nervio que los sustenta: «Tú eres para ellos como un cántico ejecutado por una voz dulce y suave. Escuchan tus palabras, mas no las ponen por obra»” (1).
* «Oiréis y no entenderéis… han cerrado sus ojos para no ver y así no vean, no escuchen ni entiendan con su corazón, no se conviertan y Yo no los pueda sanar»  «…entonces sabrás que en medio de ti hubo un profeta, un siervo, una ‘voz’ mía»”.- ■ Jesús: “Déjales hacer. Peor para ellos. Es un nuevo don de mi paciente Misericordia que rechazan y, al rechazarlo, amontonan sobre sí los carbones de mi Justicia ya que, de nuevo, tuvieron quien les llevó la Palabra y, una vez más, despreciaron esta Palabra. Una vez más, por tanto, se puede aplicar a esta generación la profecía de Isaías: «Oiréis y no entenderéis, miraréis y no veréis. Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se han hecho duros de oído y han cerrado sus ojos para no ver y así no vean, no escuchen ni entiendan con su corazón, no se conviertan y Yo no los pueda sanar» (2). ■ Generación adúltera y perversa que tan fácilmente crees al que da muerte a tu espíritu y rechazas a Cristo y a sus profetas que quieren darte la Vida. ¡Cuántas veces, generación de los marcados con la señal de Cristo que en vosotros es un contrasentido, desposados como estáis con el Enemigo y con la carne, cuántas veces intenté salvarte recibiendo a cambio las piedras para mis profetas y la crucifixión para tu Maestro! Generación de Judas que me vendes y truecas por unas apetencias inmundas y repudias la Luz para hundirte en las tinieblas, ¡que alcances pues cuanto deseas! Muerte tendrás por cuanto no quisiste Vida y no contarás con otras señales para despertarte de tu crapulosa somnolencia que con las tremendas señales de mi ira. «Mas cuando acaezca lo que he predicho, y he aquí que llega, entonces sabrás que en medio de ti hubo un profeta, un siervo, una ‘voz’ mía»” (3). (Escrito el 28 de  Octubre de 1943)
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1  Nota  : Ezequiel 33,32.  2  Nota  :  Isaías 6.9.   3  Nota  :  Ezequiel 33,33.
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43-493.- El Padre Migliorini desea que María Valtorta escriba: las impresiones y la manera como oye a Jesús.
* “La obediencia supera en valor a la palabra. El que obedece se conforma a los tres más obedientes del mundo”.-Dice Jesús: “Callé ayer para darte ocasión, no a descansar sino a obedecer. Te dijo el Padre (1) que escribieras tus impresiones y la manera como me oyes. Tus fuerzas y tu tiempo son limitados y así, cuando haces una cosa no puedes hacer otra. Por esto te dejé tranquila para darte la posibilidad de obedecer. El Padre no te dio, al efecto, mandato alguno sino que únicamente expresó un deseo. Mas para los verdaderos obedientes, un simple deseo equivale a un mandato. La obediencia supera en valor a la palabra aun cuando ésta se escriba a mi dictado, porque la palabra, si bien la oís y la escribís, no es vuestra, y, por más que la repitas, tampoco es vuestra. Cabe decir aquí: «Dejad hacer, pues a los pobres siempre tendréis con vosotros pero a Mí no». Siempre tendréis pobres a los que suministrar la palabra. Mas no tendréis la oportunidad de esparcir el precioso aroma de la santa obediencia desafiando las habladurías de los demás. ■ Y sabed que la obediencia fue la virtud del Verbo destinado a ser Hombre y a llegar a ser el Redentor. El amor, el poder, la perfección, la sabiduría, son comunes a Nuestras Tres Personas. Mas la obediencia es mía, exclusivamente mía. Obedecí al encarnarme, al hacerme pobre, al estar sometido a los hombres, al cumplir mi misión de evangelizador y al morir. Por eso, cuando obedecéis, ya sea a los hombres en obediencias relativas, ya sea a Dios en esas grandes obediencias que implican renuncias y sacrificios de sangre y aceptaciones de muerte, muertes, muchas veces atroces, os hacéis semejantes a Mí que fui obediente hasta la muerte, que fui el Obediente por excelencia, el Obedientísimo divino. ■ Segunda en la obediencia con respecto a Mí fue mi dulce Madre que siempre obedeció, y, con sonrisa amorosa, a los quereres del Altísimo. ■ Fue tercero en la obediencia mi casto padre de la tierra que hizo de su fuerza viril recamados de obediencia; retorció incluso su fuerza viril y sus entrañas de justo, cual hilo de seda, para sujetarlas a los quereres de Dios. Por esto, el que obedece se conforma a los tres más obedientes del mundo, a los que tendrá aquí por amigos y más adelante en el Cielo”. (Escrito el 3 de Noviembre de 1943).
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1  Nota  : Padre Migliorini, su director espiritual.
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43-494.- María Valtorta, secundando el deseo del Padre Migliorini, describe las fases y los modos como la «Voz» querida llega a ella y escribe sus palabras.
* La forma de explicar del Maestro: explica lo que quiere y del modo más dispar a como explicaría ella y a como se acostumbra a explicar.- ■ Y ahora voy a esforzarme en describir las fases y los modos como la «Voz» querida llega a mí y escribo sus palabras. ● A veces, ya de noche, en mi duermevela —más que sueño puesto que, simultáneamente, me doy cuenta de lo que sucede en mi aposento o en la calle— siento que la Voz me dice repetidas veces una frase como invitándome a sentarme y escribir. Si cuento con fuerzas físicas suficientes, me siento y, luchando con la somnolencia y los dolores, me pongo a escribir. Entonces, a la frase o a las pocas frases iniciales, siguen a modo de hilo que se desenvuelve, las demás, cesando el sufrimiento provocado por la oposición entre el alma, tensa para escuchar, que desearía el concurso del cuerpo, y el propio cuerpo derrengado que se niega a servir al alma habiendo de dejar su reposo para escribir. ● Otras veces, en cambio, es tan imperiosa la «Voz» —la cual, sueño aparte, debe en tales casos comunicarme un vigor especial que dura el tiempo que de él necesito— que he de sentarme al momento y escribir inmediatamente, o si es de día, dejar lo que tenga entre manos para escribir. ● Muchas veces advierto la llegada del momento del amaestramiento y, en consecuencia, de la cercanía del Maestro, por una especie de sacudida, de penetración, de infusión, no sé cómo expresarme para ser exacta. Es, en fin, un algo que penetra en mí y me proporciona una satisfacción luminosa. Insisto en lo de “luminosa” porque es, ciertamente, como si pasase de un lugar sombrío a otro inundado por el calor y la alegría del sol. ● Mas no siempre sucede así. Son éstos los momentos más sublimes, como lo son aquellos en los que a las palabras se une la visión mental de cuanto Él describe (como cuando me mostró a María en su gloria del Paraíso). Generalmente es una cercanía muy próxima. Pero siempre cercanía. Las lecciones son pues así. ● Alguna vez, como ha ocurrido esta mañana con el fragmento que le acompaño en hoja aparte, nada hay que justifique ni predisponga esa instrucción facilitada. Por ejemplo, esta mañana me encontraba yo a mil leguas de distancia de ese pensamiento. No rezaba sino que estaba atenta a un menester puramente material relacionado con mis particulares necesidades de enferma. Le digo esto para darle a entender cuán lejos estaba de pensar en cosas místicas. Comenzó la «Voz» a hablar sin tener nada en cuenta. Después, tras haberme dado, diré así, la primera sacudida, esperó a que terminase aquella ocupación. Acto seguido me instó a escribir dándome a entender que tomara media hoja que sería bastante. Como tuviese yo en la mano una hoja entera, me la hizo colocar y, efectivamente, como ve, bastó. La primera frase pronunciada mientras yo no podía escribir, era: «La obediencia supera en valor a la palabra. La obediencia fue la virtud del Verbo». Después Jesús, sobre ese tema inicial, cuando ya podía escribir, dictó sus palabras tal como las he escrito en ese trozo de hoja…Otras veces, por el contrario, inicia la lección espontáneamente haciéndome abrir al azar el libro que Él quiere en el que me muestra súbitamente la frase sobre la que, a continuación, desarrolla su enseñanza más o menos por extenso. A las veces se sirve de un libro cualquiera, o tal vez de un periódico, del que extrae enseñanza. ● Hay también días en los que no habla y entonces me siento tan mísera que me tengo por un niño que no tomó el pecho y lo busca por todas partes gritando. También yo le llamo y le requiero abriendo la Biblia por un sitio y otro. ● Hay días en los que permanece tenazmente callado y tengo por eso grandes deseos de llorar. ● Hay otros, en cambio, en los que, tras haberme hecho andar de arriba abajo sin atenderme, se rinde al fin y entonces siento esa sensación, por la que me doy cuenta de la llegada de la gracia. ■ Advierta que, mientras antes era capaz de meditar por mi cuenta —pobres meditaciones si se les compara con las que actualmente recibo— ahora me encuentro totalmente incapaz de hacer algo por mí. Me concentro fácilmente en un punto, si bien nada extraigo de él, y el Maestro, generalmente, nunca me explica el punto que yo querría que me explicase en aquel momento. Explica lo que quiere y del modo más dispar a como explicaría yo y a como se acostumbra a explicar. ■ Igualmente me siento incapaz de interesarme por los libros de lectura. Yo, que he sido una lectora empedernida, dejo ahora empolvarse los libros sin abrirlos. Y si los abro, a las pocas líneas me canso y los cierro. Y no es que me canse el leer. Me canso porque me resultan un alimento insípido y desabrido. ■ Y lo mismo las conversaciones habituales. Me resultan una verdadera fatiga. Querría estar sola y en silencio ya que las chácharas me molestan grandemente y me parecen más insulsas que nunca. He de hacer prodigios de caridad para soportar a quienes se afanan en hacerme compañía impidiendo con su visita esa Compañía para mí tan querida, la única que yo deseo y que soporta mi alma: la de Jesús o la de quien, como usted, no ignora mi secreto. Y ¿quiénes son estas personas? Usted, Marta, Paula y su padre. Este último tan solo entiende una parte, pero no las noventa y nueve restantes y por eso… se quedan en tres. Ahora bien, Marta, como siempre está en continuo movimiento, se encuentra tan cansada para cuando llega la tarde, que se cae de sueño. Así pues, no quedan sino Usted y Paula. A vuestro lado, y sobre todo al de Usted, descanso y disfruto. Pero todos los demás resultan para mí cansancio y pena. ■ En cuanto al libro de Ricciotti, desde el primer momento que lo abrí no me gustó. Como el Cantar, está bien traducido. Mas los juicios del autor… son ciertamente de esos que ya no puedo asimilar. Por otra parte, me susurra la Voz con la insistencia de un retornelo: «No te ocupes de ese trabajo. No lo quiero». No dice nada más. Pero, al ver que insiste, me decido a manifestarle que ya no leeré más de cuanto hasta aquí he leído y, le confieso, que ello no me causa pena por cuanto, le repito, paréceme masticar paja. Con esto he obedecido. (Escrito el 3 de Noviembre de 1943).
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43-497.- María Valtorta, secundando los deseos del P. Migliorini, habla de su cultura bíblica y del modo en que el Señor le comenta los pasajes de la Biblia. Y de su deficiente salud.
* En mi conocimiento de la Biblia, soy un perfecto pollino.- ■ En relación con el deseo que usted (1) tiene de que le diga cuáles eran mis conocimientos de la Sagrada Escritura, le puedo formalmente asegurar que tan solo conozco los cuatro Evangelios. Esos los sé de memoria y desde hace años. Así mismo leí una vez, ahora esto hace trece o más años, el Cantar de los Cantares y precisamente en una edición protestante que más tarde entregué al entonces párroco de San Paulino: Monseñor Guidi, en la actualidad difunto. En un libro de cultura leí los Proverbios de Salomón. Y aquí terminan mis conocimientos. Leer la Biblia es para mí como deambular por un mundo desconocido que se hiciera impenetrable, ya que, por lo que me alcanza, tan solo entiendo su significado superficial y los comentarios de las anotaciones puestas al pie de las páginas que, se lo advierto, difieren de las que el Maestro me sugiere. Cuando iba a la escuela me hicieron estudiar la Historia Sagrada en un texto breve adaptado a nuestra edad infantil y sabe usted muy bien cómo son tales textos; reducidos a la mínima expresión. Recordaba los puntos salientes, nombres más que sucesos, y confieso que, exceptuados los nombres de Adán, Abraham, Esaú, Moisés, Lot, Ruth, Esther, y pocos más, ninguna otra cosa recordaba. No hay sino decir: ¡un perfecto pollino! ■ En resumidas cuentas: del Antiguo Testamento, además de los Evangelios, conocía aquellos fragmentos referidos en las epístolas y basta. Aun ahora que, por indicación suya, tengo la Biblia a mi disposición, no he ido, y esto por orden sobrenatural, más allá de Esther. Y le confieso que muchas, muchas páginas de los Reyes y de los Paralipómenos me han gustado mucho. Después me ha ocupado tanto el Maestro que no he podido avanzar ordenadamente. Tanto es así que me he quedado encallada en el capítulo 13º de Job. El resto, quitados los puntos que, de vez en cuando, el Maestro me explica, lo desconozco totalmente. ■ Repito, que los días en que Jesús calla y yo invito con la confianza que da el amor, abro el Libro por aquí y por allá sin pararme siquiera a leer. Me fijo en un punto y si siento que Jesús da señales de hablar, bien; y si no, abro por otra parte hasta que habla. Si después de tres o, a lo sumo, cuatro tentativas en diversos puntos abiertos al azar por las 1838 páginas del Libro, comprendo que no quiere hablar, me resigno y leo por mi cuenta a partir del punto donde quedé que es ahora la pagina 729. No puedo en esto ser más detallada y obediente. ■ Y lo soy a pesar de los muchos obstáculos que se interponen y que van: de las continuas interrupciones a los vértigos producidos por mi estado de salud que el médico la encontró ayer muy grave. La situación pulmonar y cardíaca da pie para todos los temores humanos. Quedan para mí todos los goces sobrenaturales. Sé que mi pulso es debilísimo, filiforme, arrítmico y depresivo. Lo advierto. Por algo fui enfermera. Sé que me pueda quedar paralítica de un momento a otro. Sé que los vértigos y los colapsos son producidos por la anemia cerebral y la atrofia cardíaca. Sé que respiro tan solo con la mitad del pulmón izquierdo y que el derecho está como si fuese una rama seca. Todo esto lo sé. Mas éstas son mis riquezas y las fuentes de mi paz. Confío mi pasado a la Misericordia de Dios. Espero su ayuda para el presente. Y para el futuro, brilla para mí, cual sol jubiloso, la perspectiva de llegar presto adonde Aquel que amo. Por eso, cada agravamiento no tiene tañido fúnebre sino que suena como campana que repica a fiesta anunciándome la proximidad de mi entrada en la Vida. (Escrito el 4 de Noviembre de 1943).
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1  Nota  :  Padre Migliorini.
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44-106.- “Recuerda que eres la cisterna del agua divina en la que esa agua se vierte para que todos puedan venir a ella para sacarla”.
“A todas aquellas pocas (criaturas) que son así, del todo «mías» sin reservas, Yo les abro los tesoros de las revelaciones y de las contemplaciones y me doy a ellas sin tasa”.- ■ Dice Jesús: “Cuando te veo tan atenta a mis lecciones, me pareces un escolar diligente y entusiasmado con su maestro del que espera aprenderlo todo. Por el contrario, cuando adviertes por ti algo nuevo y formulas observaciones (esto ocurre en las visiones), me haces recordar al niño bueno al que su padre tiene de la mano y le conduce ante lo que quiere que el niño vea para desarrollar su inteligencia; pero que, mientras tanto, no interviene por proporcionar a su pequeño el placer de descubrir algo nuevo y de sentir aumentar en sí mismo la propia estimación. Para hacer esto, debes estar siempre vacía de cuidados humanos. Cada vez más vacía. Debes sentirte cada vez más segura a fin de caminar con desenvoltura por las sendas de la contemplación y cada vez más tranquila y confiada en Mí que te tengo de la mano. Un padre no deja traslucir sus intenciones sino que, con mil argucias amorosas, hace cuanto sabe hasta que su pequeño se fije en aquella cosa determinada que él quiere que su niño vea. ■ ¡Oh! Yo soy para mis pequeños el más amoroso de los padres y el más paciente de los maestros y soy feliz cuando puedo tener a mi disposición a alguien que sea dócil y atento; feliz de ser Maestro y Padre. ¡Es tan difícil que mis criaturas pongan confiadamente su mano en la mía para que Yo las conduzca, las instruya y me digan: «Te amo sobre todas las cosas y con todo lo que soy!». A todas aquellas pocas que son así, del todo «mías» sin reservas, Yo les abro los tesoros de las revelaciones y de las contemplaciones y me doy a ellas sin tasa”.
“Cuanta mayor atención y exactitud pongas, tanto mayor será el número de los que vengan a Mí, y tanta mayor tu felicidad espiritual presente y tu felicidad eterna futura”. ■ Jesús: “Pero, María, así como os elijo para el papel de divulgadoras de mi Divinidad en sus diversas manifestaciones hacia aquellos que tienen necesidad de ser despertados y conducidos a entrever a Dios, recuerda que debes ser escrupulosa en sumo grado al repetir cuanto ves. Hasta una nonada tiene su valor, nonada que no es tuya sino mía, por lo que no te es lícito retenerla. Ello sería deshonesto y egoísta. Recuerda que eres la cisterna del agua divina en la que esa agua se vierte para que todos puedan venir a ella para sacarla ■ En los dictados has llegado a la más exacta fidelidad. En las contemplaciones eres muy respetuosa al describirlas; mas, por la prisa en escribir y por especiales condiciones de salud y de ambiente, te ocurre que omites algún detalle. No lo debes hacer. Ponlos al pie de la letra, pero sin dejar ninguno. No es un reproche sino un dulce consejo de tu Maestro. Me dijiste hace tiempo: «El que por mí te amen los hombres un poco más, justifica y compensa toda mi fatiga y, mi vida toda. Aunque tan sólo fuese un hombre el que volviese a Ti por mediación de tu ‘violeta escondida’, ella sería feliz».  Cuanta mayor atención y exactitud pongas, tanto mayor será el número de los que vengan a Mí, y tanta mayor tu felicidad espiritual presente y tu felicidad eterna futura. Vete en paz. Tu Señor está contigo”. (Escrito el 25 de Enero de 1944).
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44-267.- “En todas estas enseñanzas mías hay un designio educativo mío. Estas páginas, si el mundo no se embrutece del todo, harán mucho bien a las almas”.
* Os habéis hecho niños por vuestra incapacidad de caminar en la fe y de comprender sus verdades. Os habéis degradado tanto… Pero ¿ya sabéis lo que quiere decir «Religión»?”.- ■ Dice Jesús: “En todas estas enseñanzas mías no hay lección ni visión sin un designio educativo mío que vosotros no entendéis o que entendéis con retraso y parcialmente. Si meditaseis con lucidez de intuición, veríais que las lecciones que os doy mediante dictados o contemplaciones de la portavoz están siempre relacionadas con acontecimientos próximos a suceder. Lo hago así para proporcionaros una ayuda sobrenatural. Estas páginas, si el mundo no llega a embrutecerse del todo, harán mucho bien a las almas, incluso en el futuro, porque contienen enseñanzas de Ciencia eterna. Mas para vosotros, que os toca vivir esta hora fatal, constituyen también una guía y un consuelo en las horas que vivís. ■ También vosotros, como los primeros cristianos de Pablo, «habéis llegado a estar un poco débiles para entender… y de nuevo, estáis con necesidad de que os enseñen los primeros rudimentos de la Palabra de Dios y de que os alimenten con leche y no con alimentos sólidos». Os habéis hecho niños, no por la inocencia y la simplicidad ni por la fe firme, sino por vuestra incapacidad de caminar en la fe y de comprender sus verdades. Os habéis degradado tanto… ¡Las palabras de la Justicia son únicamente sonidos que percuten vuestros oídos, no haciendo de ellas alimento de Vida y no lo hacéis porque no las asimiláis! Vuestro espíritu, por un culpable indiferentismo vuestro y por una culpable simpatía con la culpa, se halla tarado de infantilismo y así no cuenta ya con ese jugo que le permita nutrirse con el alimento fortificante de los adultos en la fe. ■ No tenéis religión, o si la tenéis, es una religión hecha de una coreografía de prácticas y de sentimentalismo. Pero ¿ya sabéis lo que quiere decir «Religión»? Quiere decir seguir a Dios y a su Ley, no sólo cantar bellos himnos, hacer hermosas funciones, asistir a sermones elegantes o ser miembros de A o B de tal o cual asociación: todas esas cosas que excitan vuestro sentimentalismo, y nada más. Religión quiere decir transformar el hombre-animal en hombre-semidiós. Es preciso matar, mediante la religión, la animalidad en sus variadas formas que van de la carne a la mente. ¡Abajo la gula, abajo la lujuria, fuera la avaricia, abajo la pereza y mueran la mentira y la soberbia! Entonces seréis adultos en la religión y en la fe y seréis hombres hechos, teniendo «con la práctica adquirida, la facultad de discernir entre el bien y el mal»”.
* “Vengo a instruiros ahora sobre lo más perfecto. Seréis pocos los que tienen hambre de Justicia, de Verdad y de Sabiduría. Mas a éstos, mis benditos, Yo les doy un pan que les ayuda a gustar cada vez mejor el otro Pan que soy Yo-Eucaristía”.- ■ Jesús: “Y por esto Yo, dejando a un lado la enseñanza elemental, vengo a instruiros sobre lo más perfecto porque quiero que lo alcancéis. Seréis pocos los que tienen hambre de Justicia, hambre de Verdad, y hambre de Sabiduría. Mas a éstos, mis benditos, Yo les doy un pan que les ayuda a gustar cada vez mejor el otro Pan que soy Yo-Eucaristía. También en mi vida pública hice preceder el pan de la Palabra al pan del Sacramento. Aquel debe ser siempre preparación de Éste. Para esto está la Iglesia docente: para perpetuar mi ministerio de Maestro y capacitaros para extraer del Sacramento el máximo poder vital. ¡Ay, empero, de aquellos, que después de conocer al Verbo mediante el Espíritu Santo, se embrutecen profanándose a sí mismos! No es posible que, una vez caídos, tornen a penitencia. Pues si Yo perdono tanto la debilidad del hombre, soy en cambio inexorable con el que se empeña en permanecer en el Mal tras elegirlo espontáneamente por su rey”.
* “Doy a gustar la dulzura de la palabra de Dios que se derrama nuevamente para suplir el excesivo mutismo sacerdotal y el exceso de ceniza tibia en donde debiera haber fuego; para neutralizar en mis noveles discípulos el veneno de Satanás que circula por la Tierra”.-  ■ Jesús: “Y vosotros, a quienes doy a gustar la dulzura de la palabra de Dios que se derrama nuevamente para suplir el excesivo mutismo sacerdotal y el exceso de ceniza tibia en donde debiera existir fuego vivo; que se derrama para neutralizar en mis noveles discípulos el veneno de Satanás que circula por la Tierra; vosotros para quienes descorro hasta los velos tendidos sobre los secretos de mis días de Hombre y sobre los misterios del tiempo futuro, mostraos dignos de tal don. Sed espigas granadas y no paja seca dispuesta para el fuego. Espigas de grano eterno que renaceréis en el Cielo. ■ ¡Oh alegría, la de estar fuera del mundo! ¡Alegría de estar donde se encuentra Dios! Cuando, una vez que exhalé el espíritu pude tornar al Padre, gusté una beatitud cual, desde la eternidad, jamás la había probado. Y la misma perdura porque sé ahora qué signifique estar ausente del Cielo, estar separado de Dios. Experimenté en Mí todas las experiencias a fin de poder defenderos ante el Altísimo. Mas, en verdad os digo que mi propia beatitud será la vuestra cuando estéis aquí conmigo, fuera del exilio, al lado del Padre, en la Patria del Amor. Del Amor, hijos, allí donde ya no hay llanto ni terror”. (Escrito el 16 de Marzo de 1944).
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44-387.- “La Sabiduría no descendió una vez tan solo con su Fuego, ni escogió a los gigantes para comunicarles las palabras de la Sabiduría”.- Del libro de Baruc.
* En la vigilia de Pentecostés, Jesús afirma que “la Sabiduría desciende continuamente para daros sus luces. Basta que la améis y la busquéis como a un tesoro preciosísimo”. ■ Dice Jesús: “Dí, María mi «pequeño Juan», como las estrellas de que habla la profecía de Baruc (1): «Heme aquí», y, llena de alegría, ven a escucharme. Es la vigilia de Pentecostés. La Sabiduría no descendió una vez tan sólo con su Fuego. Ella desciende continuamente para proporcionaros sus luces. Basta que la améis y la busquéis como a un tesoro preciosísimo. El mundo perece por haber menospreciado y rechazado la Sabiduría marchando fuera de sus caminos. ■ Mucha es la ciencia que el hombre ha acumulado en su mente, siendo con todo, más ignorante que cuando era primitivo; porque entonces buscaba el camino del Señor, dispuesto a acoger sus palabras, mientras que ahora busca todo menos lo que debiera buscar, llenando su ser de todas las más inútiles y peligrosas palabras, mas no de aquellas que habrían de constituir su vida”.
* El Señor no escoge a los gigantes para transmitir sus comunicaciones sapienciales. “No mira a vuestros títulos o cargos ni al ropaje o nombre. Todo eso no es sino la cáscara de aquello a que Dios mira para apreciar la medida del valor: vuestro ánimo”.- ■ Jesús: “Dice Baruc (2): «El Señor no escogió a los gigantes para comunicarles las palabras de la Sabiduría». No. El Señor no escoge a los gigantes. No los escoge. No los escoge, hombres laicos o consagrados, que os tenéis en mucho únicamente porque estáis saturados de orgullo cuando sois a mis ojos menos que una cigarra chirriadora. El Señor no mira a vuestros títulos o cargos ni al ropaje o nombre que portáis. Todo eso no es sino la cáscara de aquello a que Dios mira para apreciar la medida del valor: vuestro ánimo. Si pues vuestro ánimo no se halla encendido de caridad y es generoso en el sacrificio, humilde y casto, no, el Señor Dios no os escogerá para ser sus predilectos y depositarios de sus riquezas sapienciales. ■ No sois vosotros quienes podéis decirme a Mí: «Yo quiero ser de los que saben». Soy Yo quien puedo decir: «Quiero que éste sepa». Todavía puedo tener compasión de vosotros pues sois infelices enfermos de las más repugnantes lepras. Mas en cuanto a escogeros a vosotros con predilección, no; no lo merecéis. Sabed merecerlo con una vida recta en todo. Porque si sabéis conservar la fe en vuestras obligaciones más graves mientras que os falta para las cosas menos manifiestas pero más profundas, ya no sois rectos. No lo sois. Y este vuestro livor no es sino un motivo humano que se cubre de mentida vestidura de celo, no siendo la intención recta y careciendo de valor para ello. ■ Mas, tú, ven a conversar con tu Maestro. Ven, que Yo te saco del sepulcro del dolor pero no te desaliento con una visión, por otra parte ya vista (3) de terrorífica majestad. De la resurrección de los muertos, fíjate tan solo en la parte espiritual aplicándola a la solemnidad actual. Es el Espíritu de Dios el que, infundido en vosotros, os da la vida. Ámalo, invócalo y séle fiel. Así tendrás la Vida y la Paz:  la de más allá de la tierra y también la de esta tierra”. (Escrito el 27 de Mayo de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Baruc 3,30-38.   2  Nota  : Cfr. Baruc 3,24-28.   3  Nota  : Se refiere al dictado 44-113, del día 29 de enero de 1944, en el que se relata la visión de la resurrección de los muertos, expuesta en el tema “Muerte-Resurrección de la carne”.
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Del Capítulo  34, v. 29 de Job.

44-532.- «Si Dios otorga paz, ¿quién podrá condenar?»
* Al igual que los escribas y fariseos que juzgaron y condenaron a Zaqueo, así también los doctores actuales juzgan y condenan a los predilectos que llegan a ser «voces». Porque tanto aquellos escribas y fariseos como los actuales doctores, al no tener su corazón limpio, tampoco sus juicios son justos.- Dice Jesús: “Desde los tiempos antiguos habíase dicho ya: «Si Dios otorga paz, ¿quién podrá condenar?» (v. 29). Y con todo, aquellos doctores que siempre me acusaban y sabían a la perfección las palabras del Libro, juzgaban de muy distinta manera. ¿Por qué? Porque sabían la letra, mas no comprendían el espíritu de la misma. Semejantes en todo a los doctores de ahora que juzgan y condenan con pretextos ridículos y crueles a mis predilectos y a Mí con ellos. También se atrevieron a condenar a Zaqueo. Dios había concedido la paz a su siervo arrepentido que volvía a la casa del Padre, que no de su Amo. Éstos le condenan a Él y a su siervo porque, según ellos, no era suficiente la forma de arrepentimiento de Zaqueo. ¡Era natural! Carecía de aquellas formas hipócritas, todas exteriores, que ellos, fariseos y escribas, preconizaban; formas empleadas para engañar al mundo con una pretendida santidad que era pura ficción, ya que su interior estaba y seguía estando apestado con sus vicios. Era un verdadero arrepentimiento de su corazón. Dije Yo: «Es del corazón de donde salen las cosas que contaminan al hombre» (1). Mas también salen de él las cosas que le santifican. De este tabernáculo que, como en copón de oro contiene a vuestro espíritu en el que, por una especial transubstanciación se encarna y reina Dios, salen los buenos pensamientos, las rectas intenciones, las firmes voluntades de ser santos, los heroísmos que os consiguen el Cielo y los arrepentimientos sinceros que borra de la mente de Dios el recuerdo de vuestras culpas llevándoos a Él y Él a vosotros mediante su beso de Padre. ■ El mundo farisaico, que nunca deja de existir y actuar, juzga y condena hasta a mis predilectos: «¿Cómo, que ése es una ‘voz’? ¡No puede ser! ¿Qué ha hecho para merecerlo?». Respondo Yo: nada y todo. Nada si se compara su miseria con el poder y la perfección de Dios; todo si se considera su generosidad entregada por completo a Dios, a sólo Dios que opera bajo la humildad de una vida común, amante hasta la consunción de las fuerzas físicas y obediente tanto en las grandes como en las pequeñas cosas y hasta en las insignificantes que Yo exijo para mantenerle siempre dócil a mis deseos y probarlo de continuo en su mansedumbre. Creed que sólo quien ama «con todo lo que es» es capaz de entregar con una sonrisa a Dios que se lo pide como fruta que llevarse a la boca: el sacrificio de cualquier afecto santo, la palabra que le indico callar, la casa, el pan o el descanso que le digo que deje en momentos de profundo cansancio para continuar en mi servicio. ■ Si Yo le concedo la paz, ¿quién podrá condenar?  Condenar, ¿qué? ¿Lo que Dios juzga ahora ser merecedor de bendiciones y caricias y de bienaventuranza después? ¿Condenar el bien que se hace a sí mismo y a los demás? Imitadle y no le condenéis, y avergonzaos, siervos disolutos cuando no satanases blasfemos, de no saber servir ya a vuestro Señor Dios, de no saber recibir, comprender ni decir palabras del eterno Espíritu y de no saber ya haceros pan para las almas de vuestros semejantes, de las que tan sólo sois hielo, veneno y cadena. Condenar, ¿qué? ¿Su modo de hablar o escribir? ¡Oh!, mirad, espíritus angélicos o vosotros, felices poseedores del Paraíso, a esos hombrecillos con las alas de su ánimo rotas o a falta de ellas, que, incapaces de remontar el vuelo, piensan que tampoco los demás lo pueden hacer. Fijaos en esos topos ciegos que, al no poder ver ellos el sol, niegan su existencia y que otros lo vean. Ved a esos cuervos desprovistos de canto que, porque ellos no pueden repetir las armonías que otros aprendieron de los Cielos, niegan que exista esa voz. Pues bien, donde no alcanzan las alas del pajarillo enamorado de Dios, allí acuden las alas angélicas para subirle a la altura que Yo quiero. Yo, Yo mismo, Águila de amor que me lanzo y arrebato a lo alto hasta mi Paraíso y le muestro esta belleza que vosotros no acertáis ni a imaginar tomándola por locura, ocultando vuestra incapacidad bajo un alud de palabras cuyo contexto viene a ser éste: «El Paraíso es indescriptible por ser un mero concepto». ¿Concepto tan sólo? No, es realidad. Habla tú, pajarillo mío, que subiste sobre las alas del Águila que te ama, y di si el Paraíso es tan sólo concepto, o bien, realidad espiritual, realidad de luz, canto, gozo, belleza. Diles a éstos que tienen sus alas pegadas al barro —porque su inercia se las ha roto reduciéndoselas a miembros muertos— qué es lo que se merece el Paraíso y cómo hayan de abrazarse con una sonrisa el dolor, la pobreza y la enfermedad pensando en este lugar en donde les espera el Gozo sin fin. ■ El Sol que a duras penas veis vosotros tras las tupidas cortinas de nieblas producidas por vuestra sensualidad carnal y mental, por vuestros racionalismos que han pulverizado en vosotros la capacidad de llegar a creer con la simplicidad de los niños y la firmeza de los mártires, ese Sol que vosotros ya no podéis contemplar porque no acertáis a liberar la cabeza del pesado yugo de vuestra humanidad que subyuga en vosotros al espíritu —mientras mis benditos, libres de toda humana constricción, están con la cabeza de su ánimo siempre alzada para adorarme a Mí-Sol— ese Sol está ahí difundiendo océanos de luz y de fuego para investir de calor y revestir de esplendor a estos mis amigos para los que Yo tengo ya dispuesto un trono eterno. Ahí está, siendo ya suyo, pues esplende sobre sus cabezas como el rostro de un padre sobre la cuna de su niño, no habiendo nada más dulce que esta amorosa tutela de amor que no les abandona un instante. Vosotros, que ya no sabéis cantar vuestras armonías a Dios ni decirle que le amáis, no con la boca sino con el corazón —siendo ésta la armonía que Dios quiere oír del hombre— no neguéis que estos mis amadores puedan repetir las armonías sobrenaturales aprendidas de Mí y de mis santos. Mis amadores han flexibilizado su espiritual garganta gorjeando sin cansarse por el transcurso del tiempo ni por contrariedad alguna de la vida, su himno de amor, haciendo de todas las cosas un arpegio de notas para cantarme: «Te amo». Así es como han podido ser capaces de aprender a repetir los cánticos del Cielo. ■ ¡Oh!, benditos éstos que os descubren puntos y luces, que os traen luces y palabras que vuestra miseria desconoce; éstos que, con una total esclavitud de amor, se encuentran clavados a un patíbulo que, como el mío, tiene su base fija en el fango de la tierra y su cúspide penetra en el azul del Cielo; puntos en los que podéis apoyaros para subir —vosotros que tan sólo sabéis rastrear— para subir y comprobar cuán bello es el cielo azul y enamorarse de él, despertándose de tal suerte el deseo de imitarles”.
“La apostolicidad de la Iglesia no concluyó con los Apóstoles, pues tiene su continuidad en los apóstoles menores”.-Jesús: “¿Por qué queréis negar y decir a Dios: «No te es lícito hacer esto»? La apostolicidad de la Iglesia no concluyó con los Apóstoles, pues tiene su continuidad en los apóstoles menores, ya que cada santo, cada «voz» es uno de ellos y Yo, Cabeza de la Iglesia Apostólica, puedo escoger y distribuir por doquier para vuestro bien éstos mis apóstoles menores. ¿Que son humildes con respecto a vosotros, doctos? Bueno, ¿qué eran los doce primeros? Pescadores, analfabetos, ignorantes. Con todo los tomé a ellos y no a los rabinos doctos porque ellos, conscientes de su nulidad, estaban en condiciones de aceptar la Palabra mientras que los rabinos, saturados de orgullo, eran incapaces de hacerlo. Es la humildad lo que Yo busco y si, aun permaneciendo amorosos, puros y generosos, ellos se hubieran hecho soberbios, los hubiese abandonado sin duda alguna. ■ Dos son las cosas que, de modo absoluto, exijo en ellos: amor y fidelidad a la Verdad  —no sólo a la Verdad-Dios sino también a la Verdad-virtud— y sincera humildad. Mas con ésta, sobre todo soy inexorable. La soberbia, signo de Satanás, signo distintivo de Satanás, me fuerza a alejarme con desagrado. Recapacitad, por tanto, que si Yo les otorgo mi paz, ninguno de vosotros puede condenarles. Ellos se encuentran muy por encima de vuestras condenas. Recostados en mis brazos, aman y escuchan los secretos de Dios que después os los ofrecen, de acuerdo con lo que Dios quiere, para lanzaros un collar de perlas paradisíacas que os sirva de guía y de escalera para subir al Cielo. ■ «Voz» mía, te doy mi paz y descansa en ella como niño en el regazo de su Padre”.  (Escrito el 20 de Julio de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Mateo 15,10-11; Marcos 7,14-15.
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45-107.- “Tú recibiste misión de ser voz mundial”.
. Dice Jesús: “Aquí me tienes para explicarte muchas cosas. No me agradan las preguntas, las tuyas especialmente, pues tienes inteligencia suficiente para entender las respuestas que te doy a través de los dictados contenidos en las visiones. Mas aquí, ahora que las cosas se han desenvuelto como debían y no hay influencias en sentido alguno, hablo y te explico. Tus preguntas, aquellas que Yo reputo de justicia admitirlas, son:
*  Iª pregunta: «¿Por qué hay tanta diferencia entre tus manifestaciones y las de Dora?» (1).- ■ Te respondo: Debes saber que Yo adecúo las manifestaciones al ambiente y al fin para los que las suscité. Tú recibiste misión de ser voz mundial. Debes cantar el himno de la Misericordia y del Amor, de la Sabiduría y de la Perfección para todos los oídos, para todos los corazones, para todas las inteligencias y para todas las almas. Por eso, tras haberte formado con esa capacidad  —y no te ensoberbezcas porque todo cuanto tienes te lo proporcioné Yo para esta misión, incluso la enfermedad hasta el verte sola, todo— te hice «voz» completa, un gigante, siendo tú un pigmeo. Mas no eres tú sino Yo en ti. Por lo que Yo soy el gigante, mi pequeña Cristófora, que portas a Cristo, si bien eres portadora por Él. ■ Dora está destinada a hacer amar a Dios en medio de los hombres que ni el Pater saben recitar bien e ignoran las nociones más elementales de la religión. Sí, —podría hacerlo— pero si ella hablase como Yo te hablo a ti, ¿quién la entendería? Hay páginas de lo que Yo te dicto que les dan qué pensar a los doctos. ¿Podrían éstas ser entendidas por los humildes para los que Yo la hice instrumento? ¿Ves cómo Dios es bueno y justo? ¿Y cómo también humilde? Se aniquila amoldándose al instrumento y a quien le escucha y soporta confidencias y expresiones que no soportaría en ti, ya que tú sabes comportarte y en ti sería falta de respeto lo que en Dora es únicamente simplicidad que me hace sonreír porque me parece estar aún oyendo a aquellos ingenuos galileos que me hablaban como hombres del pueblo. No todos pueden ser Juana de Cusa, ¿no te parece?
II ª pregunta: «¿Cómo es que menudean tanto estos casos?».- ■ Te respondo así: La Providencia se comporta benignamente con sus criaturas. La corrupción general y existente con anterioridad a la guerra y siempre «in crescendo», la relajación del clero, la guerra atroz, las doctrinas deletéreas, la soberbia de los… sabioncillos o que por tales se tienen, han hecho de tal manera disminuir la fe, que ella acabaría por morir de consunción. Y —es doloroso decirlo— el agente que más daño causa a la fe es el clero sobre cuyas faltas te he dictado muchas veces. He aquí entonces que, como en una noche sin luna, aparecen más numerosas las estrellas y se vislumbran hasta las más pequeñas, sirviendo todas a proporcionar un mínimun de luz con la que guiar al viandante nocturno, así también en la asociación de los católicos a los que faltan luces mayores  —lee: clero activo— se dan estrellas y estrellitas. El tiempo último será el del espíritu y entonces, estas luces, estas voces pulularán para suministrar una guía a los rectos de corazón que andarán a tientas en la calígine de los materialismos, racionalismos y sectarismos en los que tomarán parte activa los sacerdotes. ■ Y Dios se dará a conocer como siempre a sus hijos con su vitalidad verdadera, no con la mecánica, fría y automática prestada por quien no cree, así grite «¡fe!, ¡fe!» por ser éste su oficio. ¡Oh!, ¿qué son los que así gritan? ¿Plañideras contratadas o charlatanes a sueldo? Estas y éstos, una vez cumplida su labor, se alejan sin que para nada estén convencidos de la bondad de lo que ensalzaron ni les abata el dolor de lo que lloraron. En verdad, en verdad, os digo que tendrá más poder una «pequeña voz» aunque diga faltas de gramática pero transmitiendo palabras procedentes de Dios, que no el actuar utilitario y falto de convicción de gran parte del clero. Por esto estoy Yo y suscito aquí y allí mis «voces», cosa que siempre haré por más que se me combata a través de ellas. Y lo haré cada vez más cuanto más vea a mi grey en poder de pastores ídolos”. (Escrito el 19 de Diciembre de 1945).
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1  Nota  : Dora.- Se trata de Dora Barsotelli, de la que se decía estar favorecida por manifestaciones sobre cuyo origen MV tenía sus aprensiones y sus dudas.
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46-158.- Para el P. Migliorini: “Desprovista de mi luz, María es una pobre mujer cualquiera. Hay dos corrientes, dos ríos en lo sobrenatural”.
* Visón pasada, visión que ya no puede repetir con su mente”.- ■ Jesús se dirige esta vez al P. Romualdo Migliorini: “Ahora ten en cuenta y recapacita que, como he callado por espacio de 33 días, podría callar para siempre. Y lo haría si a la Obra se le pusiesen obstáculos que pudieran lesionarla. ■ Si para realizar una prueba tú dijeses: «Vámonos a ver si repites la última visión», verías que no solo le faltarían palabras sino que la propia descripción del hecho resultaría defectuosa y pobre. Desprovista de mi luz, María es una pobre mujer cualquiera. En ella queda tan solo el regusto espiritual de la lección recibida, circunstancia que agranda en ella la voluntad de obrar santamente en todo conforme al amaestramiento recibido. Visión pasada, visión que ya no puede repetir con su mente. Si Yo, por prudencia, al carecer vosotros de posibilidad de dar a la imprenta lo que ella escribe, cesase de querer de ella las descripciones de lo que ve y siente, a buen seguro que no tendríais ni una sola palabra. La hija estaría y seguiría estando siempre entre mis brazos, pero todos los demás carecerían definitivamente de lecciones. Reflexiona y haz que todos recapaciten”.
* Romualdo no debe aplicar de igual manera una única medida a lo sobrenatural toda vez que éste puede provenir tanto de Dios como del Enemigo de Dios. Debe observar los signos internos y externos. Pues los fenómenos, tomados exterior y superficialmente, son casi idénticos porque Satanás logra simular a Dios con la perfección del mal.- ■ Jesús: “Y ahora una lección exclusivamente para ti, siervo para Mí muy querido. No es reproche ni lo tomes por tal. Es caricia de quien te ama y no quiere que, ingenuamente, des pasos en falso o inútiles. ¿Acaso tomarías a mal el que un padre te dijese: «Dame la mano para que te guíe por este sendero tortuoso», o bien: «¿Ves, hijo mío?, esa flor, esta baya no son buenas. Parecen, mas no lo son. Nunca gustes de ella pues ocultan jugos nocivos». Tampoco tú, niño inmortal, debes tomar a mal el que te amaestre en una cosa. Tú eres de los míos, de los de sin malicia, de esos que en el fondo se encuentran indefensos contra el mundo astuto y contra Satanás, astutísimo en sus obras. Ello es una gloria; mas también un continuo peligro. Y Yo a estos indefensos, precisamente por ser tales, les presto una ayuda particular para que no le engañen con falsas apariencias. No debes aplicar una misma medida a todos los fenómenos sobrenaturales. ■ Sobrenatural es todo lo que rebasa el mundo natural. ¿No es así? Mas en lo sobrenatural, en lo extranatural, existen dos corrientes, dos ríos: el que viene de Dios y el que viene del Enemigo de Dios. Los fenómenos, tomados exterior y superficialmente, son casi idénticos porque Satanás logra simular a Dios con la perfección del mal. ■ Mas una señal de los míos es la paz profunda y el orden que se dan en los fenómenos y que se comunican al que los presencia; y otra, el acrecentamiento que se opera en las facultades naturales de inteligencia y de memoria, porque lo sobrenatural paradisíaco es siempre Gracia y la Gracia aumenta incluso las facultades naturales del hombre para recordarla con exactitud en sus manifestaciones. Por el contrario, de los fenómenos que no son míos fluye siempre un no sé qué, un algo que turba o que disminuye la habitual seriedad sobrenatural, despertando curiosidad y ese sentido de festivo y vacuo interés cuando vais a algún espectáculo de teatro, de malabaristas u otros por el estilo. En los fenómenos que no son míos hay siempre desorden y, tras el chisporroteo de los cohetes cegadores, humo y niebla que privan de su diafanidad a la luz preexistente por lo que visteis y oísteis, pero que después nada recordáis con exactitud perfecta, cayendo en contradicciones hasta sin querer. Satanás, con su mano ungulada, embrolla más y más para poder burlarse y desmadejar.  ■ En fin, se da una señal inconfundible en el propio sujeto y es que a mi acción en un ser se corresponde siempre con la acción de ese ser. Me explicaré: Cuando Yo amaestro, todo se transforma en el amaestrado. Se despierta en él un acuciante deseo de llevar a la práctica cuanto le digo y no por fases lentas de elevación, como ocurre en los habituales deseos de santificarse, sino que, con rápidos pero duraderos cambios, el alma se eleva y se muda de lo que era a lo que Yo quiero que sea. Son éstas las almas pletóricas de una «buena voluntad» que muele y destruye en ellas todo lo que antes era el yo, y las recompone dándoles una nueva forma conforme a mi modelo. Son las incansables artífices de su yo inmortal. Ved cómo se cambian al bien; mas nunca se conforman con el grado de bien alcanzado y trabajan para llegar a la más alta perfección, no por propio orgullo sino por mi amor. ■ Las almas que, por el contrario, son falsas contemplativas, se encuentran a falta de esta incansable metamorfosis. Ellas, aliadas en este caso de Satanás, se alimentan y gozan de lo que tienen y, a las veces, tuvieron en un principio realmente un don mío; mas se acomodan en el orgullo de ser «algo», yendo este «algo» creciendo como animal sobrealimentado día a día y, en efecto, se supernutren con el orgullo que Satanás vierte silenciosa y abundantemente en torno de ellas, llegando este «algo» a engordar de un modo monstruoso. Sí, monstruoso, porque pierde el aspecto primitivo, el mío, y toma el Satánico. Se rodean de una aureola de falsas luces, explotan esa celebridad más o menos relativa para coronarse y, contemplándose, dice: «¡Ya estoy en mi puesto! ¡Ya llegué a él!». Y de tal modo se ciegan que no aciertan a ver lo que son. Y hasta tal punto se ensordecen que ya no saben apreciar la diferencia existente entre las voces que resuenan en ellas. ¡Cuán diferente es la mía de la de Satanás! Y, con todo, no la distinguen.  Y, al tiempo que Yo me retiro, Satanás las obsequia con lo que ellas quieren: vanidades. Y con ellas se adornan… ■ ¿Qué es lo que puede hacer Dios con estos voluntariosos del Mal que prefieren el vestido iridiscente, la luminaria  y los aplausos a la cruz, a la desnudez, a las espinas, al ocultamiento, a  la labor asidua sobre sí mismo al promover en su entorno el bien para sí y para los demás? ¿Qué ha de hacer Dios con estos histriones de la santidad, todo patrañas y mentiras? Dios se retira abandonándolos al padre de la Mentira y de las Tinieblas. Y ellos se regodean con los dones que Satanás les otorga en premio de su comportamiento. Se profesan «santos» porque ven que logran cosas extranaturales sin saber que las mismas son fruto de su orgullo, alimentado por Satanás. Y no mejoran, ¿sabes? no mejoran porque, si bien aparentemente no retroceden, es patente, aún para los más superficiales observadores, que no mejoran”.
* “¡Ojo con los falsos santos que son más perniciosos para mi triunfo que todos los pecadores manifiestos!”. ■Jesús: “Romualdo, ¡ojo con las facetas multicolores que, al final, se resuelven en niebla! Yo siempre dejo luz, cosas concretas, ordenadas y claras. ¡Ojo con los falsos santos que son más perniciosos para mi triunfo que todos los pecadores manifiestos! Lo sobrenatural, que es santo, Yo lo suscito y debe ser aceptado y creído. Mas no ha de aceptarse a primera vista cualquier frasco que lleve la etiqueta de: «Óleo de sabiduría sobrenatural», o también cualquier libro cerrado sobre el que aparezca escrito: «Aquí está Dios». ■ En primer lugar, que no despidan hedores de infierno y, en segundo lugar, fórmulas heréticas tampoco. Observad, prescindiendo del lenguaje figurado, si, de entrada, es humilde y santa con exceso su actividad. Si veis que su evolución hacia el bien es lenta o ésta no se da en absoluto, abrid los ojos. Si en esta alma descubrís complacencia en ser notada, abridlos dos veces, y tres, diez, y setenta veces si la veis que es soberbia y la sorprendéis en mentira. La paz sea contigo, Romualdo María. La paz sea contigo, María”. (Escrito el 21 de Enero de 1946).
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46-235.- Palabras de la Sabiduría, y también del Evangelio, para los incrédulos de la Obra.
* Muchos son los «cristos» y muchos también los que a los cristos y a sus misiones oponen lo que las ciudades de Palestina opusieron a su Salvador y Maestro”.-Una carta del P. Migliorini que me llega desde Roma y sobre la que Jesús me dice: “Ábrela y léela”. Lo hago y, francamente, no sabría qué responder… Mientras recapacito, al leerla por segunda vez, la voz amadísima de mi Señor me hace sobresaltar, pues tan próxima la siento a mis espaldas, y me dice: ■ “Respóndele así en mi nombre: Dice la Sabiduría, y también el Evangelio, por lo que no podréis negar estas palabras al ser santas: «Jesús enseñaba en Nazaret, su patria, y en sus sinagogas… Y se escandalizaron de Él… Y, debido a su incredulidad, no hizo allí muchos milagros» (Mateo y Marcos). «Y Jesús marchó a Nazaret en donde fue criado, entró en la sinagoga y se levantó para leer… Y dijo: Ningún profeta es acepto en su patria… Y los de Nazaret, rebosando indignación, le llevaron a empujones hasta la cima del monte queriéndole tirar abajo» (Lucas). «Entonces Él comenzó a reconvenir a las ciudades en las que había obrado muchos milagros sin que se hubieran arrepentido, diciendo: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de tí, Betsaida… y tú, Cafarnaúm… porque no os habéis convertido al Señor!» (Mateo). Y dijo Jesús: «Jerusalén, que matas a los profetas y lapidas a los que te son enviados… he aquí que se os quedará desierta vuestra casa y ya no me veréis hasta que llegue el día en que digáis: Bendito sea el que viene en el nombre del Señor» (Lucas). «Y Jesús, al contemplar Jerusalén, lloró sobre ella diciendo: ¡Ah si conocieses tú…! No has reconocido el tiempo en que te visitó el Señor» (Lucas) (1). ■ He aquí pues, ya está dicho. Belén no quiso al Señor. Nazaret no quiso al Señor. Cafarnaúm no mereció al Señor, como tampoco Betsaida ni Corozaín. Y Jerusalén odió al Señor porque «no le reco­noció en su palabra». Muchos son los «cristos» y muchos también los que a los cristos y a sus misiones oponen lo que las ciudades de Palestina opusieron a su Salvador y Maestro. ■ Dile pues esto y añade: Quien tiene oídos para oír que oiga, quien tiene inteligencia, reflexione y quien caridad que obre. Lo demás, portavoz mía, quede como lección entre tú y Yo. Que mi paz, mi gracia, mi amor así como el del Padre y del Espíritu estén contigo”.  (Escrito el 21 de Mayo de 1946).
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1  Nota  : Cfr. Mateo 11,20-24; 13,53-58; Marcos 6,1-6; Lucas 4,14-30; 13,34-35; 19,41-44.
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47-307.- “Ni Yo ni ella decimos que es un libro canónico. Con todo, os digo, es un libro inspirado”.- Las luces del ángel de la guarda.
* Un libro inspirado que Yo doy para ayudaros a descifrar determinados pasajes de los canónicos y, sobre todo, para comprender lo que fue mi tiempo de Maestro  y conocerme a Mí, Palabra, en mis palabras”.- ■ Dice Jesús: “La obra que se da a los hombres a través del pequeño Juan no es un libro canónico, pero es siempre un libro inspirado que Yo doy para ayudaros a descifrar determinados pasajes de los canónicos y, sobre todo, para comprender lo que fue mi tiempo de Maestro y conocerme a Mí, Palabra, en mis palabras. Ni Yo, ni mucho menos la portavoz que por su absoluta ignorancia en esta materia no sabe distinguir siquiera la teología dogmática de la mística y ascética, como tampoco sabe de sutilezas de definiciones ni de conclusiones de los Concilios, sino que lo único que sabe es amar y obedecer  —y con esto me basta sin que nada más quiera de ella— ni Yo ni ella decimos que la Obra sea un libro canónico. ■ Con todo, os digo en verdad que es un libro inspirado, no siendo, por otra parte, el instrumento capaz de escribir páginas que ni siquiera comprende si Yo no se las explico para quitarle el temor”.
* Bendecidme a Mí y no a vuestro saber. Y, conmigo, bendecid al Padre, por haberse una vez más revelado a Sí mismo a un pequeño… a un niño, a un nada. Sí, pero a un nada consumado por el deseo de servir, de amor a Dios y de darlo conocer; un nada… Mi pequeño Juan, puedes recordarles que el hombre también tiene un ángel de la guarda y que este espíritu no está inactivo al lado del hombre sobre el que reflecta las luces que el ángel recibe adorando la Luz infinita”.- Jesús: “Arrodillaos con el ánimo rendido de los humildes ante Aquel que os habla porque se compadece de vosotros, pastores, y de los corderos; y se sirve de una «nada» precisamente por ser tal y porque se complace en repetir el gesto de los Doce, hecho ante la humanidad concupiscente, para confundir con su divina Sabiduría la pobre ciencia humana de los doctos que se detienen a numerar los hilos de las cometas polvorientas por haber estado más cerca del suelo que del cielo, y, por esta labor inútil y pedante, dejan de recoger y de conservar las perlas luminosas de que se halla entretejida la labor. Para quien no comprendiese la metáfora, son cometas las pérdidas inútiles de tiempo y las ostentaciones más inútiles todavía del saber humano empleadas para determinar si la cabida de un lugar o el número de sus habitantes, deducido de trabajos humanos muy posteriores a mi tiempo, e inexactos por ello, coinciden con lo que afirma un instrumento o si la época y la permanencia en un lugar que él dice, confrontadas siempre con la medida que los hombres han establecido, concuerda con la milésima de la fracción de tiempo que ellos mantienen como perfecta… ■ Amadme a Mí más que a la ciencia. Bendecidme a Mí y no a vuestro saber. Y amad igualmente al «niño» que he tomado para ponerlo entre vosotros. Y, conmigo, bendecid al Padre, Señor del Cielo y de la tierra, por haberse una vez más revelado a Sí mismo a un pequeño en vez de revelarse a los sabios. A un pequeño, a un niño, a un nada. Sí, pero a un nada consumado por el deseo de servir, de amor a Dios y de darlo a conocer; un nada que, por lo que a él hace, ha despertado en sí cada vez más vivo el recuerdo de Dios; un nada que ha demolido con su amor y con su holocausto voluntario las paredes divisorias de la humanidad; un nada que ha llegado a amar la Luz más que su existencia y los honores; un nada que de tal forma se ha abismado en la libertad absoluta de contemplar únicamente a Dios, que ha llegado hasta perder de vista cuanto no es Dios; un nada muerto a todo lo que para los más es afán de vida, mas vivo para la eternidad al haber muerto con el fin de vivir en el Señor. Dios, os lo digo, muestra su Reino, no a los doctores sino a los que se hallan iluminados por la Gracia y viven en el amor, siendo únicamente Dios el que escoge, toma y coloca sobre la cima del monte, allá donde tan cercano está el Cielo, que el espíritu, ardiendo, puede gritar lo que debiera ser el grito de todos los hombres: «He aquí mi Dios. ¡Le veo, le comprendo, le conozco! ¡Me siento devorado y recreado por el Amor!». ■ Mi pequeño Juan, puedes recordarles que el hombre también tiene un ángel de la guarda y que este espíritu no está inactivo al lado del hombre sobre el que reflecta las luces que el ángel recibe adorando la Luz infinita. Queda, alma mía, en paz”. (Escrito el día 28 de Enero de 1947).
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47-354.- “Te he suministrado el conocimiento perfecto de Mí y de mi tiempo”.
 Nada podrá arrancarte el Evangelio que vive grabado indeleblemente en tu memoria.- Jesús dice: “Sí, Yo te he suministrado el libro vivo y el conocimiento perfecto de Mí y de mi tiempo. Tú no tienes sino penetrar en ti con la mirada para encontrar de nuevo en las páginas de la memoria las verdades inmutables de mi vida, de las de mi Madre y de los primeros cristianos. Tienes un mundo, el mío de los justos, que contemplar e imitar; tienes el rosal de las virtudes de mi Madre para que refleje en ti; y tienes, sobre todo, el conocimiento, que es vida, del Verbo encarnado, Doctor supremo cuya doctrina lo es todo. Permanece en paz. Ni pobreza, ni persecuciones, ni ceguera física podrán arrancarte el Evangelio que vive grabado indeleblemente en tu memoria”. (Escrito el 10 de Abril de 1947).
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47-388.- Objeciones de muchos al observar las versiones de los cuatro evangelistas y compararlas con la obra del pequeño Juan.
* “Mis palabras, según las versiones de los cuatro evangelistas, fueron muy reducidas hasta quedar en esqueletos: más un indicio que una versión. Circunstancia que las despoja de la forma estilística que Yo les di. Ahora bien, si Yo he querido suministrar al pequeño Juan un mayor conocimiento mío y de mi enseñanza, ¿por qué ha de haceros esto incrédulos y duros?”.- ■ Dice Jesús: “Estoy al tanto de las objeciones de muchos: «Jesús hablaba con simplicidad». Sí, en las parábolas hablaba con simplicidad porque me dirigía a multitudes aldeanas; mas cuando hablaba a mentes cultas de israelitas, romanos o griegos, lo hacía como más convenía a la per­fecta Sabiduría. Mis palabras, por tanto, según las versiones de los evangelistas, de los que dos tan sólo fueron apóstoles —y si bien se observa son los dos Evangelios que mejor me reproducen, porque el de Lucas, estilísticamente bueno, puede decirse que es más bien el Evangelio de mi Madre y de mi Infancia, de las que narra extensamente detalles que los otros no lo hacen y no el Evangelio de mi vida pública, siendo más bien un eco de los otros que no una nueva luz como lo es el de Juan, el perfecto evangelista de la Luz que es Cristo Dios-Hombre— las versiones, digo, de mis palabras en los evangelistas fueron muy reducidas hasta quedar en esqueletos: más un indicio que una versión. Circunstancia que las despoja de la forma estilística que Yo les di. ■ En Mateo aparece el Maestro: (ver el discurso de la Montaña, las instrucciones a los apóstoles, el elogio del Bautista con lo demás de este capítulo, el primer episodio del capítulo 15°, la señal del Cielo, el divorcio, el capítulo 19° y los tres capítulos 22,23 y 24). ■ Y en donde sobre todo aparece el Maestro es en el luminoso Evangelio de Juan, el Apóstol enamorado, fundido en la caridad con su Cristo-Luz. Comparad cuanto descubre del poder de Cristo-orador este Evangelio con lo que del mismo ofrece la exigüidad esencial del Evangelio de Marcos, exacto en los episodios escuchados de Pedro, mas reducido a un mínimum, y veréis si Yo, el Verbo, empleaba sólo un estilo por demás humilde o si, por el contrario, no fulguraba frecuentemente en Mí el poder de la Palabra perfecta. Sí. Ésta brilla en Juan, si bien reducida a muy pocos episodios. ■ Ahora bien, si Yo he querido suministrar al pequeño Juan un mayor conocimiento mío y  de mi enseñanza, ¿por qué ha de haceros esto incrédulos y duros? Abrid, abrid vuestro entendimiento y vuestro corazón y bendecidme por todo lo que os he dado”. (Escrito el 30 de Septiembre de 1947).
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48-438.- “Todo lo intenté para persuadirles. Mas sucede como está dicho: «Hemos tañido y no habéis bailado»”.
Estas páginas no son para ellos. Cuanto era necesario para la aprobación de la Obra de Jesús, ya lo han tenido. Lo demás es un tesoro que, para tenerlo, hay que merecerlo”. ■ Digo antes de apagarse la Voz Santísima: “¡Oh Divinísimo!, aho­ra que hablas con frecuencia, dirán ellos de nuevo que esto está mal porque me ha dicho P. B. (1) que les ha convencido de que Tú ahora, ¡oh Divinísimo!, hablas muy de tarde en tarde”. Me responde:
“Obro como quiero. He demostrado que vengo diariamente o que dejo de venir por espacio de decenas de días sin que tú llenes dichos vacíos con palabras tuyas. Y sírvales esto de lección. Todo lo intenté para persuadirles. Mas sucede como está dicho: «Hemos tañido y no habéis bailado, hemos entonado cantos plañideros y no habéis llo­rado» (2). ■ Ahora bien, estas páginas no son para ellos e, incluso, te ordeno que las quites de aquí y hagas con ellas un fascículo aparte que entregarás como y a quien te he dicho. Cuanto era necesario para la aprobación de la Obra de Jesús ya lo han tenido. Lo demás es un tesoro que, para tenerlo, hay que merecerlo. Y hay quien lo ha mere­cido por haber hecho nuestra Voluntad para contigo con caridad per­fecta y sin reclamar nada por lo hecho. Y, eso aparte, hay otro motivo de providencia divina para disponerlo de este modo”. (Escrito el 6 de Enero de 1948).
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1  Nota  : El Padre Berti, de la Orden de los Siervos de María, fue profesor de dogmática y teología sacramental del Instituto Pontificio “Marianum” de Roma, consultor del Concilio Vaticano II. Tuvo una parte muy importante en el cuidado de los escritos de María Valtorta. Falleció el año 1980. A él se deben las notas Teológicas y citas Bíblicas que acompañan los escritos de María Valtorta. Las notas teológicas y citas bíblicas, que figuran en nuestro trabajo, están tomadas también de estos mismos escritos.   2  Nota  :  Cfr. Mt. 11,17;  Lucas 7,32.
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48-439.- “Si tienen fe obraré prodigios de gracias”.
* “El río de gracias, pronto a derramarse, se vuelve para otra parte si el hombre le opone un dique con su incredulidad. He aquí por qué la Benditísima pone la condición «si tienen fe» para prometer «obrar prodigios de gracias»”.- ■ Tan amada me siento y tan feliz por el retorno de María de Lourdes que vino ayer (a partir de las 17 y tan… potentemente, que me hallaba fuera de los sentidos, de lo que Marta puede dar razón) que pregunto, en relación con lo acaecido en San Paulino  (1), y con las palabras de María Santísima de ayer tarde: “Si tienen fe obraré prodigios de gracias”; ■ y el Divinísimo me responde: “En el 4º de los Reyes 7, 19 (2) se dice de aquel en cuyo brazo el rey se apoyaba: «Aunque abriese el Señor las cataratas del cielo, ¿podría nunca suceder lo que tú dices?». Te digo que hay muchos que, por más que el Señor abriese las cataratas del Cielo para inundar la Tierra de gracias y milagros, seguirían diciendo: «¿Puede ser esto? No». El milagro presupone la fe. Dios da la señal. Se manifiesta. Es una continua epifanía llamando a los espíritus a la fe, a la esperanza, y a la caridad, a Dios. Mas, a renglón seguido, os deja libres para creer o no creer. ■ Mas dígoos que el río de gracias, pronto a derramarse, se vuelve para otra parte si el hombre le opone un dique con su incredulidad. He aquí por qué la Benditísima pone la condición «si tienen fe» para prometer «obrar prodigios de gracias». Llega la hora de la gracia y queda a la espera; mas si el hombre no la invita diciéndole: «quédate con  nosotros», pasa y ya no retorna”. (Escrito el 6 de Enero de 1948).
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1  Nota  : Es la parroquia de María Valtorta en Viareggio en la que algunos creyeron notar una señal extraordinaria en la estatua de la Inmaculada.  2  Nota  : 2 Reyes (para la Vulgata 4 reyes) 7,19.
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 .                      c)  Testimonio tomado  del «Libro de Azarías»(1)
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47-203.- “Y Yo ahora, por medio de mi pequeño Juan, he acrecentado los episodios y las palabras (de los Cuatro Evangelios) porque el hambre está a punto de consumir los espíritus y Yo tengo compasión de ellos”.
* “El Espíritu Santo, Maestro docente sobre la cátedra de la enseñanza evangélica, os enseña el verdadero espíritu de cada palabra y de cada letra del episodio. Porque es el espíritu de la palabra y no la palabra en sí la que presta vida al espíritu”.- ■ Dice Jesús: “Así pues, escucha, mi pequeño Juan: Te dije hace ya mucho tiempo (2) —te encontrabas en un lugar de confinamiento y sufrías como sólo Yo sé cuánto— que los fragmentos y episodios evangélicos son una mina de enseñanzas. ¿Te acuerdas? Te mostré la segunda multiplicación de los panes y peces y te dije que lo mismo que con unos pocos peces y panes pude saciar el hambre de las turbas, otro tanto se pueden saciar vuestros espíritus hasta el infinito con unos pocos fragmentos narrados por los cuatro Evangelios. En efecto, hace ya más de veinte siglos que con ellos sacian su hambre un número incalculable de hombres. ■ Y Yo ahora, por medio de mi pequeño Juan, he acrecentado los episodios y las palabras porque, verdaderamente, el hambre está a punto de consumir los espíritus y Yo tengo compasión de ellos. Mas si bien aquellos pocos episodios de los Cuatro Evangelios vienen suministrando panes y peces a los hombres para que se sacien con ellos y sigan todavía evangelizando, todo eso lo hace el Espíritu Santo que es el Maestro docente sobre la cátedra de la enseñanza evangélica. «Cuando venga el Paráclito, Él os amaestrará en toda verdad, os enseñará todas las cosas y os recordará todo cuanto os tengo dicho», enseñándoos el verdadero espíritu de cada palabra y de cada letra del episodio. ■ Porque es el espíritu de la palabra y no la palabra en sí la que presta vida al espíritu. La palabra incomprendida es un sonido vano; y es incomprendida cuando es sólo un vocablo, un rumor y no «vida, semilla de vida, centella, manantial» que echa raíces, enciende, lava, alimenta… Mi Paz sea contigo, mi pequeña esposa, ansiosa del amor. La paz sea contigo. La paz sea contigo. La paz sea contigo”. (Escrito el 19 de Enero de 1947).
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1 Nota : Azarías, según María Valtorta, es un Ángel, su Ángel de la Guarda, Autor de este «Libro de Azarías». Es quien se lo habría dictado. 2 Nota : El dictado 5-353-351 del 28 de Mayo de 1944 comentando el episodio de la «Segunda multiplicación de los panes», relatado en el tema “Espíritu Santo”.

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