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El tema “Espíritu Santo” comprende:
a) Episodios y dictados extraídos de la Obra magna
.      «El Evangelio como me ha sido revelado»
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b) Dictados extraídos de los «Cuadernos 1943/50»
c) Dictado extraído del «Libro de Azarías»

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a) Episodios y dictados extraídos de la Obra magna
«El Evangelio como me ha sido revelado»
(«El Hombre-Dios»)
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1-32-167 (1-54-179).- Simeón, «llevado por el Espíritu Santo», obtuvo «ver», en la presentación del Niño en el Templo.- La buena voluntad de Simeón.
* “El Espíritu se derrama y habla, no digo donde hay mérito suficiente —en ese caso, muy pocas veces se derramaría, y tú no conocerías tampoco sus luces—, sino donde ve la «buena voluntad» de merecer su efusión. ¿Cómo se hace notoria esta buena voluntad?”.- Dice Jesús: “Dos enseñanzas que, para todos, brotan de la presentación del Niño en el Templo. La primera: la verdad se manifiesta no al sacerdote sumergido en sus ritos, y ausente en el espíritu, sino a un simple fiel. El sacerdote que siempre estaba en contacto con la Divinidad, que no tenía otro cuidado más que lo que se refiere a Dios, que siempre tenía los ojos puestos en lo alto, debía haber comprendido quién era el Niño que ofrecían en el Templo esa mañana. Pero, para poder comprender, necesitaba tener un corazón despierto, no uno medio soñoliento. El Espíritu de Dios puede, si quiere, sacudir y hacer estremecer como un rayo y un terremoto al corazón más cerrado; puede hacerlo, pero generalmente, porque es un Espíritu de orden —como Dios es Orden en su ser y en su obrar— se derrama y habla, no digo donde hay mérito suficiente para recibir su manifestación —en ese caso, muy pocas veces se derramaría, y tú no conocerías tampoco sus luces—, sino en donde ve la «buena voluntad» de merecer su manifestación. ■ ¿Cómo se hace notoria esta buena voluntad? Con una vida hecha toda de Dios hasta donde os es posible. En la fe, en la obediencia, en la pureza, en la caridad, en la generosidad, en la oración. No en las prácticas exteriores sino en la oración. Hay menor diferencia entre la noche y el día, que entre las prácticas y la oración. Ésta es una comunicación del alma con Dios, de la que salís con vigor nuevo y decididos a ser cada más de Dios. Aquéllas son una costumbre cualquiera, con diversos motivos pero siempre egoístas, y que os deja como erais; es más, os carga con culpa de mentira o de desidia. ■ Simeón tenía buena voluntad. La vida no le había escatimado ni trabajos ni pruebas. Sin embargo nunca perdió su buena voluntad. Los años y las vicisitudes no habían arrancado, ni removido, su fe en el Señor, en sus promesas, como tampoco habían cansado su buena voluntad de ser cada vez más digno de Dios. Y Dios, antes que los ojos de su fiel siervo se cerrasen a la luz del sol —en espera de abrirse al Sol de Dios que brilla desde el Cielo, abierto con mi Ascensión después de mi Martirio— le mandó el rayo de luz del Espíritu para que le guiase al Templo, para ver así la Luz que había llegado al mundo”.
* “¡Si los hombres supieran qué perfecto amigo es el Espíritu Santo! ¡Si amasen e invocasen a este Amor de la Santísima Trinidad, a esta Luz de la Luz, a este Fuego del Fuego, a esta Inteligencia, a esta Sabiduría! ¡Cuánto más sabrían de aquello que es necesario saber!”.-Jesús: “«Llevado por el Espíritu Santo» dice el Evangelio (1). ¡Oh si los hombres supieran qué perfecto amigo es el Espíritu Santo! ¡Qué Guía! ¡Qué Maestro! ¡Si amasen e invocasen a este Amor de la Santísima Trinidad, a esta Luz de la Luz, a este Fuego del Fuego, a esta Inteligencia, a esta Sabiduría! ¡Cuánto más sabrían de aquello que es necesario saber! Mira, María; mirad, hijos. Simeón esperó durante toda una larga vida «ver la Luz»; saber que las promesas de Dios se habían cumplido. Pero jamás dudó. Jamás se dijo a sí mismo: «Es inútil que siga esperando y que siga orando». Perseveró. Y obtuvo «ver» lo que no vieron ni el sacerdote ni los miembros del Sanedrín, que estaban llenos de soberbia y completamente ofuscados: al Hijo de Dios, al Mesías, al Salvador en esa carne de Niño, que no hacía más que sonreír. Simeón obtuvo que Dios le sonriese, como primer premio de su vida honesta y piadosa, por medio de mis labios infantiles”. (Escrito el 2 de Febrero de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Lc. 2,27.
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(<Jesús y Santiago de Alfeo han subido al Monte Carmelo. Aquí Jesús le desvela algunos pormenores de la Iglesia futura. Ahora le habla del Espíritu Santo que Él les enviará>)
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4-259-197 (5-122-759).- “Es tan sublime que es casi incomprensible para los ángeles, por su sublimidad, y, con todo, vosotros, simples hombres, lo comprenderéis por virtud de fe y de amor”.- Los 7 dones del Espíritu Santo.
* “La venida del Espíritu Santo será también un sacramento. Voluntario de parte de Dios en su primera manifestación; otorgado luego por los que hayan recibido la plenitud del sacerdocio”.- ■ Dice Santiago: “Y a nosotros, los sacerdotes, ¿quién nos va a consagrar?”. Jesús: “Yo, antes de dejaros. Después vosotros consagraréis a vuestros sucesores y a cuantos agreguéis para la propagación de la fe cristiana”. Santiago: “Tú nos enseñarás, ¿no es verdad?”. Jesús: “Yo y Aquel que os enviaré. Su venida será también un sacramento (1). Voluntario de parte de Dios Santísimo en su primera manifestación; otorgado, luego, por los que hayan recibido la plenitud del sacerdocio. Será fuerza e inteligencia, afirmación en la fe, piedad santa y temor santo, dador de consejo y de sabiduría sobrenatural, posesión de una justicia que por su naturaleza y poder hará adulto al niño que la reciba. Por ahora no puedes comprender esto. Él mismo te hará comprender; Él, el divino Paráclito, el Amor eterno, cuando lleguéis al momento de recibirle en vosotros. ■ Y así, por ahora, no podéis comprender otro sacramento. Es tan sublime que es casi incomprensible para los ángeles, por su sublimidad, y, con todo, vosotros, simples hombres, lo comprenderéis por virtud de fe y de amor. En verdad te digo que quien lo ame y lo haga alimento de su espíritu, podrá aplastar al demonio sin recibir daño alguno, porque entonces Yo estaré con él. Trata de recordar estas cosas, hermano. Te tocará a ti decírselas a tus compañeros y a los fieles, muchas, muchísimas veces. Para ese entonces sabréis ya por ministerio divino; pero tú podrás decir: «Él me lo dijo un día, cuando bajábamos del Carmelo. Todo me dijo porque desde entonces estaba yo destinado a ser cabeza de la Iglesia de Israel»”. (Escrito el 21 de Agosto de 1945).
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1 Nota : Alusión a la venida del Espíritu Santo (Cfr. Hech. 2), la primera y grande manifestación del Espíritu Santo. Según esta Obra, Jesús en la tarde de su Resurrección (Cfr. Ju. 20,19-23) hizo resucitar espiritualmente también a los apóstoles, infundiendo en ellos el Espíritu Santo, perdonó sus pecados, como si hubiese sido un rito bautismal y al mismo tiempo les concedió el poder de perdonar los pecados de los otros. Por el contrario, en el día de Pentecostés, al derramar nuevamente el Espíritu Santo, con mayor abundancia y riqueza de dones, confirmó a los mismos apóstoles, iniciando de este modo el sacramento del Crisma, que después de ellos y sus sucesores que tienen la plenitud del Sacerdocio (esto es, los obispos) perpetuarán hasta el final de los tiempos.
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(<Después de la curación del endemoniado ciego y mudo [Mt, 12,22-45], escribas y fariseos acusan a Jesús de expulsar demonios por mandato del demonio>)
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4-269-272 (5-132-839).- “Todo será perdonado menos la blasfemia contra el Espíritu Santo” (1).
* “¿En nombre de quien arrojan vuestros hijos? Querríais confesar que también ellos son Belcebúes? Y si, como es verdad, Yo arrojo los demonios por el Espíritu de Dios, prueba clara es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios y el Rey de este Reino”.- ■ Dice Jesús: “Mas, respondedme a esta pregunta: si yo expulso los demonios en nombre de Belcebú ¿en nombre de quién los arrojan vuestros hijos? ¿Querríais confesar que también ellos son Belcebúes? Si lo afirmáis, os juzgarán calumniadores; y, aunque su santidad llegue hasta el punto de no reaccionar ante esta acusación, habréis emitido veredicto sobre vosotros mismos al confesar que creéis tener muchos demonios en Israel, y os juzgará Dios en nombre de los hijos de Israel acusados de ser demonios. Por tanto, venga de quien venga el juicio, en el fondo ellos serán vuestros jueces donde el juicio no sufre soborno de presiones humanas. ■ Y si, como es verdad, Yo arrojo los demonios por el Espíritu de Dios, prueba clara es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios y el Rey de este Reino, Rey que tiene un poder tal que ninguna fuerza contraria a su Reino le puede oponer resistencia. De donde se deduce que Yo ato y obligo a los usurpadores de los hijos de mi Reino a salir de los lugares ocupados y a devolverme la presa para que Yo tome posesión de ella. ¿No se comporta acaso así uno que quiere entrar en la casa de un hombre fuerte para arrebatarle los bienes, bien o mal adquiridos? Así se comporta. Entra y le ata. Una vez de haberle atado, puede desvalijar la casa. Yo ato al ángel tenebroso, que me ha arrebatado lo que me pertenece y le quito el bien que me robó. Solo Yo puedo hacerlo porque soy el Fuerte, el Padre el siglo futuro, el Príncipe de la paz”.
* “Vendrá un siglo, mi siglo (soy el Padre del siglo futuro), siglo que lo estoy creando al poner el espíritu en su valor por encima de la carne, mundo y seres infernales a los que arrojo. Por eso os digo que quien no está conmigo…, y que quien conmigo no recoge… Y quien no cree en esto, que está profetizado, peca contra el Espíritu Santo. Todo será perdonado, todo pecado, toda blasfemia. Pero la blasfemia contra el Espíritu Santo, no será perdonada… ni en ésta ni en la futura vida, porque la Verdad es eso que es: clara… Negar la Verdad dicha por el Espíritu Santo es negar la Palabra de Dios y el Amor que ha dado esa Palabra por amor a los hombres. Y el pecado contra el Amor no se perdona”.- ■ Un escriba pregunta: “Explícanos lo que quieres decir con: «Padre del siglo futuro». ¿Crees que vas a vivir hasta el nuevo siglo, y, mayor necedad aún, piensas crear el tiempo, Tú, que no eres más que un pobre hombre? El tiempo es de Dios”. Jesús: “¿Y me lo preguntas, tú, escriba? ¿Es que no sabes ni siquiera que vendrá un siglo que tendrá principio pero no tendrá fin, y que será el mío? En él, triunfaré congregando en torno a Mí a aquellos que son sus hijos, y vivirán eternos como el siglo que crearé, y que ya lo estoy creando al poner el espíritu en su valor por encima de la carne, del mundo y de los seres infernales que arrojo, porque todo lo puedo. Por esto os digo que quien no está conmigo está contra Mí, y que quien conmigo no recoge desparrama. Porque Yo soy el que soy. Y quien no cree en esto, que está ya profetizado, peca contra el Espíritu Santo, cuya palabra fue pronunciada por los profetas sin mentira ni error y debe ser creída sin pretexto alguno. Porque Yo os digo: todo les será perdonado a los hombres, todo pecado, toda blasfemia suyos; porque Dios sabe que el hombre no es sólo espíritu, sino también carne, y carne que sufre tentaciones y que sucumbe a debilidades imprevistas. Pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada. Uno hablará contra el Hijo del hombre y será todavía perdonado, porque el peso de la carne que envuelve a mi Persona y que envuelve al hombre que habla contra Mí puede arrastrarle a error. Pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en ésta ni en la vida futura, porque la Verdad es eso que es: es clara, santa, innegable y es manifestada al espíritu de modo que no induce a error. Otra cosa es que yerren aquellos que, voluntariamente, quieren el error. Negar la Verdad dicha por el Espíritu Santo es negar la Palabra de Dios y el Amor, que ha dado esa Palabra por amor hacia los hombres. Y el pecado contra el Amor no se perdona”.
* “Cada uno da frutos de su árbol. Vosotros dais los vuestros, que no son frutos buenos. Porque el árbol se conoce por su fruto.  Si sois malos ¿cómo podéis hablar bien? Porque la boca habla de lo que está lleno el corazón. En verdad os digo, la ociosidad es pecado pero es mejor callar que hablar ociosamente (sin ningún fin) y con maldad”.- Jesús: “Pero cada uno da frutos de su árbol. Vosotros dais los vuestros, que no son frutos buenos. Si regaláis un árbol bueno para que lo planten en el huerto, dará buenos frutos; pero si dais un árbol malo, malo será el fruto que de él se recogerá, y todos dirán: «Este árbol no es bueno». Porque el árbol se conoce por el fruto. Y ¿cómo podéis hablar bien vosotros, que sois malos? Porque la boca habla de lo que está lleno el corazón. Sacamos nuestros actos y palabras de la sobreabundancia que hay en nosotros. El hombre bueno saca de su tesoro bueno cosas buenas; el malo, de su tesoro malo, saca las cosas malas. Y habla y obra según lo que tiene dentro. ■ En verdad os digo que la ociosidad es pecado, pero es mejor estar de ociosos que hacer acciones malas. Y os digo también que es mejor callar que hablar, ociosamente (sin ningún fin) y con maldad. Aunque vuestro silencio fuera ocio, guardad silencio antes que pecar con la lengua. Os aseguro que toda palabra dicha vanamente, por ociosidad, se pedirá a los hombres justificación en el día del Juicio, y que por sus palabras serán justificados los hombres, y también por sus palabras condenados. ¡Cuidado, por tanto, vosotros, que tantas decís más que ociosas!, pues que son no sólo ociosas sino que obran el mal y con intención de alejar, a los corazones, de la Verdad que os está hablando”. (Escrito el 2 de Septiembre de 1945).
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1  Nota  : Mt.12,27-37; Mc. 3,23-30.
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(<Jesús ha realizado la 2ª multiplicación de los panes [Mt. 15,32-39]. Tomando 7 pedazos de pan y un puñado de peces había ordenado a sus discípulos: “Tomad ahora, id entre la gente y dad a todos en abundancia”. Y se produjo el milagro>)
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5-353-351 (6-43-257).- Analogía del milagro de la multiplicación de los panes con la obra del Espíritu Santo: el milagro espiritual de la multiplicación de la Palabra.
“También el Amor, Uno conmigo y con el Padre, tiene «compasión de vosotros que morís de hambre», y, con un milagro que se repite desde siglos, dobla, decuplica, centuplica los significados, las luces, el alimento de todas mis palabras”.- ■ Dice Jesús: “He aquí otra cosa que molestará a los doctores difíciles: la aplicación que Yo hago de esta visión evangélica. No te hago meditar en mi poder y bondad, ni en la fe y obediencia de los discípulos. Nada de esto. Te quiero hacer ver la analogía del episodio con la obra del Espíritu Santo. Mira. Yo doy mi palabra, todo aquello que podéis comprender y, por tanto, asimilar como alimento del alma. Pero la fatiga y el tedio os han vuelto tan tardos que no podéis asimilar todo el alimento que hay en mi palabra. Os haría falta mucha, mucha, mucha, mucha. Pero no sabéis recibir mucha. ¡Sois tan pobres de fuerzas espirituales! El alimento de la palabra os pesa sin daros sangre ni fuerza. He aquí que entonces el Espíritu obra el milagro para vosotros. El milagro espiritual de la multiplicación de la Palabra. Os ilumina —y, por tanto, la multiplica— todos sus más recónditos significados, de manera que vosotros, sin cargaros con un peso que os aplastaría sin fortaleceros, os nutrís de ella, de forma que ya no caéis, desfallecidos, en el desierto de la vida. ¡Siete panes y unos pocos peces! Prediqué tres años, y, como dice mi discípulo amado Juan, «si se escribieran todas las palabras que dije y los milagros que llevé a cabo para daros un alimento abundante, capaz de llevaros sin debilidades hasta el Reino, no bastaría la tierra para contener los volúmenes» (1). Pero, aunque se hubiera hecho esto, no habríais podido leer una mole tan grande de libros. No leéis ni siquiera, como deberíais, lo poco que de Mí se ha escrito… Lo único que deberíais conocer, como conocéis las palabras más necesarias desde la más tierna edad. Y entonces viene el Amor y multiplica. También Él, Uno conmigo y con el Padre, tiene «compasión de vosotros que morís de hambre», y, con un milagro que se repite desde siglos, dobla, decuplica, centuplica los significados, las luces, el alimento de todas mis palabras. Y así tenéis un tesoro sin fondo de alimento celeste, que la Caridad os ofrece. Extraed de él sin miedo. Cuanto más extraiga vuestro amor de ese tesoro, éste, fruto del Amor, aumentará más su caudal. ■ Dios no tiene límites en sus riquezas ni en sus posibilidades. Vosotros sois relativos, Él no. Es infinito. En todas sus obras. También en ésta, o sea, en poderos dar en cada momento, en cada cosa que sucede, aquellas luces que necesitáis en ese determinado instante. Y, de la misma forma que el día de Pentecostés, el Espíritu Santo derramado sobre los apóstoles hizo la palabra de éstos comprensible a Partos, Medos, Escitas, Capadocios, Pónticos y Frigios, y, como si fuera lengua nativa, a Egipcios y Romanos, Griegos y Libios; de igual modo el Espíritu os consolará si lloráis, os dará consejo si lo pedís, compartirá vuestra alegría si estáis alegres, con la misma Palabra. ■ Porque, verdaderamente, si el Espíritu os ilumina la frase: «Vete en paz y no queráis pecar más», esta frase significa premio para quien no ha pecado, ánimo para quien todavía es débil pero no quiere pecar, perdón para el culpable que se arrepiente, reprensión no sin misericordia para quien apenas tiene un germen de arrepentimiento. Y se trata de una sola frase. Y de las más sencillas. ¡Y cuántas hay en mi Evangelio! Cuántas que, como capullos de flor que después de un aguacero y un sol de abril se abren para poblar la rama en la que antes había uno solo florecido, y la cubren por entero, para gozo de quien la mira, se abren en nosotros con su espiritual perfume para traeros hacia el Cielo. Ahora descansa. La paz del amor esté contigo”. (Escrito el 28 de Mayo de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Ju. 21,25.
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(<Se ha entablado una agria discusión entre Pedro y Judas de Keriot, al afirmar éste que Jesús no se fía de nadie y que va en busca de su ruina. Pero que si se dejara aconsejar por él… que tiene amigos…>)
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5-361-418 (6-51-322).- “Cuando el Espíritu de Dios, esto es, el Espíritu del Espíritu de Dios, Perfección de perfecciones divinas, venga sobre vosotros, dejaréis de ser lo que sois”.
* “Os enviaré el Fuego, la Fuerza que procede de mi Ser por generación con el Padre y que une al Padre y al Hijo en anillo indisoluble haciendo de Uno, Tres”.- ■ Mateo interviene: “Bueno. ¡Dejad de pelear!”. Juan, que notó como que Jesús aminoraba el paso, sospecha que haya oído, y, acelerando el paso, pasando a dos o tres compañeros, se llega hasta Él, se pone a su lado y le dice: “¡Maestro!” con su dulce voz, alzando su cara, porque además de ser de menor estatura, va por el centro del camino que no es elevado como el lado izquierdo. Jesús le responde sonriendo: “Juan, ¿me has alcanzado?”. El discípulo escudriña con ansia su rostro para cerciorarse si oyó o no. Responde: “¡Sí, Maestro mío! ¿Me quieres contigo?”. Jesús: “Siempre te quiero conmigo. A todos os querría tener al lado, ¡y con tu corazón! Pero si sigues caminando por ahí, vas a acabar de empaparte”. Juan: “¡No importa, Maestro! ¡Nada importa con tal de estar cerca de Ti!”. Jesús: “¿Quieres estar conmigo? Tú no piensas que soy imprudente y que puedo poneros en líos también a vosotros. ¿No te sientes ofendido porque no escucho tus consejos?”. Juan está consternado: “Maestro, ¿entonces has oído?”. ■ Jesús: “Todo lo he oído. Desde las primeras palabras. Pero no te pongas triste. No sois perfectos. Lo sabía desde el momento en que os escogí. No pretendo que lo seáis rápidamente. Antes de dejar de ser árboles selváticos, conviene que se os pongan dos injertos…”. Juan: “¿Cuáles, Maestro?”. Jesús: “Uno de sangre y otro de fuego. Después seréis héroes del Cielo y convertiréis el mundo, empezando por vosotros”. Juan: “¿De sangre y de fuego?”. Jesús: “Sí, Juan. De mi Sangre…”. Juan le interrumpe con un gemido: “¡No, Jesús!”. Jesús: “Serénate, amigo mío, no me interrumpas. Sé el primero en escuchar estas verdades. Lo mereces. De mi Sangre. Lo sabes. Vine por esto. Soy el Redentor… piensa en los profetas. No omitieron ni siquiera una jota al describir mi misión. Seré el Hombre que describió Isaías (1). Y, cuando haya derramado mi Sangre, ésta os fecundará. Pero no me contentaré con esto. Sois tan imperfectos, y débiles, tan tontos y miedosos, que Yo, glorioso al lado de mi Padre, os enviaré el Fuego, la Fuerza que procede de mi ser por generación con el Padre, y que vincula al Padre y al Hijo en un anillo indisoluble, haciendo de Uno, Tres: el Pensamiento, la Carne, el Amor. Cuando el Espíritu de Dios, esto es, el Espíritu del Espíritu de Dios, la Perfección de las Perfecciones divinas, venga sobre vosotros, vosotros dejaréis de ser lo que sois. Seréis nuevos, poderosos, santos… ■ Para uno mi Sangre no servirá de nada. Lo mismo que el Fuego. Porque mi Sangre, para él, le servirá de condenación, y para toda la eternidad probará otro fuego, en el que arderá, arrojando sangre y tragando sangre, pues verá sangre en todos los lugares donde pose sus ojos mortales o su corazón, desde el momento que haya traicionado la Sangre de un Dios”. Juan: “¡Oh, Maestro! ¿Quién es?”. Jesús: “Lo sabrás un día. Ahora ignóralo. Y por caridad no trates ni siquiera de indagar quién sea, porque podría acarrear sospechas. No debes sospechar de tus hermanos porque la sospecha es falta de caridad”. Juan: “Me basta con que me asegures que no seré yo, ni Santiago, los que te traicionemos”. Jesús: “¡Oh, tú, no! Ni tampoco Santiago. ¡Tú eres mi consuelo, buen Juan!” y Jesús le pasa un brazo sobre la espalda. Por algunos momentos caminan sin decir nada. También los demás se han callado. Solo se oye el chapotear del lodo que se prende y desprende de los pies. (Escrito el 17 de Septiembre de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Is. 52,13-15; 53,1-12.
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(<Las palabras, que va a pronunciar Jesús, tienen lugar después de la curación de un endemoniado en la región de la Decápolis [Se relata en el episodio 6-421-378 en el tema “Demonio-Infierno”]. Los fariseos, apenas Jesús se había marchado, habían atacado al hombre curado diciéndole que ahora tenía un demonio más poderoso que el primero y que se condenará. El curado, llevado por su madre y convecinos, ha llegado donde Jesús que le devuelve de nuevo la paz perdida>)
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6-421-384 (7-112-698).- “El que haya blasfemado contra el Espíritu Santo no será perdonado” (1).
* “Todavía se perdona cuando (por ser paganos no pueden comprender esto por fe, porque su religión no es amor o por excesivo temor de Dios) no todos pueden comprender la amplitud del Amor, su infinitud, y ver a Dios en una carne. Sin embargo, no puede ser perdonado aquel que no se rinde a la verdad que se transparenta por mis obras y niega al Espíritu Santo el que haya cumplido su palabra dada de enviar al Salvador en el tiempo establecido, precedido por señales anunciadas. Conocen las profecías y conocen lo que Yo hago”.- ■ Dice Jesús: “Y sois hijos hasta que renunciáis a serlo libremente. Se renuncia a ser hijo de Dios cuando se reniega de Él y del Verbo que Dios envió entre los hombres para llevar a los hombres a Dios. Ahora bien, si uno no me quiere reconocer ante los hombres, por temor a un daño por causa de este reconocimiento, entonces tampoco Dios le reconocerá como hijo suyo, y el Hijo de Dios y del hombre tampoco le reconocerá delante los ángeles del Cielo; y quien haya renegado de Mí delante de los hombres será negado como hijo de Dios ante los ángeles. ■ Y quien haya hablado mal contra el Hijo del hombre será todavía perdonado, porque Yo intercederé ante el Padre por su perdón; pero el que haya blasfemado contra el Espíritu Santo no será perdonado. ¿Por qué esto? Porque no todos pueden comprender la amplitud del Amor, su perfecta infinitud, y ver a Dios en una carne semejante a toda otra carne de hombre. Los gentiles, los paganos no pueden creer esto por fe, porque su religión no es amor. También entre nosotros el temor reverencial, que Israel tiene por Yeové puede impedir el creer que Dios se haya hecho hombre, y el más humilde de los hombres. Es una culpa el no creer en Mí. Pero, cuando la culpa se apoya en un excesivo temor de Dios, todavía se perdona. Sin embargo, no puede ser perdonado aquel que no se rinde a la Verdad que se transparenta a través de mis obras, y niega al Espíritu de Amor el que haya cumplido su palabra dada de enviar al Salvador en el tiempo establecido, el Salvador precedido y acompañado por las señales anunciadas. ■ Éstos, los que me persiguen, conocen a los profetas. Las profecías están llenas de Mí. Conocen las profecías y conocen lo que Yo hago. La verdad es manifiesta. Pero la niegan porque quieren negarla. Sistemáticamente niegan no solo que Yo sea el Hijo del hombre, sino el Hijo de Dios anunciado por los profetas, el Nacido de una Virgen no por voluntad del hombre, sino del Amor Eterno, del Eterno Espíritu que me ha anunciado para que los hombres pudiesen reconocerme. Ellos, para poder decir que todavía no llega el Mesías, se obstinan en tener cerrados los ojos para no ver la Luz presente en el mundo, y por eso reniegan del Espíritu Santo, de su Verdad, de su Luz. Y para éstos el juicio será más severo que para los que no saben”.
* “Y el llamarme «Satanás» no les será perdonado porque el Espíritu a través de Mí realiza obras divinas y no satánicas. Y empujar a otros a la desesperación cuando el Amor les ha llevado a la paz no será perdonado”.-Jesús: “Y el llamarme «Satanás» no les será perdonado, porque el Espíritu a través de Mí realiza obras divinas y no satánicas. Y empujar a otros a la desesperación cuando el Amor los ha llevado a la paz no será perdonado. Porque todas estas cosas son ofensas al Espíritu Santo, a ese Espíritu Paráclito que es Amor y da amor y pide amor, y que espera mi holocausto de amor para derramarse en amor de sabiduría que iluminará los corazones de los que me siguen. Y cuando se hubiera realizado mi holocausto, y todavía os persiguiesen, acusándoos ante los magistrados y principales en las sinagogas y en los tribunales, no os preocupéis pensando en cómo os justificaréis. El mismo Espíritu os dirá lo que tendréis que responder para servir a la Verdad y conquistaros la Vida, de la misma forma que el Verbo os está dando cuanto es necesario para que podáis entrar en el Reino de la Vida eterna. ■ Idos en paz. En mi paz. En esa Paz que Dios derrama para llenar de ella a sus hijos. Y no temáis. No he venido para engañaros sino instruiros, no para llevaros a la perdición sino para redimiros. Bienaventurados los que quieran creer en mis palabras. ■ Y tú a quien dos veces he salvado, ten fuerza y acuérdate de mi paz para que puedas decir a los que te tienten: «No tratéis de seducirme. Mi fe es que Él es el Mesías». Vete, mujer. Vete con tu hijo, y estad tranquilos. Adiós. Volved a vuestras casas y dejad que el Hijo del hombre descanse sobre la humilde hierba para volver a emprender su camino en busca de otros a quienes salvar. Mi paz sea con vosotros”. Los bendice. Regresa donde habían comido. Lo mismo hacen los apóstoles. Una vez ida la gente se echan sobre la hierba. Ponen de cabecera sus alforjas. Pronto el sueño los invade en medio del bochorno del mediodía y del silencio pesado de estas tierras calientes”. (Escrito el 22 de Abril de 1946).
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1  Nota  : Lc. 12,10-12.
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(<La escena tiene lugar en Betania, en la casa de Lázaro. Jesús —después de haber intentado una vez más hacerle recapacitar a Judas Iscariote sobre el peligro de frecuentar ciertas amistades en Jerusalén, y tras la marcha de éste desoyendo todos los consejos y ruegos— regresa lentamente, desde el jardín donde ha hablado con Judas, a la casa>)
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9-586-265 (10-47-331).- Jesús no teme, como Lázaro, que su doctrina se pierda o se altere porque “el Espíritu de Amor es el complemento y el coronamiento de mi ministerio. La perfección de mi ministerio de Maestro”.
* Es el Espíritu de Dios el que habla por los labios del Cristo. Luego… Luego hablará directamente a los espíritus y les recordará mis palabras”.- ■ Cuando Jesús está cerca de la casa, alza la cabeza atraído por la mirada que Lázaro, en pie, erguido en el sitio de antes, tiene clavada en Él. Y bien pálido está ese rostro que se esfuerza en sonreír al amigo fiel. Vuelve a la sala en que cuatro apóstoles están hablando con Maximino, mientras María y Marta dirigen el trabajo de los siervos, que vuelven a poner en orden la sala, quitando todo lo que sirvió para el banquete. Lázaro ha ido a la puerta a esperarle y pasa su mano por la cintura de Jesús. Ahora, al pasar junto a un siervo, le dice: “Tráeme el rollo que está sobre la mesa de mi cuarto de trabajo”. Lleva a Jesús a uno de esos amplios sofás que hay cerca de las ventanas para que se siente, pero Jesús sigue de pie, esforzándose en poner atención a lo que Lázaro le dice… pero es claro que su pensamiento está en otra parte, que su corazón está muy afligido. Y cuando cae en la cuenta de que le están observando trata de sonreír. El siervo vuelve con el rollo y Pedro al ver que en esos pergaminos hay cosas que su cabeza no puede entender, se retira diciendo: “Hay ciertos alimentos que los peces no pueden comer. Prefiero hablar con Maximino de plantas y cultivos”. Marta continúa su trabajo. ■ María, callada, escucha a Lázaro, quien señala al Maestro algunos puntos escritos en esos pergaminos, diciendo: “¿No posee una clarividencia singular este pagano? Más que muchos de los nuestros. Tal vez… si hubiese estado aquí contigo, mientras Tú eres el Maestro nuestro, habría sido uno de tus discípulos, y uno de los mejores. Y te habría comprendido como muchos de nosotros no sabemos hacer. ¡Y qué poema habría extraído, de su genio, la admiración por Ti! ¡Oh, tus palabras recogidas y conservadas por un espíritu que es luminoso a pesar de ser pagano! ¡Tu vida descrita por esta inteligencia clara y brillante! Nosotros no tenemos ya escritores ni poetas. Tú has nacido tarde. Cuando el egoísmo de la vida y la corrupción religioso-social han apagado en nosotros la poesía y el genio. Lo que nuestros sabios y profetas han escrito, sin conocerte, no tiene eco en la voz viva de un seguidor tuyo. Tus predilectos y tus fieles, en su mayor parte, son personas sin instrucción. Y los otros… No. No tenemos ya ningún shoelet (1) (escribo como oigo pronunciar la palabra) que transmita a las gentes tu sabiduría y tu figura. Ya no los tenemos, porque faltan, más que la capacidad para hacerlo, el espíritu y la voluntad. La parte, humanamente hablando, más selecta de Israel tiene voz sorda, como la de una trompeta acabada, y no sabe ya cantar las glorias y maravillas de Dios. Mi miedo es de que todo se pierda o quede alterado, parte por incapacidad, parte por mala voluntad…”. Jesús le tranquiliza: “No sucederá eso. El Espíritu del Señor, cuando haya tomado posesión en el interior de los corazones, repetirá mis palabras y explicará el significado de ellas. Es el Espíritu de Dios el que habla por los labios del Cristo. Luego… Luego hablará directamente a los espíritus y les recordará mis palabras”.
* “Cuando Yo me haya inmolado en el Sacrificio del amor. Entonces vendrá el Amor. Será como la hermosa llama que se alzará de la Víctima inmolada. Y esta llama no se apagará, porque no cesará el Sacrificio. Yo no tengo miedo, como tú lo tienes, a que se pierda algo de lo que he dado. Es más, te digo en verdad que el Espíritu de Amor arrojará rayos de luz sobre mis palabras, y comprenderéis el espíritu de ellas”.- ■ Magdalena con su ímpetu habitual dice: “¡Ojalá si esto fuera pronto! Pronto porque tus palabras son muy poco escuchadas y menos comprendidas. Yo creo que el rugido del Espíritu de Dios será violento, cual violento fuego que abrasa, para grabar en las mentes, con fuerza, aquello que no quisieron acoger por ser dulce y suave. Pienso que el Espíritu abrasador quemará con sus llamas las conciencias tibias o tardas y escribirá en ellas tus palabras. El mundo tendrá que amarte. ¡El Altísimo lo quiere! ¿Pero cuándo será?”. Jesús: “Cuando Yo me haya inmolado en el Sacrificio del amor. Entonces vendrá el Amor. Será como la hermosa llama que se alzará de la Víctima inmolada. Y esta llama no se apagará, porque no cesará el Sacrificio. Una vez establecido, durará todo el tiempo que dure la tierra” (2). Lázaro: “Pero entonces… ¿Tú, para que eso sucediera, deberías ser verdaderamente inmolado?”. Jesús: “Así es”. Jesús tiene la postura habitual de aceptar su suerte. Abre los brazos con las manos vueltas hacia fuera e inclina la cabeza. ■ Luego la levanta de nuevo para sonreír a Lázaro, que está afligido, y le dice: “Pero no será violenta, cual un rugido, la voz inmaterial del Espíritu de Amor, sino dulce como el amor, que es suave como el viento de Nisán aunque fuerte como la muerte. ¡El inefable misterio del Amor! El complemento y el coronamiento de mi ministerio. La perfección de mi ministerio de Maestro… Yo no tengo miedo, como tú lo tienes, a que se pierda algo de lo que he dado. Es más, te digo en verdad que arrojará rayos de luz sobre mis palabras, y comprenderéis el espíritu de ellas. Yo me voy serenamente, porque confío mi doctrina al Espíritu Santo, y mi espíritu a mi Padre”. ■ Inclina su cabeza pensativo. Coloca después el rollo que había originado la conversación sobre una especie de mesa alta de ébano, o de otra madera oscura, cuajada de incrustaciones de marfil amarillento, que cuatro siervos trajeron de la habitación de al lado y en el cual Marta está poniendo en orden la vajilla más preciosa. (Escrito el 28 de Marzo de 1947).
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1  Nota  : Los hebreos llamaban así a los que hablaban en las asambleas. Los libros sapienciales fueron compuestos con las palabras de los shoelets recogidas en los rollos de las Escrituras. 2  Nota  : “Será como la bella llama que se levantará de la Víctima Inmolada. Y no se apagará, porque no cesará el sacrificio”. Cfr. Hebr. 7,1-10,18; y sobre todo 7,20-28; 9,11-14; 10,11-18. Que el Sacrifico eucarístico tenga por efecto ser lleno del Espíritu Santo, lo afirma el Canon Romano y Ambrosiano: “Te rogamos suplicantes que al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos llenemos de bendiciones celestiales y de gracia”. Finalmente, por bendición celestial o gracia se debe entender el Espíritu Santo o sus dones, lo cual se desprende claramente de las Liturgias Orientales, las cuales en la oración correspondiente a la anteriormente citada dice así: “Espíritu Santo, plenitud del Espíritu Santo”. En igual sentido se expresa la Liturgia Bizantina, llamada San Juan Crisóstomo: “Manda a tu Espíritu santo sobre nosotros y sobre estos dones que están sobre el altar… y haz de este pan el precioso Cuerpo de tu Cristo… Y de lo que está en este cáliz, la preciosa Sangre de tu Cristo… Bendice… ambas dos santas especies, transformándolas por la virtud de tu Santo Espíritu… para que los que comulguen de ellas… participen del Espíritu Santo…”. La liturgia Etiópica, llamada liturgia de los Apóstoles, en vez de “participen del Espíritu Santo” dice: “plenitud del Espíritu Santo”.
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9-600-420 (11-19-484).-En la Última Cena: Anuncio del envío del Espíritu Santo.
* “Quien piensa en mi Nombre con amor, me ama y obtiene. Pero no basta amarme, es necesario observar mis mandamientos para tener el verdadero amor. Y por este amor rogaré al Padre y Él os dará otro Consolador, el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir ni herir porque ni le ve ni le conoce. Vosotros le conocéis porque ya vive CON vosotros y pronto estará EN vosotros”.- ■ Dice Jesús: “Quien piensa en mi Nombre con amor, me ama, y obtiene. Pero no basta amarme, es necesario observar mis mandamientos para tener el verdadero amor (1). Son las obras las que dan testimonio de los sentimientos. Y por este amor rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador, que permanezca para siempre con vosotros, Uno a quien Satanás y el mundo no podrán hacer daño alguno, el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir ni herir, porque ni le ve ni le conoce. Se burlará de Él, pero Él es tan excelso que el escarnio no le podrá herir; mientras que, misericordiosísimo sobre toda medida, estará siempre con quien lo amare, aunque sea pobre y débil. Vosotros le conoceréis, porque ya vive con vosotros y pronto estará en vosotros. No os dejaré huérfanos. Ya os he dicho: «Volveré a vosotros». Pero antes de que llegue la hora de venir a recogeros para ir a mi Reino, Yo vendré; a vosotros vendré. Dentro de poco el mundo ya no me verá. Pero vosotros me veis y me veréis. Porque Yo vivo y vosotros vivís. Porque Yo viviré y vosotros también viviréis. En ese día conoceréis que estoy en mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros. Porque el que acoge mis preceptos y los observa es el que me ama, y el que me ama será amado por mi Padre y poseerá a Dios, porque Dios es caridad y quien ama tiene en sí a Dios. Y Yo le amaré, porque en él veré a Dios, y me manifestaré a él dándome a conocer en los secretos de mi amor, de mi sabiduría, de mi Divinidad encarnada. Estos serán los modos de mis regresos a los hijos del hombre, a quienes amo, aunque sean débiles o incluso enemigos. Pero éstos serán solo débiles, y Yo los fortaleceré. Les diré: «¡Levántate!», gritaré: «¡Sal fuera!», ordenaré: «Sígueme», mandaré: «Oye», avisaré: «Escribe»… y vosotros estáis entre éstos”.
* “Os he dicho todas estas cosas, porque quiero Yo mismo prepararos a la completa posesión de la Verdad y de la Sabiduría. Pero todavía no podéis comprender ni recordar. Mas, cuando venga a vosotros el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, podréis comprender, y os enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que Yo os he dicho”.- Judas Tadeo pregunta: “¿Por qué, Señor, te manifiestas a nosotros y no al mundo?” (2). Jesús: “Porque me amáis y observáis mis palabras. Quien hiciere así, mi Padre le amará y Nosotros iremos a él y haremos en él nuestra mansión; mientras que el que no me ama no pone por obra mis palabras y obra según la carne y el mundo. ■ Ahora bien, tened en cuenta que lo que os he dicho no son palabras de Jesús de Nazaret sino palabras del Padre, porque Yo soy el Verbo del Padre, que me ha enviado. Os he dicho todas estas cosas, conversando de este modo, con vosotros, porque quiero Yo mismo prepararos a la completa posesión de la Verdad y de la Sabiduría. Pero todavía no podéis comprender ni recordar. Mas, cuando venga a vosotros el Consolador, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi Nombre, podréis comprender, y os enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que Yo os he dicho…”.
* “Sé que sobre las semillas caídas en vosotros está por descender una lluvia (Sangre de Jesús), que las hará germinar; y luego vendrá el sol del Paráclito, y las semillas se transformarán en árboles corpulentos”.-Jesús: “No lloréis. También habéis oído que os he dicho: «Me voy donde el Padre y luego regresaré». Si me amaseis por encima de la carne, os alegraríais inmensamente, porque voy donde el Padre después de este largo destierro… Voy a donde Aquél que es mayor que Yo y que me ama (3). Os lo digo ahora, antes de que se cumpla —como también os he revelado todos los sufrimientos del Redentor antes de ir a ellos— para que, cuando todo se cumpla, creáis más en Mí. ¡No os turbéis de ese modo! No perdáis los ánimos. Vuestro corazón tiene necesidad de control… ■ Poco me queda para hablaros… ¡y todavía tengo mucho que quisiera deciros! Llegado al final de esta evangelización mía, me parece como si no hubiera dicho todavía nada, y que mucho, mucho quede por hacer. Vuestro estado aumenta en Mí esta sensación. ¿Qué diré entonces? ¿Que no he cumplido bien con mi función?, ¿o que vosotros sois tan duros de corazón, que para nada ha servido mi obra? ¿Dudaré? No. Pongo mi confianza en Dios, y os pongo a vosotros, mis predilectos, en sus manos. Él completará la obra de su Verbo. No soy como un padre que está a punto de morir y a quien no le queda otra luz más que la humana; Yo espero en Dios. Y, aun sintiendo en Mí el apremio de daros todos los consejos de que os veo necesitados, y aun sintiendo que el tiempo huye, voy tranquilo a mi destino. Sé que sobre las semillas caídas en vosotros está por descender una lluvia (4), una lluvia que las hará germinar a todas ellas; y luego vendrá el sol del Paráclito, y las semillas se transformarán en árboles corpulentos. ■ Muy pronto llegará el príncipe de este mundo, aquel con quien Yo nada tengo que ver; y, si no hubiera sido por la finalidad de redimiros, no podría nada sobre Mí. Pero esto sucede para que el mundo sepa que amo al Padre y que le amo hasta la obediencia de muerte y que por eso hago lo que me ha mandado”…
* “Cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de Mí. Por medio de la palabra, las obras y el heroísmo que os infundirá, convencerá al mundo de su pecado deicida y de justicia en orden a mi santidad. Y el mundo se dividirá claramente en dos partes: en la de los réprobos, enemigos de Dios y en la de los creyentes. Él, el Paráclito divino, os dará la Verdad entera y os anunciará el futuro”.-Jesús: “Os he dicho: el siervo no es más que su señor. Si me han perseguido a Mí, también a vosotros os perseguirán. Si me han escuchado a Mí también os escucharán a vosotros (5). Pero todo lo harán por causa de mi Nombre, porque no conocen, porque no quieren conocer a quien me ha enviado. Si no hubiera Yo venido y no les hubiese hablado, no serían culpables; pero ahora su pecado no tiene disculpa. Han visto mis obras, oído mis palabras, y, no obstante, me han odiado, y conmigo a mi Padre. Porque Yo y el Padre somos una sola Unidad con el Amor. Pero estaba escrito: «Me odiaron sin motivo alguno»” (6). Mas cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de Mí, y también vosotros lo daréis, porque desde el principio habéis estado conmigo. Os digo esto para que cuando llegue la hora no quedéis acobardados ni escandalizados. Pronto va a llegar el tiempo en que os echen de las sinagogas y en que el que os mate pensará que con ello está dando culto a Dios. No han conocido ni al Padre ni a Mí. En esto está su atenuante. Estas cosas no os las había dicho con tanta amplitud antes de ahora porque erais como niños recién nacidos. Pero ahora vuestra madre os deja (7). ■ Yo me voy. Debéis acostumbraros a otra clase de alimento. Quiero que lo conozcáis. Ya ninguno me pregunta de nuevo: «¿A dónde vas?». La tristeza os ha vuelto mudos. Y, no obstante, es también bueno para vosotros que me marche; si no, el Consolador no vendrá. Yo os lo enviaré. Y, cuando venga, por medio de la sabiduría y de la palabra, las obras y el heroísmo que infundirá en vosotros, convencerá al mundo de su pecado deicida, y de justicia en orden a mi santidad. Y el mundo se dividirá claramente en dos partes: la de los réprobos, enemigos de Dios, y en la de los creyentes. Éstos serán más o menos santos, según su voluntad. Pero se juzgará al príncipe del mundo y a sus secuaces. No puedo deciros más, porque por ahora no lo podéis comprender. Pero Él, el Paráclito divino, os dará la Verdad entera porque no hablará de Sí mismo, sino que dirá todo lo que ha oído de la Mente de Dios, y os anunciará el futuro. Tomará lo que de Mí viene —o sea, aquello que es igualmente del Padre— y os lo dirá”. (Escrito el 9 de Marzo de 1945).
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1  Nota  : Cfr. Ju. 14,15.   2  Nota  : Cfr. Ju. 14,22.   3  Nota  : Cfr. Ju. 14,28.   Nota  : La palabra “lluvia” en el contexto no significa Espíritu Sto., sino la Sangre de Jesús. La frase no sólo teológicamente es bella, sino también literariamente. Nota  : Cfr. Ju. 15,20.   6  Nota  : Cfr. Sal. 34,19.   7  Nota  : Jesús se comparó a una madre amorosa. Cfr. Mt. 23,37-39; Lc. 13,34-35.
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(<Jesús resucitado, en el Cenáculo, con los diez apóstoles>)
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10-627-221 (11-13-697).- Jesús les absuelve de sus pecados y, antes de darles la facultad de perdonar, les comunica el Espíritu Santo para prepararles a ese ministerio.
* “Que vuestra experiencia os haga justos para juzgar. Que el Espíritu Santo os haga santos para santificar. Que vuestra voluntad sincera de reparar vuestra falta os haga heroicos para la vida que os aguarda”.- ■ Jesús lleno de toda majestad, se pone de pie. “Hijos míos, os hablaré más veces, mientras esté con vosotros. Entre tanto os absuelvo y perdono (1). Después de la prueba que, aun siendo avasalladora y cruel, ha sido también necesaria y saludable, descienda sobre vosotros la paz del perdón. Y con ella en el corazón volved a ser mis amigos fieles y fuertes. Mi Padre me envió al mundo. Yo os mando a él para que continuéis mi evangelización. Miserias de toda clase vendrán a vosotros en demanda de consuelo. Sed buenos, pensando en vuestra miseria cuando os quedasteis sin Mí. Llevad la Luz con vosotros. En las tinieblas no se puede ver. Sed limpios para que otros lo sean. Sed amor para amar. Luego vendrá el que es Luz, Purificación y Amor. Para prepararos a este ministerio Yo os comunico el Espíritu Santo. A quienes les perdonareis sus pecados, les serán perdonados. A quienes no, no se les perdonarán. Que vuestra experiencia os haga justos para juzgar. Que el Espíritu Santo os haga santos para santificar. Que vuestra voluntad sincera de reparar vuestra falta os haga heroicos para la vida que os aguarda. Lo que todavía no os digo, os lo diré cuando el que está ausente (Tomás), haya venido. Rogad por él. Quedaos con mi paz y sin angustia de dudas respecto de mi amor”. ■ Jesús desaparece como había entrado, dejando entre Juan y Pedro el lugar vacío. Desaparece en medio de un resplandor que hace que los apóstoles cierren los ojos. Cuando los abren, encuentran solo que la paz de Jesús ha quedado allí, llama que quema y que cura y consume las amarguras del pasado en un solo deseo: el de servir. (Escrito el 6 de Abril de 1945).
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1  Nota  : Según esta Obra, Jesús en la noche de su resurrección, por virtud del Espíritu Santo que habita en Él, resucitó espiritualmente a sus Apóstoles, pecadores pero arrepentidos, absolviéndolos y perdonándolos. Después de haberlos hecho partícipes del mismo Espíritu Santo, les dio poder de resucitar espiritualmente a sus propios hermanos, esto es, de absolver, perdonar (a los pecadores arrepentidos) y de no perdonar a los no arrepentidos.
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(<Después de la escena donde Tomás reconoce a Jesús y termina con lágrimas de arrepentimiento que se refleja en sus palabras “Señor mío y Dios mío”, Jesús se sienta a la mesa con los once apóstoles>)
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10-629-230 (11-15-706).- En el Cenáculo, con los diez y Tomás: Jesús les explica el significado de la infusión del Espíritu Santo y de la potestad de perdonar.
* “¿No sabéis que la infusión del Espíritu Santo es como un bautismo de fuego porque Él es Amor y el amor borra las culpas? El pecado que cometisteis cuando me abandonasteis está perdonado. Os he dado la potestad de perdonar los pecados pero no se puede dar lo que no se tiene”.- ■ Juan como de costumbre, apoya su cabeza sobre el hombro de Jesús, quien le arrima a su Corazón y en esta posición habla. “No debéis asustaros, amigos, cuando Yo aparezco. Soy siempre vuestro Maestro que ha compartido con vosotros el pan, la sal, y el sueño. Que os eligió porque os ha amado. También ahora os sigo amando”. Jesús hace hincapié en estas palabras últimas. “Vosotros” continúa “habéis estado conmigo en mis pruebas… Estaréis también en la gloria. No bajéis la cabeza. La noche del domingo, cuando me aparecí a vosotros por vez primera después de mi resurrección, os infundí el Espíritu Santo… que también sobre ti, que no estabas presente, descienda… ¿No sabéis que la infusión del Espíritu es como un bautismo de Fuego, porque el Espíritu es Amor y el amor borra las culpas? El pecado que cometisteis cuando me abandonasteis, os está perdonado”. Al decir esto Jesús besa la cabeza de Juan que no le abandonó. Juan llora de alegría. “Os he dado la potestad de perdonar los pecados pero no se puede dar lo que no se tiene. Vosotros, pues, debéis estar seguros de que esta potestad Yo la poseo perfecta y la uso por medio de vosotros, que debéis estar limpios en máximo grado para poder limpiar a quien, sucio del pecado, se acerque a vosotros. ¿Cómo podría uno juzgar y limpiar, si fuera merecedor de condena y estuviera él mismo sucio? ¿Cómo puede uno juzgar a otro, si tuviera vigas en su ojo, y pesas infernales en su corazón? (1). ¿Cómo podría decir: «Yo te absuelvo en el nombre de Dios» si, por sus pecados, no tuviese a Dios consigo? Amigos, pensad en vuestra dignidad de sacerdotes. Yo estuve entre los hombres para juzgar y perdonar”. (Escrito el 9 de Agosto de 1944).
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1  Nota  : “¿Cómo puede alguien juzgar si es culpable de no ser puro, si tiene vigas en su ojo y las pesas infernales en su corazón?”. No se trata de imposibilidad absoluta, sino de una imposibilidad de cumplir con su misión, lo mejor que pudiere.
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(<Jesús resucitado acaba de hablar a sus apóstoles en el Getsemaní>)
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10-630-247 (11-16-721).- “En vosotros todavía no está, como Maestro, el Espíritu de la Verdad”.
* “Cualquier palabra mía se pierde en el fondo de vuestro pensamiento, en todo o en parte. Solo el Paráclito cuando venga extraerá de vuestro fondo mis palabras y os las explicará para que comprendáis su espíritu”.- Jesús hace ademán de marcharse. Juan, al que en voz baja han hablado su hermano y el otro Santiago y Pedro y Bartolomé, se levanta y le sigue, diciendo: “Jesús, mi Dios, esperábamos decir contigo la oración a tu Padre. Tu oración. Nos sentimos poco perdonados si no nos concedes que la digamos contigo. Tanto que lo necesitamos…”. Jesús: “Donde hay dos unidos con la oración, ahí estoy en medio de ellos. Decid, pues, entre vosotros la oración y estaré entre vosotros”. Pedro, con la cara escondida entre la hierba, en que todavía hay Sangre divina, grita angustiado: “¡Ya no nos juzgas dignos de orar contigo!”. Santiago de Alfeo: “Somos infelices, herma… Señor”. Iba a decir hermano pero se corrigió al punto. Jesús le mira y dice: “¿Por qué no me llamas hermano, tú que eres de mi sangre? Soy hermano de todos los hombres, pero de ti dos y tres veces. Como hijo de Adán, como hijo de David, como hijo de Dios. Termina tu palabra”. Santiago: “Hermano, Señor mío, somos infelices y tontos. Tú lo sabes. Y más necios nos hace el abatimiento en que nos encontramos. ¿Cómo podemos pronunciar con el alma tu oración, si no sabemos su significado?”. ■ Jesús: “Cuántas veces, como a muchachos pequeños, os lo expliqué. Pero más duros de cabeza que el alumno más distraído de algún maestro, no os grabasteis mis palabras”. Suplica Juan: “Es verdad. Pero ahora nuestra mente está afligida por no haberte comprendido… ¡Oh, nada entendimos! Lo confieso en nombre de todos. Aun todavía no podemos comprenderte, Señor. Te ruego, que emplees tu indulgencia para nuestro mal que nos hace tardos de entendimiento. Cuando moriste, el gran rabí de Israel (1) no dudó en denunciar la ceguera de Israel, a los pies de la cruz. Tú, Dios omnipotente, Espíritu de Dios que no tiene nada que ver con la carne, oíste estas palabras: «Siglos y siglos de ceguera espiritual cubren la vista interior» y te suplicó: «En este pensamiento prisionero de las fórmulas, penetra Tú, Libertador». ¡Oh, adorado Jesús mío! que nos has salvado de la Culpa Original tomando sobre Ti nuestros pecados y los consumaste en el fuego de tu perfecto amor, toma, consuma también nuestra inteligencia de tercos israelitas, danos una inteligencia nueva, virgen con tu sabiduría. Muchas cosas del pasado murieron en aquel horrible día. Murieron contigo. Pero ahora que has resucitado haz que nazca en nosotros un nuevo pensamiento. Créanos un corazón y una inteligencia nuevos, Señor mío, y te comprenderemos”. ■ Jesús: “Esa tarea no es mía, sino de Aquel de quien os hablé en la Última Cena. Cualquier palabra mía se pierde en el fondo de vuestro pensamiento, en todo o en parte, o se queda aprisionada en su espíritu. Sólo el Paráclito, cuando venga, extraerá de vuestro fondo mis palabras y os las explicará, para que comprendáis su espíritu”.
* “Él, en vuestro interior, os dirá el espíritu de mis palabras y os instruirá sobre muchas otras cosas. Yo os lo he infundido porque nada puede recibirse ni tener valor si no es por mis méritos: recibir a Dios. Pero en vosotros todavía no está, como Maestro, el Espíritu de la Verdad”.-Replica Zelote: “¡Pero Tú ya nos lo has infundido!”. Y Mateo, junto con Zelote, objeta: “Tú dijiste que cuando te hubieras ido donde el Padre, Él, el Espíritu de Verdad, vendría”. Jesús: “Decidme: ¿cuando un niño nace tiene alma infundida?”. Todos responden: “¡Claro que la tiene infundida!”. Jesús: “¿Pero esta alma tiene la Gracia de Dios?”. Responden: “No. La Culpa Original está ella, y la priva de la Gracia”. Jesús: “¿Y el alma y la Gracia de dónde vienen?”. Responden: “De Dios”. Jesús: “¿Por qué entonces Dios no da al niño, que nace, un alma en gracia?”. Responden: “Porque Adán fue castigado y nosotros en él. Mas, ahora que Tú ya eres el Redentor, será así”. Jesús: “No. No será así. Los hombres nacerán siempre manchados en el alma, alma que Dios creó y que la herencia de Adán manchó. Pero, por el rito que en otra ocasión os explicaré, el alma infundida en el hombre será vivificada con la Gracia, y el Espíritu del Señor tomará posesión de esa alma. ■ En cuanto a vosotros, bautizados con el agua por Juan, seréis bautizados con el Fuego del Poder de Dios. Y entonces el Espíritu de Dios estará verdaderamente en vosotros. Y será el Maestro al que los hombres no podrán perseguir ni expulsar. Él, en vuestro interior, os dirá el espíritu de mis palabras y os instruirá sobre muchas otras cosas. Yo os lo he infundido porque nada puede recibirse ni tener valor si no es por mis méritos: recibir a Dios; tener validez la palabra de un delegado de Dios. Pero en vosotros todavía no está, como Maestro, el Espíritu de la Verdad”. (Escrito el 11 de Abril de 1947).
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1  Nota  : El gran rabí de Israel: Gamaliel.
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(<Jesús resucitado, en el monte Tabor, les ha hablado de las religiones no verdaderas. Continúa hablando>)
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10-634-311 (11-20-774).-“Esta Religión única, verdadera, perfecta, inmutable en la Doctrina enseñada por Mí mismo, Maestro, y completada por la enseñanza continua del Espíritu Santo”.
El Espíritu Santo, Guía santísimo de mis pontífices y de todos los que les ayudarán como cabezas secundarias en las diversas iglesias, que no serán múltiples en cuanto al pensamiento, sino que será una cosa con la Iglesia”.- Dice Jesús: “Si esto lo digo para las religiones imperfectas, ¿qué deberé decir de esta religión que Yo os he dado, para esta que lleva mi Nombre, para esta de la que Yo os he creado pontífices y sacerdotes, para esta que os ordeno que la propaguéis por toda la Tierra?… para esta religión única, verdadera, perfecta, inmutable en la Doctrina enseñada por Mí mismo, Maestro, completada por la enseñanza continua del que vendrá, el Espíritu Santo, Guía santísimo de mis Pontífices y de todos los que los ayudarán cual cabezas secundarias en las distintas iglesias creadas en las distintas regiones en que se afiance mi Palabra. ■ Y estas iglesias no serán, por ser múltiples en cuanto al número, múltiples en cuanto al pensamiento, sino que serán una sola cosa con la Iglesia, y formarán con sus individuales elementos el gran edificio: el grande, nuevo Templo que con sus distintos pabellones tocará todos los confines del mundo. No tendrán diversidad de pensamiento ni habrá oposición entre ellas, sino que estarán unidas, como hermanas las unas de las otras, sujetas todas a la Cabeza de la Iglesia, a Pedro y a los sucesores de él, hasta el fin de los siglos”. (Escrito el 20 de Abril de 1947).
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(<Jesús resucitado, en un monte cercano a Nazaret, se dirige a los apóstoles y a los discípulos>)
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10-635-328 (11-21-789).- “Él os guiará. Paso de mi Luz a su Luz. Él completará vuestra formación”.
“Me conformo con haber echado la semilla. El Espíritu Santo la hará germinar. Os recordará mis palabras y os las ampliará más detalladamente”.- ■ Dice Jesús: “Estad atentos lo mejor que podáis, pues os diré cosas importantes: no las entenderéis todas, ni todas bien. Pero Aquél que vendrá después de Mí, os las hará comprender. Escuchadme, pues. ■ Mucho más os debería decir. Me conformo con haber echado la semilla. El Espíritu Santo la hará germinar. He querido daros Yo la semilla, porque conozco vuestros corazones y sé cuánto titubearíais, a causa del miedo, por indicaciones espirituales, inmateriales. El miedo de ser engañados paralizaría vuestra voluntad. Por eso he querido hablaros, Yo primero, de todas estas cosas. Luego el Paráclito os recordará mis palabras y os las ampliará más detalladamente. Y no tendréis por qué temer, porque recordaréis que fui Yo quien os di la primera semilla. ■ Dejaos conducir por el Espíritu Santo. Si mi mano os ha guiado con dulzura, su Luz es dulcísima. Él es el Amor de Dios. De este modo Yo me voy contento porque sé que Él ocupará mi lugar y os guiará al conocimiento de Dios. Todavía no lo conocéis, pese a que os he hablado mucho de Él. En esto no tenéis ninguna culpa. Habéis hecho todo lo posible por comprenderme y por tanto estáis justificados, a pesar de que hayáis comprendido poco en tres años. La falta de la Gracia ofuscaba vuestro espíritu. Aun ahora mismo entendéis poco, aunque la Gracia de Dios haya descendido sobre vosotros desde mi Cruz. Tenéis necesidad del Fuego. A uno de vosotros hablé un día, cuando caminábamos por la ribera del Jordán. ■ Ha llegado la hora. Regreso a mi Padre, pero no os dejo solos, porque os dejo la Eucaristía, esto es, a vuestro Jesús hecho alimento para los hombres. Y os dejo al Amigo: al Paráclito. Él os guiará. Paso vuestras almas de mi Luz a su Luz y Él completará vuestra formación”. (Escrito el 22 de Abril de 1947).
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(<El día de la despedida, el de su Ascensión al Padre, Jesús les comunica, entre sus últimas disposiciones, éstas>)
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10-638-352 (11-23-806).- “Para prepararos a recibir el Espíritu Santo, quiero que os quedéis aquí en Jerusalén. Vendrá sobre vosotros con sus siete dones”.
* El Espíritu Santo les hará comprender que la Iglesia, el Reino del Mesías sobre el mundo y el nuevo Templo deben empezar en Jerusalén, su matriz. Todo está predicho en los profetas.- ■ Dice Jesús: “Bien… Ha llegado la hora de dejaros para regresar a mi Padre. Escuchad las últimas palabras de vuestro Maestro. No os alejéis de Jerusalén en estos días. Lázaro, a quien he hablado de ello, una vez más convierte en realidad los deseos de su Maestro y os cede la casa de la Última Cena, para que tengáis una casa donde podáis recogeros y tener vuestras reuniones. Estad allí durante estos días y orad intensamente para prepararos a la venida del Espíritu Santo que os completará para vuestra misión. Recordad que, y Yo era Dios, me preparé con una dura penitencia para mi ministerio de evangelizador. Vuestra preparación será siempre más fácil y más breve. No os exijo otra cosa. Me basta con que oréis asiduamente, en unión de los setenta y dos y bajo la guía de mi Madre, la cual os confío vivamente. Será vuestra Madre y Maestra, perfecta en el amor y en la sabiduría. Habría podido enviaros a otra parte para prepararos a recibir al Espíritu Santo, pero quiero más bien que os quedéis aquí en Jerusalén, que deberá asombrarse ante los prodigios, dados en respuesta de tantos rechazos a mi llamamiento. ■ Después el Espíritu Santo os hará comprender la necesidad de que la Iglesia surja exactamente en esta ciudad que, juzgándola humanamente, es la más indigna de ello. Jerusalén es siempre Jerusalén, aun cuando es una gran pecadora y aun cuando aquí se cumplió el deicidio (1). Nada le servirá. Está condenada. Pero si lo está, no todos sus habitantes lo están. Quedaos aquí por los pocos justos que hay en ella (2), y quedaos porque esta es la ciudad real y la ciudad del Templo, y porque, como los profetas predijeron, aquí, donde fue ungido, aclamado y levantado el Rey Mesías, aquí debe empezar su Reino sobre el mundo, y también aquí, en este lugar en que Dios da el libelo de repudio a la sinagoga a causa de sus horribles y numerosos crímenes, debe levantarse el nuevo Templo al que acudirán gentes de todas las naciones. Leed a los profetas. Todo está predicho en ellos (3). Primero mi Madre, después el Espíritu Santo, os harán comprender las palabras de los profetas sobre este tiempo. ■ Permaneced aquí hasta que Jerusalén os arroje como me arrojó a Mí, y hasta que odie a mi Iglesia como me odió a Mí, maquinando planes para destruirla. Entonces, trasladad a otra parte la sede de mi amada Iglesia, porque no debe perecer. Os aseguro que ni siquiera el Infierno podrá vencerla (4). Pero si Dios os asegura su protección, no tentéis al Cielo exigiendo todo del Cielo. Id a Efraín como vuestro Maestro fue allá porque todavía no era la hora de que los enemigos me capturaran. Os digo Efraín para significar tierras de ídolos y paganos. No elijáis a Efraín de Palestina como sede de mi Iglesia. Recordad cuántas veces —a vosotros congregados o a uno de vosotros individualmente— os he hablado de esto, prediciéndoos que ibais a tener que pisar los caminos de la Tierra para llegar al corazón de ella y fijar allí mi Iglesia. Del corazón del hombre se propaga la sangre por todos los miembros. Del corazón del mundo debe propagarse mi religión por toda la Tierra. Por ahora mi Iglesia es semejante a un ser ya concebido, pero que se está formando en la matriz. Jerusalén es su matriz, y en su interior el corazón, todavía pequeño, a cuyo alrededor se unen los pocos miembros de la Iglesia naciente, manda sus pequeñísimas ondas de sangre a estos miembros. Pero, cuando llegue la hora que Dios ha señalado, la matriz madrastra arrojará al ser que había formado en su seno y se irá a una tierra nueva, donde crecerá convirtiéndose en un gran Cuerpo extendido por toda la Tierra, y los latidos del fuerte corazón de la Iglesia se propagarán por todo su gran Cuerpo. Los latidos del corazón de la Iglesia, ya libre de todo vínculo de ésta con el Templo, eterna ella y vigorosa sobre las ruinas de él, anunciarán a gentiles y hebreos que solo Dios triunfa y obtiene lo que quiere, a cuyo deseo ni la rabia de los hombres, ni los ejércitos de ídolos podrán oponerse. Pero esto sucederá después, y en ese entonces sabréis cómo actuar. ■ El Espíritu de Dios os guiará. No temáis. Por ahora reunid en Jerusalén la primera asamblea de los fieles. Luego otras asambleas, a medida que se vaya creciendo el número de los fieles, se formarán. Os digo en verdad que los ciudadanos de mi Reino aumentarán rápidamente cual semilla arrojada en tierra fecunda. Mi pueblo se propagará por toda la Tierra. El Señor dice al Señor: «Por haber hecho esto y no haber eludido tu entrega por Mí, te bendeciré y multiplicaré tu estirpe como las estrellas del cielo y como la arena que hay en la costa de la mar. Tu descendencia se apoderará de las fortificaciones de tus enemigos y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra» (5). Mi bendición estará allí donde mi Nombre, mi Emblema (6), mi Ley, sean tenidos como soberanos”.
* Preparación indispensable para la venida del Espíritu Santo: “son necesarias una caridad y una pureza perfectas, para poder comprender al Amor y recibirlo en el trono del corazón, para que Él os bautice no ya con agua, como hizo Juan con vosotros para que os preparaseis a recibirme, sino con el Fuego, para que os preparéis a servir al Señor”.-Jesús: “Está por venir el Espíritu Santo, el Santificador, y de Él os llenaréis. Tratad de ser puros cual conviene a todo quien se acerca al Señor. Yo también era el Señor como Él. Pero había revestido mi divinidad con una vestidura para poder estar entre vosotros, y no sólo para enseñaros y redimiros con los miembros y con la sangre de esta vestidura, sino también para traer al Santo de los Santos entre los hombres, eliminando la barrera, para todos los hombres, incluso para los impuros, de no poder posar sus ojos sobre quien los serafines no se atreven a mirar. Pero el Espíritu Santo vendrá sin el velo de la carne, se posará sobre vosotros y descenderá en vosotros con sus siete dones y os aconsejará. Ahora bien, el consejo de Dios es tan sublime que para recibirlo es necesario prepararse con la voluntad heroica de una perfección que os haga semejantes a vuestro Padre, y a vuestro Jesús en su relación con el Padre y con el Espíritu Santo. Por lo tanto, son necesarias una caridad y una pureza perfectas, para poder comprender al Amor y recibirlo en el trono del corazón. ■ Sumergíos en el abismo de la contemplación. Esforzaos en olvidar que sois humanos y esforzaos para haceros serafines. Arrojaos al fuego de la contemplación. La contemplación de Dios es semejante a chispa que salta al choque de la piedra contra el eslabón, y de ahí nace el fuego y la luz. Es purificación el fuego que consume la materia opaca y siempre impura y la transforma en llama luminosa y pura. No tendréis el Reino de Dios en vosotros si no tenéis el amor. Porque el Reino de Dios es el Amor. Con él aparece. Por él se establece en vuestros corazones en medio de unos rayos de luz infinita que penetra, borra lo que hubiere de ignorancia, brinda sabiduría, consume al hombre y crea a un dios, al hijo de Dios, mi hermano, rey del trono que Dios ha preparado para los que se dan a Dios para tener a Dios, a Dios, a Dios, a Dios solo. Sed, pues puros y santos por la oración ardiente que santifica al hombre porque le sumerge en el fuego de Dios que es la caridad. ■ Debéis ser santos. No en el sentido limitado que esta palabra hasta ahora ha significado, sino en el extenso que Yo mismo le di al proponeros la santidad del Señor como ejemplo y límite, o sea, la santidad perfecta. Nosotros llamamos santo al Templo, santo al lugar donde está el altar, Santo de los Santos al lugar velado donde está el arca y el propiciatorio. Pero en verdad os digo que los que poseen la Gracia y viven en santidad por amor al Señor son más santos que el lugar del Santo de los Santos, porque Dios no se limita a colocarse de pie sobre ellos —como en el propiciatorio que está en el Templo para dar sus órdenes— sino que habita en los santos para darles su amor.¿Os acordáis de mis palabras de la Última Cena? Entonces prometí el Espíritu Santo. Pues bien, está para llegar, para que os bautice no ya con agua, como hizo Juan con vosotros para que os prepararais a recibirme, sino con el Fuego, para que os preparéis a servir al Señor tal como Él quiere que vosotros le sirváis. Dentro de pocos días estará aquí. Después que haya venido aumentará sin medida vuestras capacidades y seréis capaces de comprender las palabras de vuestro Rey y hacer obras que Él os ha dicho que hicierais, para extender su Reino sobre la Tierra”. (Escrito el 24 de Abril de 1947).
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1  Nota  : Jerusalén es deicida en el sentido de que el Dios hecho hombre padeció y murió en cuanto a su naturaleza humana. 2  Nota  : “Quedaos por los pocos justos que hay en ella”. Cfr. Génesis 18,16-33; Jer. 5,1; Ez. 14,12-23; 22.   3  Nota  : “Leed a los profetas. Todo está predicho en ellos”. Cfr. por eje. Is. 2,1-5; 42,1-9; 45, 14-25; Jer. 16,19-21; Jon.; Miq. 4,1-5 etc…  4  Nota  : “Ni siquiera el  Infierno podrá vencerla”. Cfr.  Mt. 16,13-20.   5  Nota  : Cfr. Gén. 22,15-18.   Nota  : Cfr. Ez. 9.
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10-640-367 (11-25-819).- La venida del Espíritu Santo (1).
*  María, la Rosa mística, preside en el Cenáculo la venida del Espíritu Santo. ■ En la casa del Cenáculo no hay voces ni ruidos. No hay tampoco discípulos, al menos, así lo creo, y puedo hasta afirmar que en las otras habitaciones de la casa no hay nadie. Están tan solo los doce (2) apóstoles y la Virgen María, recogidos en la sala donde se celebró la Cena. La habitación parece más grande porque los muebles y los enseres están colocados de manera distinta y dejan libre todo el centro de la habitación, como también dos de las paredes. A la tercera ha sido arrimada la mesa grande que fue usada para la Cena. Entre la mesa y la pared, y también a los dos lados más estrechos de la mesa, se han colocado los lechos-asientos, usados en la Cena y el banquito que usó Jesús para lavar los pies. Pero estos lechos-asientos no están colocados verticalmente respecto a la mesa, como para la Cena, sino paralelamente, de modo que los apóstoles pueden estar sentados sin ocuparlos todos, aun dejando libre un asiento, el único vertical respecto a la mesa, que ocupa la Virgen bendita, que está en el centro de la mesa, en el lugar que ocupó Jesús en la Cena. Sobre la mesa no hay nada, como tampoco sobre los armarios. En las paredes no se ve ningún adorno. Tan sólo está la gran lámpara, aunque solo con la llama central encendida, porque las demás están apagadas. Las ventanas están cerradas y trancadas con la robusta barra de hierro que las cruza. Pero un rayo de luz se filtra y desciende como una aguja larga y delgada hasta el suelo, donde juguetea. ■ La Virgen, sentada en su lecho-asiento, tiene a Pedro a la derecha y a su izquierda a Juan. Matías, el nuevo apóstol, está entre Santiago de Alfeo y Tadeo. Delante de la Virgen hay una arca larga y baja de madera oscura, que está cerrada. María trae un vestido de color azul oscuro. Cubre su cabeza con velo blanco, cubierto a su vez por el extremo de su manto. Todos los demás están con la cabeza descubierta. María lee lentamente en voz alta. Pero, por la poca luz que le llega, creo que más que leer recita de memoria las palabras escritas en el rollo que tiene abierto. Los demás la siguen en silencio, meditando. De cuando en cuando, si es el caso de hacerlo, responden. El rostro de María aparece transfigurado por una sonrisa extática. ¡¿Quién sabe qué estará viendo, que tiene la capacidad de encender sus ojos como dos estrellas claras, y de sonrojarle las mejillas de marfil, como si se reflejase en Ella una llama rosada?!; verdaderamente es la Rosa mística. Los apóstoles extienden sus cuellos para ver su rostro, mientras Ella tan dulcemente sonríe, lee (y parece su voz un canto de un ángel). Pedro se conmueve tanto, que dos lágrimas se asoman por sus ojos y, por una arruga que tiene al lado de la nariz, van a perderse en la maraña de su barba entrecana. Pero Juan refleja la sonrisa virginal y se enciende como Ella de amor, mientras sigue con su mirada a lo que la Virgen lee en alto, y, cuando le acerca un nuevo rollo, la mira y le sonríe. La lectura ha terminado. No se oye la voz de María como tampoco el ruido de los pergaminos, que se desenvuelven o vuelven a enrollarse. María se recoge en secreta oración, uniendo sus manos sobre el pecho y apoyando la cabeza sobre el arca. Los apóstoles la imitan.
* El Espíritu Santo sobre María y sobre los doce apóstoles.- ■ Un sonido fortísimo, armónico, con sonido de viento y arpa, con sonido de canto humano y de voz de un órgano perfecto, resuena de improviso en el silencio matinal. Se acerca cada vez más armónico y fuerte, y llena con sus vibraciones la Tierra, las propaga a la casa y las imprime en ésta, en las paredes, en los muebles, en los objetos. La llama de la lámpara, hasta ahora inmóvil, vibra como chocada por el viento y las delgadas cadenas de la lámpara tintinean vibrando con la onda de sonido sobrenatural que las choca. Los apóstoles, sin caer en la cuenta de lo que sucede, alzan, asustados, la cabeza; y, como ese fragor bellísimo, en el que están todas las notas más bellas que Dios haya dado al Cielo y a la Tierra, se acerca cada vez más, algunos se levantan, preparados para escapar; otros se encogen en sus asientos, cubriéndose la cabeza con las manos y el manto, o se golpean el pecho en señal de pedir perdón; otros se estrechan a la Virgen, sin perder la reverencia que hacia Ella siempre tienen. Juan es el único que no se asusta, y es porque ve la paz luminosa de alegría que se dibuja en el rostro de la Virgen, que, sonriente, levanta su cabeza frente a algo que solo Ella conoce y luego cae de rodillas abriendo sus brazos, y las dos extremidades azules de su manto así abierto se extienden sobre Pedro y Juan, que, como Ella, se han arrodillado. Pero, todo lo que he descrito en segundos, ha sucedido en un instante. ■ Y luego entra la Luz, el Fuego, el Espíritu Santo con un último fragor melodioso, en forma de globo brillantísimo, ardentísimo; entra en esta habitación cerrada, sin que puerta o ventana se hayan abierto; y permanece suspendido por un instante sobre la cabeza de la Virgen, a unos tres palmos de su cabeza, ahora descubierta, porque María, al ver el Fuego Paráclito, ha levantado los brazos como para invocarle y ha echado la cabeza hacia atrás emitiendo un grito de alegría, con una sonrisa de un amor indescriptible. Y, pasado el instante en que todo el Fuego del Espíritu Santo, todo el Amor se cernió sobre la Virgen, el Globo santísimo se divide en trece llamas de color de rosa, brillantísimas, de una luz indescriptible, y desciende y besa la frente de cada apóstol. Pero la llama que desciende sobre María no es lengua de llama vertical sobre besadas frentes: es corona que abraza y nimba su cabeza virginal, coronando Reina a la Hija, a la Madre de Dios, a la Esposa de Dios, a la Virgen incorruptible, a la Llena de Hermosura, a la eterna Mujer y a la eterna Niña; pues que ninguna cosa puede mancillar, y en nada, a Aquella a quien el dolor había envejecido, pero que, después de haber resucitado su Hijo, ha vestido nuevamente de esa eterna primavera que la hace siempre cada vez más joven, más bella en sus miradas, en su andar… gozando ya anticipadamente de la belleza de su Cuerpo glorioso elevado al Cielo para ser la flor del Paraíso. ■ Las llamas del Espíritu Santo rodean la cabeza de la Virgen. ¿Qué palabras le dirá? ¡Misterio! El rostro bendito está transfigurado con una alegría sobrenatural, y ríe con la sonrisa de los serafines mientras lágrimas, hinchadas de felicidad, cual diamantes, bajan por sus mejillas. El Fuego permanece por algunos instantes… Luego desaparece… Sólo queda de Él una fragancia que ninguna flor terrena posee… El perfume del Paraíso… ■ Los apóstoles vuelven en sí… María permanece en su éxtasis. Recoge sus brazos sobre su pecho, cierra los ojos, baja la cabeza… nada más… continúa su diálogo con Dios… insensible a todo… Y nadie se atreve a interrumpirla. Juan, señalándola, dice: “Es el altar, y sobre su gloria se ha posado la Gloria del Señor…”.
* ¡Vayamos a evangelizar a las gentes!” (3).- Pedro, con un impulso sobrenatural, ordena: “Sí, no perturbemos su alegría. Vamos, más bien, a predicar al Señor, para que sean manifiestas sus obras y palabras en medio de los pueblos”. Santiago de Alfeo dice: “¡Vamos! ¡Vamos! El Espíritu de Dios arde en mí. Y nos empuja a obrar. ¡A todos! ¡Vayamos a evangelizar a las gentes!”. Salen como si un viento o una fuerza los empujase. (Escrito el 27 de Abril de 1947).
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1  Nota  : Cfr. Hech. 2,1-13.   2  Nota  : Matías ha sido elegido ya como el apóstol 12º en sustitución de J. Iscariote.    3  Nota  : Cfr. Mc. 16.20-20
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10-640-371 (11-25-822).- “El Amor, Teólogo de teólogos, Aquel que forma los verdaderos teólogos, que viven sumergidos en Dios”.
* “Las obras manifiestas de Dios, del amor de Dios, terminan en Pentecostés. A partir de ese momento continúa la obra íntima, misteriosa de Dios en sus fieles, unidos en el Nombre de Jesús en la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica, Romana”.- Dice Jesús: “La obra está terminada (1). Y, con su fin, con la venida del Espíritu Santo, termina el ciclo mesiánico que mi Sabiduría ha iluminado desde sus albores (la Concepción inmaculada de María) hasta su terminación (la venida del Espíritu Santo). Todo el ciclo mesiánico es obra del Espíritu de Amor, para quien sabe ver bien. Cosa justa, pues, el haber empezado con el misterio de la Inmaculada Concepción de la Esposa del Amor, y haber terminado con el sello del Fuego Paráclito sobre la Iglesia de Cristo. Las obras manifiestas de Dios, del amor de Dios, terminan en Pentecostés. A partir de ese momento continúa la obra íntima, misteriosa de Dios en sus fieles, unidos en el nombre de Jesús en la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica, Romana (2); y la Iglesia —o sea, la asamblea de los fieles —pastores, ovejas y corderos—, puede continuar su camino sin errar, por la acción espiritual, continua del Amor en sus fieles (3). ■ El Amor, Teólogo de los teólogos, Aquel que forma los verdaderos teólogos, que viven sumergidos en Dios y tienen a Dios dentro de sí —la vida de Dios dentro de sí por la dirección del Espíritu Santo que los guía— los verdaderos «hijos de Dios», según el concepto de Pablo (4). Y al término de la Obra debo poner una vez más el lamento dado al terminar cada año evangélico. Y en mi dolor de ver que mi don es despreciado, os digo: «No recibiréis más porque no habéis sabido acoger esto que os he dado». Y os digo también lo que os hice llegar el verano pasado para llamaros de nuevo al camino recto: «No me veréis hasta que no llegue el día en que digáis: ‘¡Bendito el que viene en nombre del Señor!’»”(5). (Escrito el 27 de Abril de 1947).
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1  Nota  : “La Obra ha terminado”. Sin embargo, para satisfacer el vivo deseo del director espiritual de la Escritora, P. Romualdo Migliorini, esta obra se prolongó hasta la Asunción de Nuestra señora, con algunos trozos preparados antes (1943, 1944) y con otros compuestos a propósito y para tal fin (1951).  2  Nota  : La Iglesia que es llamada “romana”, sin duda porque el supremo Pastor visible es el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, apóstol y cabeza de los apóstoles, en la sede de Roma. Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano I, Constitución dogmática I «Pastor Aeternus»; Concilio Ecuménico Vaticano II Constitución dogmática «Lumen gentium» Cp. 3, n. 18-29, passim.  3  Nota  : “Infalibilidad de la Iglesia”.- Pío XII, en la Constitución dogmática Munificentísimus Deus y en documentos similares, afirma que la infalibilidad de la Iglesia mana del hecho que Cristo está inseparablemente unido a ella y la empapa y dirige con su Espíritu de Verdad (Cfr. Acta Apostólicae Sedis, tom. 42 (1950), pag. 769-755). El Concilio Ecuménico Vaticano II, en su Constitución dogmática Lumen Gentium, cap. 2, n. 12 atribuye igualmente al Espíritu Sto. la infalibilidad de la universalidad de los fieles.  4  Nota  : Rom. 8,4-17.  5  Nota  : Cfr. Mt. 23,37-39; Lc. 13,34-35.
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43-67.- “Ya lo dije: que «es preciso volver a nacer en el Espíritu para poder poseer la vida eterna». ¿Cómo puede ser comprendida mi doctrina si no está en vosotros el Amor?”.
* “Ya lo dije: que «lo comprenderéis cuando os haya mandado el Consolador, el Espíritu de Verdad»”.- ■ Dice Jesús: “Sin el Padre Yo no hubiera sido. Mas sin el Espíritu Yo no hubiera venido. Porque fue el Amor del Padre el que me envió. Y tanto más presentes y operantes estamos Nosotros en un corazón cuanto más vivo en el mismo es el Amor. Ahí la necesidad de poseer en vosotros el Amor, es decir, el Espíritu Santo. Ya lo dije: que «es preciso volver a nacer en el Espíritu para poder poseer la vida eterna». El hecho de nacer la carne de otra carne no os diferencia de los brutos sino en esto: en que vosotros seréis juzgados por no haber querido volver a nacer en el Espíritu. Los brutos no son responsables de eso. Vosotros sí. Vosotros, creyentes en mi Nombre, vosotros, regenerados por el Bautismo, sí. ¿Por qué pues vosotros no renacéis en el Espíritu? ¿Por qué dais muerte en vosotros al Amor? ¿Cómo puede ser comprendida mi doctrina si no está en vosotros el Amor? ■ Ya lo dije: que «lo comprenderéis cuando os haya mandado el Consolador, el Espíritu de Verdad». Ahora bien, Yo os lo mandé. Subí gustoso a la cruz para redimiros y preparar el camino al Paráclito. Subí gustoso al Cielo dejando a mi Madre, la Única en la que el Espíritu se hallaba como en el seno del Padre, pues tan llena estaba de gracia. En Ella estaba más bien la misma «Gracia». Subí, dejando a los hombres a los que tanto había amado hasta el punto de morir por ellos muerte de cruz a fin de poder mandaros a Aquel a cuya luz todo resulta diáfano. Os lo sigo mandando para alimentar esta luz Conmigo mismo porque Yo estoy en el Padre y en el Espíritu y Ellos están en Mí. Y a Mí me tenéis en la Eucaristía con mi Cuerpo, con mi Sangre, con mi Esencia. Dios es vuestro Hermano”.
* “¡Pobres criaturas cegadas por vuestra ciencia humana! Una sola es la ciencia necesaria. Y os la comunica el Espíritu de Verdad… Mas, al no tener vuestro saber el contrapeso del amor, vuestro saber viene a ser únicamente poder destructor”.-Jesús: “Mas vosotros vivís con la carne. Me tenéis a Mí, Luz del mundo, y, una vez más y aun cada vez siempre más preferís las tinieblas a la luz. Semejáis pobres locos. En los tiempos de mi vida entre vosotros os hubieran llamado «obsesos», poseídos de un espíritu impuro que os inclina a perversiones extrañas por las que amáis las tinieblas, las torpezas, las compañías inmundas, mientras podríais vivir en la Luz y en la Verdad. Tenéis el oído y no percibís, tenéis la vista y no veis. Poseéis el habla, pero la utilizáis para blasfemar o para mentir. Tenéis un corazón y no lo alzáis al Cielo sino que lo vendéis por bajos amores y bajos intereses. ¿Por qué vivís profanando y profanándoos? Mas, ¿qué son para vosotros las palabras de Verdad y de Vida que os dejé y que el Paráclito os ha explicado a la luz de la Caridad? ■ De cuando en cuando intento un nuevo milagro de amor y os llamo hablándoos de mil maneras. Venid, indagad, moveos. Pero ¿cómo? Con una curiosidad científica. Vuestro espíritu no despierta al contacto del Misterio que se desvela una vez más y os muestra a Dios y su amor. ¡Pobres criaturas cegadas por vuestra ciencia humana! Una sola es la ciencia necesaria. Y os la comunica el Espíritu de Verdad. A su luz, todo cuanto existe, se santifica, se purifica, se hace bueno. Si vuestro saber trae su origen de este Saber perfecto, vuestro saber humano da obras de utilidad verdadera. De otro modo, no. ■ Si la ciencia que poseéis es solo ciencia humana, no es ciencia verdadera. Es profanación. Esta rasga los velos que envuelven las fuerzas cósmicas en un misterio en el que Yo, que sé dosificar el bien y el mal que debéis conocer, las he envuelto. Silba el dragón: «Hombre, muerde; muerde el fruto que te hará dios». Y vosotros mordéis. No sabéis que coméis vuestra condenación. Llegáis a ser, es cierto, de una genialidad semidivina: habéis arrancado muchos secretos al universo y habéis esclavizado las fuerzas de la naturaleza. Mas, al no tener vuestro saber el contrapeso del amor, vuestro saber viene a ser únicamente poder destructor. Y Satanás silba su satisfacción porque en vuestros descubrimientos ve el signo que niega a Dios. Solo su signo. Si pusieseis para realizar el bien la centésima parte de lo que ponéis para hacer el mal estaríais salvados. ■ Mas seguir el Bien equivale a ser puros, continentes, misericordiosos, honestos, justos, y humildes. Y vosotros, por el contrario, preferís ser obradores de iniquidad”. (Escrito el 8 de Junio de 1943).
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43-81.- Disposiciones para recibir al Espíritu Santo.
“El Consolador desciende con tanta más vehemencia cuanto más preparado está un espíritu para recibirle. María, la Llena de Gracia, no tenía necesidad de preparación alguna. Mas Ella os dio el ejemplo”.- Dice Jesús: “Para que el Espíritu Santo pueda descender y obrar libremente en un corazón es preciso cultivar en sí mismo la caridad, la fidelidad, la pureza, la oración y la humildad. Mis Apóstoles se prepararon para su venida con estas virtudes junto con un intenso recogimiento. Para instruirse en ese espíritu de recogimiento, al igual que en las demás virtudes, no tenían sino mirar a María, Madre. En Ella era intensísimo su espíritu de recogimiento. Aun en las ocupaciones de la vida sabía vivir recogida en Dios y su mayor gozo era poder aislarse en la contemplación, en el silencio y en la soledad. Dios puede hablar dondequiera. Mas su Palabra llega mucho mejor a vosotros, mortales, cuya capacidad de recepción es limitada, cuando podéis estar en soledad que no cuando, en torno a vosotros, el prójimo habla, se mueve y agita frecuentemente con mezquindades humanas. Doble mérito y doble gracia es que podáis llegar a oír a Dios entre el tumulto; mas también doble y triple fatiga. ■ Pero tú, María, no faltes a la santa caridad ni a la santa paciencia por la idea de oírme, ya que entonces mutilarías el fruto de estas lecciones. Nada, ni siquiera el pensamiento de oír mi Voz, debe hacer que seas poco pronta en ejercitar la condescendencia y la paciencia con tu prójimo. ¿Te parece haber perdido el hilo de mi discurso? ¿Te lamentas porque adviertes haber olvidado alguna perla de mis palabras? ¡Oh, confía en Mí! Yo haré que la encuentres de nuevo y más hermosa que de primeras por estar engarzada con el oro de la caridad y orlada con las perlas de la paciencia desmenuzada en infinitos actos, todos, todos ellos preciosos. Recuerda que «todo lo que hacéis al prójimo, me lo hacéis a Mí, Jesús». Y así, aprende a salir de tu coloquio conmigo para escuchar las necesidades, a las veces asaz inútiles, del prójimo, siempre con una sonrisa y con buena voluntad. Con ello tendrás el mérito de la caridad practicada y ellos no se escandalizarán de verte irritada por haber tenido que dejar la oración. ■ María Santísima, sabía salir, sin alterase, de la meditación, de la plegaria, de los suaves coloquios con Dios —y puedes tú pensar qué alturas habrían alcanzado ellos— y ocuparse del prójimo sin perder de vista a Dios y sin dar a entender al prójimo que Ella estaba molesta. Sea María tu modelo. Del mismo modo mis Apóstoles, al orar, no tenían sino que mirar a María para aprender cómo se ha de hacer para obtener de Dios. Y así todas las demás virtudes necesarias para preparar el descenso del Paráclito. También ahora desciende el Consolador con tanta mayor vehemencia cuanto más preparado está un espíritu para recibirle. María, la Llena de Gracia, no tenía necesidad de preparación alguna. Mas Ella os dio el ejemplo. Es vuestra Madre y las madres son el ejemplo viviente para sus hijos. María estaba ya llena del Espíritu Santo. Era su Esposa y conocía todos los secretos del Esposo. Mas nada debía aparecer en María distinto a los demás. Yo mismo, que era Dios, me sujeté en la tierra a las leyes de la naturaleza: tuve hambre, sed, frío, me fatigué, tuve sueño. Igualmente, Yo mismo, que era Dios, me sujeté en la tierra a las leyes humanas: sentí tedio, miedo, tristeza, gocé con la amistad, me horroricé con la traición, temblé hasta sudar sangre con el pensamiento de lo que había de sufrir, supliqué como un humilde hombre necesitado de todo. ■ Recibid pues, incluso tú, María, de forma manifiesta, al Espíritu Santo. Aún las almas más encumbradas deben seguir el camino que todos siguen, en las manifestaciones externas se entiende, sin singularidad, sin actitudes afectadas que otra cosa no son que soberbia disfrazada de humildad hipócrita. Simplicidad, siempre para que el Espíritu venga a vosotros complacido. Y después, saber retener al Espíritu Santo con una pureza vivísima. Él no se queda en donde hay impureza. Y, por último, fidelidad a sus inspiraciones. Él es, por decirlo así, el Apóstol eterno y divino, que predica incansablemente a las almas la doctrina de Cristo y os ilumina y explica. Pero si se le acoge mal, si se le recibe con ira, Él hace lo que Yo les dije a mis Apóstoles: se aleja de allí y su paz retorna a Él quedando, por el contrario, vosotros sin ella. ■ Fuera de casos especiales, Dios no se impone. Está siempre pronto a intervenir en vuestra ayuda, pero quiere de vosotros deseo de recibirle, voluntad de escucharle, coraje para seguirle y generosidad para confesarle. Entonces Él os abraza, os penetra, os consuela, os enciende, os deifica, cambia vuestra pobre naturaleza animal en otra del todo espiritual, os exalta y, a modo de águila que remonta el vuelo, os lleva a lo alto, a los reinos de la Luz, a las esferas de la pureza, os aproxima al Sol de la caridad y os caldea con él hasta que os abre las puertas de su Reino para una eternidad bienaventurada”. (Escrito el 13 de Junio de 1943).
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43-138.- En el día de la Fiesta de la Preciosísima Sangre, Jesús desvela el misterio de la naturaleza de Dios a los señalados son su Sangre.
* El misterio de la naturaleza de Dios es inaccesible a la naturaleza humana. “Mas a los espirituales, los señalados verdaderamente con mi Sangre, se les desvela con mayor claridad, porque mi Sangre es Ciencia y mi predilección Escuela. Esta Sangre, cuando aún no existía, habló bajo la figura del cordero mosaico, bajo el velo de las palabras proféticas en el signo Tau preservador; habló, después de ser derramada, por boca de los apóstoles, grita su poderío en el Apocalipsis, invita con su llamada por boca de los místicos. Mas no es amada…”.-Dice Jesús: “No le es dado a vuestra capacidad intelectual tan limitada ni a vuestra espiritualidad embrionaria conocer el misterio de la naturaleza de Dios. Mas a los espirituales de entre la masa de los que están señalados verdaderamente con mi Sangre, se les desvela con mayor claridad el misterio porque mi Sangre es Ciencia y mi predilección Escuela. Hoy hay una gran fiesta en el Cielo porque todo Él canta el «Sanctus» al Cordero que derramó su Sangre por la Redención humana. Tú eres una de las pocas, poquísimas criaturas que veneran mi Sangre cual debe ser venerada. Mas a quienes la veneran, esa Sangre, desde que fue derramada, les habla con palabras de vida eterna y de ciencia supersensible. Si mi Sangre fuese más amada y venerada, más invocada y creída, se evitarían muchos de los males que os arrastran al abismo. ■ Esta Sangre, cuando aún no existía, habló bajo la figura del cordero mosaico, bajo el velo de las palabras proféticas en el signo Tau preservador; habló, después de ser derramada, por boca de los apóstoles; grita su poderío en el Apocalipsis; invita con su llamada por boca de los místicos. Mas… ni es amada, ni recordada, ni tampoco invocada ni venerada. Tantas festividades como tiene mi Iglesia y falta una solemnísima para mi Sangre. ¡Y en mi Sangre está la salvación!”.
* Misterio de la Stma. Trinidad: Esencia de Luz y trina en las formas, en los efectos, y en los poderes. Divinamente operantes, mas no contrariamente operantes. Por cuanto la Esencia es una. Él es el Ser. Dios es luz. La Trinidad es luz. Una luz sin límites que brota de sí misma. Luz que procede del Padre, círculo infinito que abarca toda la Creación. Dentro del círculo eternal del Padre hay un segundo círculo, engendrado por el Padre. Ése es el Hijo. En el interior del segundo círculo, hay un tercer círculo de luz, producto de la generación de los dos primeros. Ése es el Espíritu Santo.- Jesús: “Hoy, fiesta de mi Sangre, voy a aclararte un misterio. Di: «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo», pues es de Nosotros de los que te quiero hablar. Vuestra humana pesantez, al no poder imaginarlos con vuestros sentidos, ha recurrido a figuras para pensar en el Padre y en el Espíritu, seres incorpóreos de infinita belleza. Tanto es así que difícilmente os dirigís a Ellos con toda la plenitud del pensamiento para invocarlos como me invocáis a Mí en quien pensáis como Hombre-Dios. No comprendéis, por tanto, ni de lejos el incomparable misterio de nuestra Trinidad. Para pensar en Dios no se han de establecer comparaciones con seres creados. Dios no admite comparaciones. Él Es. En el Ser está todo. Ahora bien, el ser es incorpóreo y el Ser eterno no tiene cuerpo. ■ Mira: Dios es luz. He aquí lo único que puede acaso representar a Dios sin estar en contraposición con su Esencia espiritual. La luz existe y, no obstante, es incorpórea. Tú la ves, pero no puedes tocar. Ella existe. Nuestra Trinidad es luz. Una luz sin límites que brota de sí misma, vive de sí misma y obra en sí misma. El universo no es tan grande cuanto Ella infinita. Su esencia colma los cielos, se derrama sobre la Creación, domina los antros infernales. No penetra allí —pues se habría acabado el Infierno— sino que los aplasta con su fulgor que en el Cielo es beatífico, en la tierra confortador y terrorífico en el Infierno. ■ Todo es trino en Nosotros: las formas, los efectos y los poderes. Dios es luz. Una luz vastísima, majestuosa y suave que procede del Padre. Círculo infinito que abraza toda la Creación desde el instante en que se pronunció el: «Hágase la luz», hasta los siglos de los siglos, porque Dios, que existía desde la eternidad, abraza la Creación desde que ella existe y seguirá abrazando en la forma última: la eterna, después del juicio, cuanto quede de la Creación. Abrazará a los que son eternos con Él en el Cielo. Dentro del círculo eternal del Padre hay un segundo círculo, engendrado por el Padre, diversamente operante, mas no contrariamente operante, por cuanto la Esencia es una. Ése es el Hijo. Su Luz, más viva, no da vida a los cuerpos tan solo sino que, mediante su Sacrificio, da la Vida a las almas que la habían perdido. Es un expandirse de rayos potentes y suaves que nutren vuestra humanidad y amaestran vuestra mente. En el interior del segundo círculo, producto de la doble operación de los dos primeros, hay un tercer círculo de luz todavía más brillante y encendida. Es el Espíritu Santo. Es el Amor producido por las relaciones del Padre con el Hijo, trámite entre los Dos y consecuencia de los Dos, maravilla de las maravillas. El Pensamiento creó la Palabra. Y el Pensamiento y la Palabra se aman”.
.   ● El Espíritu Santo, Fuego blanco, insostenible a la vista que concentra en Sí al Padre y al Hijo y es la Perla incomprensible de nuestra eterna Belleza, actúa sobre vuestro espíritu, sobre vuestra carne… Es el Amor que creó el Universo, el que impulsó al Padre a dar los Mandamientos, el que iluminó a los profetas, el que con María concibió al Redentor, al que me puso a Mí en la Cruz, el que sostuvo a los Mártires, el que ha regido a la Iglesia….-Jesús: “El Amor es el Paráclito: Él actúa sobre vuestro espíritu, sobre vuestra alma, sobre vuestra carne, ya que consagra el templo creado por el Padre, y redimido por el Hijo, el templo de vuestra persona, creada a imagen y semejanza de Dios Uno y Trino. El Espíritu Santo es Crisma derramado sobre la creación de vuestra persona llevada a cabo por el Padre; es Gracia para disfrutar del Sacrifico del Hijo; es Ciencia y Luz para comprender la Palabra de Dios, Luz más restringida, no porque sea limitada respecto de los otros, sino porque es el espíritu del espíritu de Dios y porque, en su condensación, es potentísima al igual que en sus efectos. Por esto dije: «Cuando venga el Paráclito os instruirá». Ni aún Yo, que soy el Pensamiento del Padre hecho Palabra, puedo haceros entender cuanto con un solo destello os puede hacer entender el Espíritu Santo. Si ante el Hijo ha de doblarse toda rodilla, ante el Paráclito debe inclinarse todo espíritu, porque el Espíritu da vida al espíritu. ■ El Amor es el que creó el Universo, el que instruyó a los primeros Siervos de Dios, el que impulsó al Padre a dar los Mandamientos, el que iluminó a los profetas, el que con María concibió al Redentor, el que me puso a Mí en la Cruz, el que sostuvo a los Mártires, el que ha regido a la Iglesia y obra los prodigios de la gracia. Fuego blanco, insostenible a la vista y a la naturaleza humana, concentra en Sí al Padre y al Hijo y es la Perla incomprensible, inguardable, de nuestra eterna Belleza. Fija en la profundidad del Cielo, atrae hacia Sí a todos los espíritus de mi Iglesia triunfante y aspira para Sí a los que saben vivir el espíritu en la Iglesia militante. Nuestra Trinidad, nuestra naturaleza triple y una, está fija con su único esplendor en aquel punto del que se genera todo cuanto existe, en un eterno ser. Dí: «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo». (Escrito el 1 de Julio de 1943).
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43-466.- Aquellos que niegan la obra de María Valtorta niegan el poder del Espíritu Santo.
* “¡Ay de vosotros si negáis al Espíritu Santo que desciende con sus luces para hacer de una criatura luz y para purificar con su Fuego a una carne a fin de que pueda transmitiros las palabras de Sabiduría!”.Dice Jesús: “Es preciso que el grano muera para que llegue a ser alimento de vida. Cuando ya no pertenezcas a esta Tierra, vendrán a saciarse del pan de la Palabra que Yo te entregué para los hermanos. El hombre es de tal naturaleza que solo se rinde ante el holocausto. Yo lo conseguí después de la muerte y tú no eres de mejor condición que tu Jesús. No temas. Lo que ahora parece que caiga sobre roca impenetrable, germinará cuando hayas alcanzado a ser espiga en mi Reino. Mas antes viene el trabajo de la vida y la lobreguez de la muerte. Toda misión, si ha de tener éxito necesita lágrimas, de sufrimientos, de desprecios y de sacrificios. Deja que se burlen. Puesto que no quieren ver ni oír quienes más necesitados están, acumularé sobre ellos tinieblas y silencio. No podrán echármelo en cara que ellos y solo ellos así lo quisieron con su pertinacia en la desidia y en la soberbia espirituales y en la negación del poder del Espíritu Santo. ■ ¿Qué dije del que peca contra el Espíritu Santo? ¿Y no saben que en Cristo están el Padre y el Espíritu? ¿Y no recuerdan cómo dije que el Consolador habría de venir a traer la Luz? Ahora bien, el Consolador, el Espíritu de Vida, es Uno con la Palabra del Padre y con el Padre. Así pues, negándome a Mí y a la Palabra que soy Yo, se niega al Padre que permite a la Palabra difundirse todavía y se niega al Espíritu que mueve a la Palabra. No reneguéis de Nosotros. Mas ¡ay de vosotros si negáis al Espíritu que desciende con sus luces para hacer de una criatura luz y para purificar con su Fuego a una carne a fin de que pueda transmitiros las palabras de Sabiduría! Si es vil el instrumento, Nosotros, al habitarlo, hacemos que alcance la dignidad precisa para ser aceptado; y por eso os asegura que cuanto se siente obligado a daros, os lo da en nuestro Nombre. No os toca a vosotros juzgar. ■ Yo tomo a los pobres y a los niños para hacer de ellos dignatarios de Cristo Rey. «Esos», María, están ya juzgados por su obstinación saturada de humanismo, solo de humanismo. Deja que los «muertos» se entierren a sí mismos. Tú permanece en la vida y sigue adelante. Cuando te encuentres del todo en Él, llegarán la glorificación y el amor, entonces ya sin obstáculos”. (Escrito el 25 de Octubre de 1943).
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43-590.- La acción del Espíritu Santo sobre los «santos»; sobre los «buenos», infundiéndoles sus luces de conocimiento sobrenatural.
* “Únicamente los santos me conocieron por lo que era y así, Isabel, Simeón y Ana vieron en mí a la Madre del Salvador”.- ■ Dice María Virgen: “No debes desanimarte demasiado recordando el tiempo en que me amabas poco. No eres la única. Pero yo soy Madre y por eso, comprendo y perdono. Son deficiencias de los aún imperfectos. Al ser poco amada, no por eso amo menos. Me basta con que, al menos, améis a mi Hijo y tú le amabas mucho cuando aún no me amabas a mí sino poco. ■ Quiero hacerte notar un hecho de mi vida de Madre de Dios que escapa a la observación de muchos y que, incluso, es un claro indicio de las relaciones que conmigo habrían de establecer los redimidos por mi Jesús. Cuando los pastores llegaron a la gruta, sus miradas y sus manifestaciones de amor fueron en exclusiva para mi Niño. Yo y José éramos para ellos figuras secundarias. Ante la pobre pajiza donde Él dormía cuando no lo hacía sobre mi regazo, depositaron sus dádivas y sus ternezas. No me apenaba por ello ni porque dejaran de tributar la consideración debida a la planta que había dado al mundo aquella Flor del Cielo. Me sentía satisfecha con que amasen a mi Niño y le amasen tanto. ¡Habría tantos después que le odiasen…! Entre los presentes a la ceremonia, siempre nueva, de una presentación al Templo, ni uno hubo que pensase en mí. Miraban a mi Tesoro y se hacían lenguas de su belleza sobrehumana; mas a su Madre, tan solo alabanzas humanas se le tributaron. ■ Únicamente los santos me conocieron por lo que era y así, Isabel, Simeón y Ana vieron en mí a la Madre del Salvador, tributándome con este su reconocimiento la más sublime alabanza. Los primeros eran «buenos». Estos tres, en cambio, eran «santos». El Espíritu actúa en el corazón de los santos, infundiéndoles sus luces de conocimiento sobrenatural. El Espíritu Santo ilumina los corazones de los santos para hacerles que me vean. Verme a mí a la luz de Dios quiere decir amarme de verdad. Mi Santísimo Hijo obra por su cuenta para atraeros a su amor. Yo os amo y aguardo pidiendo por vosotros”. (Escrito el 2 de Diciembre de 1943).
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III misterio glorioso
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43-651.- Cuando el Espíritu Santo hizo de Ella un cuerpo de Madre, Él la dejó colmada de Sí. Y, cuando descendió para revestir con su poder a los Doce —para todos llama, para Ella  beso— le reiteró su abrazo de esposo y prometió la tercera unión sin término en el Cielo.
* Y el Cielo fue desde entonces, más que nunca su meta, porque cuando se ha gustado y vuelto a gustar el Amor, todo desaparece de los ojos no quedando sino una vista, un sabor y un solo deseo: el de poseer a Dios.-Dice María Virgen: “Cuando el Espíritu del Señor descendió para revestir con su Poder a los doce reunidos en el Cenáculo, se derramó también sobre mí. Mas si para todos fue un conocimiento por el que se les hizo patente la Tercera Persona con sus dones divinos, para mí no fue sino un más vivo reencuentro. Para todos fue llama, para mí fue beso. Él, el eterno Paráclito, era ya mi Esposo desde hacía treinta y cuatro años y su Fuego, de tal forma me poseyó y penetró, que hizo de mi candor un cuerpo de madre. Aun después de los esponsales divinos, hasta tal punto Él me dejó colmada de Sí, que no podría añadir más. Perfección sobre perfección, por cuanto Dios no puede aumentarse a Sí mismo al ser perfectísimo e insuperable en su medida habiéndose dado a mí sin limitación alguna para hacer de mi carne de mujer algo tan santo que pudiese albergar al Ser divino que baja a encarnarse en mí. ■ Mas ahora, cuando la obra de su entrega a mí y de mí a Él habíase ya realizado y nuestro Hijo había tornado al Cielo tras haber dado cumplimiento a todo, Él volvía a darme su beso de gracias. ¡Oh ejemplo de gratitud el que Dios os da! Él, mi Señor, no dejaba de mostrarse agradecido con su Esclava que había sido un instrumento a su servicio y mientras yo repetí a cada latido de mi corazón: «¡Santo, santo, santo y bendito seas Tú, Señor excelso!», Él bajaba por segunda vez del Cielo para reiterar su abrazo de Esposo y prometerme, en medio del ardor y del fragor de la repartida Llama, la tercera unión sin término en la feliz morada del Cielo. Y el Cielo fue desde entonces, más que nunca, mi meta, porque cuando se ha gustado y vuelto a gustar el Amor, el sol, la tierra, las criaturas, todas las cosas desaparecen de nuestros ojos no quedando sino una vista, un sabor y un solo deseo: el de Dios. El de poseer a Dios, no por unos instantes sino en un eterno presente”. (Escrito el 18 de Diciembre de 1943).
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43-669.- En el día de la llagada del Amor a la Tierra, habla el Eterno Espíritu.
* Celebra su propia obra, su propio poder, y sus propias prerrogativas en la creación, en la redención y en el espíritu de los hombres. Y, puesto que Él es el Amor, no hace uso de su Voz ya que su Voz se encuentra en todo lo creado y más allá de lo creado.- ■ Dice el Eterno Espíritu: “Yo soy el Amor. No hago uso de mi propia voz por cuanto mi Voz se encuentra en todo lo creado y más allá de lo creado. Me derramo como el éter por todo cuanto existe, enciendo como el fuego y circulo como la sangre. Estoy presente en todas las palabras de Cristo y florezco en los labios de la Virgen. Purifico y vuelvo luminosa la boca de los profetas y de los santos. Yo soy Aquel que inspiró todas las cosas antes de que fuesen, ya que mi poder es el que, como un latido, puso en movimiento el pensamiento creador del Eterno. Todas las cosas se hicieron por Cristo; mas todas ellas las hice Yo-Amor, puesto que soy Yo quien con mi secreta fuerza moví al Creador a realizar tal prodigio. Cuando nada había, existía Yo y estaré así mismo cuando nada quede sino el Cielo. Yo soy el inspirador de la creación del hombre al que se le entregó el mundo para su deleite, este mundo en el que, desde los océanos a las estrellas, desde las cumbres alpinas a los tallos de las plantas aparece impreso mi sello. Yo seré quien ponga en los labios del último hombre esta invocación: «¡Ven, Señor Jesús!». Yo soy Aquel que, para aplacar al Padre, infundí la idea de la Encarnación y bajé como fuego creador, a hacerme germen en las entrañas inmaculadas de María, subiendo de nuevo, hecho Carne, a la Cruz, y, de la Cruz, al Cielo para estrechar con un aro de amor la nueva alianza entre Dios y los hombres, lo mismo que, con un abrazo de amor, estrechara al Padre y al Hijo engendrando la Trinidad. Yo soy Aquel que habla sin palabras dondequiera y a través de toda doctrina que tenga su origen en Dios. Aquel que sin tocar, abre los ojos y los oídos para percibir lo sobrenatural. Aquel que, sin mandato alguno, os saca de la muerte de esta vida a la Vida que es la Vida que no conoce límites. ■ El Padre está sobre vosotros. El Hijo en vosotros, mas Yo, el Espíritu, estoy en vuestro espíritu santificándoos con mi presencia. Buscadme doquiera haya amor, fe y sabiduría. Dadme vuestro amor. La fusión del amor con el Amor crea a Cristo en vosotros y os reporta al seno del Padre. He hablado hoy que es la llegada del Amor a la Tierra, la más sublime manifestación mía, aquella de la que se derivan la redención y la infusión pentecostal a la Tierra. Que mi Fuego prenda y more en vosotros creándoos nuevamente a Dios, en Dios y para Dios, Señor eterno, al que se le tribute toda alabanza en el Cielo y en la Tierra”. (Escrito el 25 de Diciembre de 1943).
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44-35.-“Soy Aquel a quien la Segunda Persona de nuestra Trinidad llama: «Maestro de toda verdad. Aquel que no vendrá con un mensaje propio sino que os dirá todo aquello que ha escuchado y os anunciará las cosas futuras»”.
* “Soy el Custodio, el Depositario de todas las verdades presentes, pasadas y futuras, el conocedor de todos los decretos de Dios, el administrador de sus luces para los hombres. Yo os guío y sostengo y cual maestro de amorosa paciencia os instruyo”.- ■ Dice el Espíritu de Dios: “Que no deje de llamarte la palabra de Aquel que es Sabiduría y Amor de Dios, de Aquel que se derrama de una a otra eternidad sobre todo cuanto existe a fin de santificarlo para Dios, que ha presidido con su poder las obras todas de nuestra Trinidad y no es ajeno a cuanto es santo en el tiempo y en la eternidad toda vez que Yo soy el Santificador, Aquel que con sus siete dones os santifica y os lleva a Dios dándooslo a conocer en sus deseos sobre la Tierra y en su gloria en el Cielo. Yo soy la Sabiduría de Dios. Soy Aquel a quien la Segunda Persona de nuestra Trinidad llama: «Maestro de toda verdad. Aquel que no vendrá con un mensaje propio sino que os dirá todo aquello que ha escuchado y os anunciará las cosas futuras» (1). ■ Vosotros, que tratáis de conocer hasta lo que no os es necesario, aquí tenéis a Aquel que os puede proporcionar el conocimiento que vosotros buscáis. Yo soy. Yo, Luz de la Luz, Espíritu del Espíritu, Inteligencia de la Inteligencia. Yo soy el custodio, el depositario de todas las verdades pasadas, presentes y futuras, el conocedor de todos los decretos de Dios, el administrador de sus luces para los hombres. Yo soy Aquel que no estuvo ausente con su consejo en las obras del Creador, que no estuvo ausente en el decreto de la Redención, como tampoco se encuentra ausente de vosotros para aconsejaros y guiaros con la dulzura de su amor, para llevar a cabo en vosotros la voluntad que el Padre os propone. Soy más todavía: Soy el Amor que os inspira lo que más conviene para que recibáis el abrazo de Dios y os conduzca hasta su seno por el sendero de la santidad. Cual nodriza compasiva, Yo me hago cargo de vuestra incapacidad de recién nacidos a la Vida y os educo y amamanto. Teniéndoos entre mis brazos, os proporciono calor a fin de que podáis asimilar la leche dulcísima de la Palabra de Dios y así venga a ser en vosotros vida. Me hago para vosotros escudo contra los peligros del mundo y de Satanás porque el Amor es fuerza que salva. Yo os guío y sostengo y cual maestro de amorosa paciencia os instruyo. De vosotros, pesados, tardos, débiles y pusilánimes, hago héroes y atletas de Dios. De vosotros, pobres de espíritu, hago reyes del espíritu cubriéndolo con los esplendores divinos y poniéndolo sobre un trono que más grande no lo hay, ya que mi trono es de santidad eterna”.
* “No hay más futuro en la Tierra y fuera de ella, que cuanto os dicen los Libros santos. Todo lo demás es Mentira destinada a ser descubierta por Aquel que es Justicia y Verdad”.-Espíritu de Dios: “Mas para conocerme es preciso no tener idolatría en el corazón; creer en lo que Yo santifiqué y en la verdad que Yo clarifiqué, abandonar el error y buscar a Dios allí donde Él está, no donde está el Enemigo de Dios y del hombre. ■ ¿Queréis conocer la Verdad? ¡Oh, venid a Mí! Únicamente Yo os la puedo decir. Y os la digo del modo que mi bondad sabe que resulta asequible a vosotros a fin de no causar turbación a vuestra debilidad humana y a vuestra relatividad. ¿Por qué amáis lo alambicado, complicado y tenebroso? Amadme a Mí que soy sencillo, lineal, luminoso; a Mí que soy gozo de Dios y del espíritu. ■ ¿Queréis conocer el futuro de vuestro espíritu? Pues bien, Yo os lo muestro hablándoos de una eternidad que os aguarda sumergidos en una beatitud para vosotros inconcebible en la que, tras esta hora de permanencia, única permanencia sobre la Tierra, descansaréis en Dios de todas vuestras fatigas, de todos vuestros dolores y olvidaréis el dolor porque el Gozo será vuestra posesión. Y si bien el Amor, que nunca es más intenso que en el Cielo, os hará palpitar por los dolores de los que aún viven, no será ésta una compasión que os produzca dolor sino tan sólo amor activo que en definitiva es Gozo. ■ ¿Queréis conocer las perfecciones del Creador en las cosas y en los misterios de la creación? Yo os los puedo decir. Yo que, al ser la Sabiduría, «salí primera de la boca de Dios, primogénita antes de todas las criaturas» (2). Yo que estoy en todo cuanto existe porque todo está marcado con el sello del Amor. Mi ser se extiende por todo el universo; mi Luz baña de Sí a los astros, los planetas, los mares, los valles, las hierbas, los animales. Mi Inteligencia se difunde por toda la Tierra, instruye a los que se hallan apartados, envía a todos un reflejo de lo Alto y educa en la búsqueda de Dios. Mi Caridad penetra como el alimento y conquista los corazones. ■ Atraigo hacia Mí a los justos de la Tierra y hasta a los rectos que no conocen al verdadero Dios les proporciono destellos de este santo Dios vuestro, viniendo a constituir una corriente de Verdad en todas las religiones reveladas puestas por Mí aquí que soy el que riega y fecunda. ■ Yo, pues, como surtidor potente de un manantial eterno, me desbordo por todos los lados de la Iglesia Católica de Cristo y, mediante la Gracia, los siete dones y los siete sacramentos, hago de los católicos fieles, siervos del Señor, de los hermanos de Cristo, dioses cuya suerte es tan infinitamente sublime que merece cualquier sacrificio poseerla. Volveos a Mí y así sabréis, conoceréis y seréis salvos porque conoceréis la Verdad. Apartaos, apartaos del error que no proporciona gozo ni paz. Doblad la rodilla ante el Dios verdadero, ante el Dios que habló en el Sinaí (3) y evangelizó en Palestina, ante el Dios que os habla a través de la Iglesia, hecha Maestra por Mí, Espíritu de Dios. ■ Fuera de Nosotros no hay otro Dios: Uno y Trino. No hay otra religión que la nuestra secular. No hay más futuro en la Tierra y fuera de ella, que cuanto os dicen los Libros santos. Todo lo demás es Mentira destinada a ser descubierta por Aquel que es Justicia y Verdad. Pedidnos a Nosotros —Poder, Palabra y Sabiduría— la luz a fin de que no caminéis ya más por sendas tortuosas de muerte sino que podáis venir también vosotros, errantes, al camino en el que encontraron la salvación aquellos que, por su humilde, sapiente y santa fe, fueron gratos a Dios que hizo de ellos sus santos”. (Escrito el 10 de Enero de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Ju.16,13.   2  Nota  : Cfr. Eclo. 24,5.   3  Nota  : Cfr. Éx.19-20.
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Hechos de los Apóstoles 10,15 (1)
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44-65.- El Espíritu Santo prepara el camino de los corazones de los paganos que buscan a Dios con pureza de corazón.
* El Espíritu Santo, que no sabe de limitaciones, derrama sus luces para iluminar a los paganos que buscan a Dios con espíritu recto. Viene a ser como un primer bautismo que los prepara a recibir la Verdad. Los justifica y purifica. Porque el Espíritu Santo es el Purificador, Preparador y el Perfeccionador de la obra del Verbo.-Dice Jesús: “Aquel a quien Dios purificó, por más que pueda ser aparentemente impuro, es un espíritu que busca a Dios con pureza de intención. Ya te dije y, a través de ti a tantos todavía menos evangelizados que tú en mi doctrina, que nunca debéis juzgar. Dios sólo es el juez. Cuando, desde lo alto de mi trono, veo a un espíritu recto que va tras de su anhelo y busca a este Dios por todos los medios tratando de servir y amar a este Dios con todas sus fuerzas, Yo le justifico y le hago puro y agradable a mis ojos como a un hijo mío, y donde los hombres encuentran falta, Yo suplo dando luces de espíritu. ¡Cuántas veces, cristianos-católicos, brilla mi Palabra y llega a iluminar el corazón de alguno que no es hermano vuestro de catolicismo y, sin embargo, os supera en el amor a Cristo, por más que no le conozca, al amar al Dios verdadero —para él ignorado— al que reconoce como viviente eterno en su Creación! En verdad os digo que el Espíritu de Dios no sabe de limitaciones y hácese Maestro de la Verdad para muchos a quienes tenéis por contrarios a Dios. Como marea que cubre esta playa dejando al descubierto la opuesta que, por su excesiva acumulación de arena no hace posible que suba el oleaje a limpiarla y regarla, así el Espíritu Santo, al que muchos de vosotros, católicos, le impedís venir por vuestra forma de vida, derrama sus luces entre otros más merecedores que vosotros de recibirlas y los purifica para Dios puesto que Él es el Purificador, el Preparador, y el Perfeccionador de la obra del Verbo. ■ Lo mismo que hizo el Espíritu en la historia de la humanidad que, por boca de los profetas, preparó a los hombres para mi venida y, después de mi retorno a Dios, perfeccionó en vosotros la capacidad de comprender mi Palabra, así también es cómo Él, la tercera Persona divina, me prepara siempre el camino en los corazones que todavía no me han recibido como Verdad y los riega para que mi Verdad se haga en ellos árbol frondoso sobre el que aniden todas las virtudes. Él bautiza de Mí, antes que nada a los paganos de ahora (y por paganos entiendo a todos los no católicos); y ¡ojalá! que vuestra buena voluntad le permitiera rebautizaros igualmente a vosotros que os estáis volviendo, si ya no lo sois, paganos. Él bautiza con el fuego del amor verdadero. Así pues, vuelvo a deciros: No tengáis por profano lo que Dios purificó y tened entrañas de caridad fraterna con todos”. (Escrito el 14 de Enero de 1944).
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1  Nota  : Hechos de los Apóstoles: Cap. 10,14: Y Pedro dijo: «De ningún modo, Señor, porque jamás he comido nada profano e impuro».  La voz por 2ª vez: «Lo que Dios purificó no lo tengas tú por profano».
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Pascua de Resurrección.
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44-324.-“Soy el Consolador. Soy Yo el que medicina y endulza la amargura de la Palabra que expone la verdad, hoy bien amarga”.
* “Vengo a decirte: sigue confiando. Confía, por más que todo parezca que está perdido. Yo-Santificación y el Verbo-Redención no cesamos de esparcir para vuestro bien, el Uno los méritos de su Sangre y el Otro los carismas de su poder. Siempre triunfó el Amor”.- ■ Dice el Espíritu Santo: “Yo soy el Consolador. Yo consuelo a quienes hoy el espanto abate y les tortura. Soy Yo el que medicina y endulza la amargura de la Palabra que expone la verdad, hoy bien amarga por cierto. En este día, en el que se celebra el triunfo de la Caridad al igual que la Navidad es la más alta manifestación de la misma —porque la Navidad es el inicio de la Redención que es la Caridad operante, mientras que la Pascua es la Redención ya cumplida, la victoria de la Vida sobre la Muerte por medio del Amor sublimado hasta el holocausto voluntario para daros la vida, y el acto que a Mí hízome posible descender a vosotros al estar de nuevo santificados por la Sangre del Dios-Hijo, para volver a reuniros a Dios-Padre mediante la Caridad sin la cual Dios no puede estar en vosotros ni vosotros en Dios— vengo Yo a decirte: sigue confiando. Confía por más que parezca todo perdido. Aunque el abismo del Mal está vomitando sus demonios para destrozar la Tierra y fecundarla con el fin de hacer posible el nacimiento del Anticristo, y aunque parezcan cerradas las profundidades del Cielo por decreto del Padre del que procedemos, Nosotros: El Verbo y el Espíritu seguimos operantes, empeñados en salvaros y defenderos. Yo-Caridad y el Verbo-Caridad. Yo-Santificación y el Verbo-Redención no cesamos de esparcir para vuestro bien, el Uno los méritos de su Sangre y el Otro los carismas de su poder. Confía, siempre triunfó el Amor”. (Escrito el 9 de Abril de 1944).
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(<María Valtorta tiene una visión del Paraíso y va describiendo cuanto ve. Ahora describe la creación de las almas y, tras dejar la tierra, las diferentes suertes para las mismas tras el juicio de Dios>)
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44-384.- El Paraíso es Amor y es el Amor el que en el Paraíso crea todo. Todo descansa sobre el Amor. Canto al Amor.
* Veo cómo el Padre, por amor a su Hijo, crea las almas. ¡Qué bellas son al salir de Dios! No veo, no lo puedo ver, estando en el Paraíso, cuándo las empaña la Mancha Original.- ■ Mi espíritu va haciéndose cada vez más apto para ir viendo en la Luz, y así, veo que, a cada fusión de las tres Personas, fusión que se repite a ritmo apremiante y continuo como acuciada por un hambre insaciable de amor, se van produciendo los incesantes milagros que son las obras de Dios. Veo cómo el Padre, por amor a su Hijo, al cual quiere proporcionarle el mayor número posible de seguidores, crea las almas. ¡Oh qué hermosura! Ellas salen de las manos del Padre como chispitas, como pétalos de luz, como perlas globulares, como no es posible describir. Es un continuo fluir de nuevas almas… Hermosas, llenas de gozo por bajar a investir un cuerpo obedeciendo a su Autor. ¡Qué bellas son al salir de Dios! No veo, no lo puedo ver, estando en el Paraíso, cuándo las empaña la Mancha Original. El Hijo, por celo para con su Padre, recibe y juzga sin descanso a aquellos que, una vez terminada la vida, tornan a su Origen para ser juzgados. No veo a estos espíritus, mas por los cambios de expresión de Jesús, advierto si éstos son juzgados con gozo, con misericordia o con inexorabilidad. ¡Qué fulgor en su sonrisa cuando se le presenta un santo! ¡Qué luz de melancólica misericordia cuando ha de separarse de quien debe purificarse antes de penetrar en el Reino! y ¡Qué ráfaga de ofendido y dolorido enojo cuando tiene que rechazar para siempre a un rebelde! ■ Ahora es cuando comprendo lo que es el Paraíso y en qué consisten su Belleza, su Naturaleza, su Luz y su Canto. Consisten en el Amor. El Paraíso es Amor y es el Amor el que en el mismo lo crea todo. Todo descansa sobre el Amor, siendo el Amor el ápice del que todo se deriva. El Padre opera por Amor. El Hijo juzga por Amor. María vive por Amor. Los ángeles cantan por Amor. Los bienaventurados hosannan por Amor. Si hay Canto y hay vida es porque hay Amor. ¡Oh Amor!, ¡Amor!, ¡Amor…! Yo me anonado en Ti. Yo resurjo en Ti. Yo muero, criatura humana, porque Tú me consumes. Yo nazco, criatura espiritual, porque Tú me creas. ¡Seas bendito, bendito, bendito, bendito Amor, Tercera Persona! ¡Seas bendito, bendito, bendito Amor que eres Amor de las dos Primeras! ¡Seas bendito, bendito, bendito Amor que amas a las dos que te preceden! ¡Seas bendito Tú que me amas! ¡Seas bendecido por mí que te amo porque me permites amarte y conocerte, Luz mía…! (Escrito el 25 de Mayo de 1944).
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44-386.- “¿Por qué dice Isaías: «Venid a las aguas sedientos e, incluso vosotros que no tenéis dinero…»?… El Amor Uno y Trino os abre sus tesoros con tal que lo deseéis”.
* “Yo, el Amor, hice donación de este Manjar (el Verbo) como testimonio de la bondad del Padre”.- Dice Jesús (1): “¿Por qué dice Isaías: «Venid a las aguas sedientos e, incluso vosotros que no tenéis dinero, corred a comprar y a tomar vino y leche»? (2) Porque hay quien adquirió para vosotros todas las riquezas eternas, y para saciar vuestra hambre y vuestra sed compró y molió el grano más puro y compró asimismo y exprimió la uva más hermosa. Y con esta su compra realizada a un precio sin medida y molida y exprimida con un sudor de sangre, os fabricó un Pan y un Vino que quitan el hambre y la sed que no sean hambre y sed de lo que es espiritual y comunican la Vida a quien los recibe. El Grano es la Carne nacida del seno virginal de mi Esposa. El Vino es la Sangre cuyo manantial se halla en el Corazón Inmaculado que se abrió como botón de flor cuando, cual dardo de fuego, bajó mi Fulgor a hacer de Ella una Madre. Madre de Quien para ella era a la vez Padre y Esposo. ¡Oh momento en el que Nosotros Tres fuimos dichosos en su Corazón al encontrar el amor de la criatura tal como lo habíamos deseado en todos y cual ninguno otro, fuera de María Santísima, lo poseía! ¡Su Sangre! Pocas gotas en torno al Germen del Señor. Mas vinieron a formar un río tan caudaloso e inexhausto que ya, desde hace siglos, no cesa ni cesará de fluir hasta el último día. ■ Yo, el Amor, fui quien hice donación de este Manjar a fin de que fuese Testimonio para los pueblos de la Bondad del Padre. Fui Yo quien hizo la donación de este Verbo. Mi Amor lo mandó a la Tierra para que fuese Maestro para los pueblos y Conductor de los mismos hacia Dios. Y por amor Él se separó de Nosotros y la Palabra eterna permaneció en su penoso exilio cuyo final fue una muerte oprobiosa, hasta haber dado el fruto esperado por las gentes: la Redención. Redención de la Culpa a través de su Sangre. Redención de las flaquezas a través de su Carne. Redención de las ignorancias a través de su Palabra. Él dio cumplimiento a cuanto fue voluntad del Amor llevando a cabo todo lo que debía realizar sin ahorrarse absolutamente nada. ■ No cerréis vuestro espíritu a este Tesoro. Venid, que estáis sedientos. Vosotros que sabéis que lo estáis, y vosotros, a punto de morir de sed, que ni sabéis que lo estáis, venid. Aquí está el Vino que corrobora y la Leche que consuela y medicina. Y si estáis pobres y sin dinero, venid lo mismo. El Amor Uno y Trino os abre sus tesoros con tal de que lo deseéis”. (Escrito el 26 de Mayo de 1944).
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1  Nota  : Ahora bien, aparecerá claramente que el dictado es del Espíritu Santo. 2  Nota  : Cfr. Is. 55,1.
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44-523.- Hizo a su imagen y semejanza. Más Gracia más semejanza.- ORACIÓN al Espíritu Santo.- Blasfemia contra el Espíritu Santo.
* “El hombre, todos los hombres, lleva en sí la imagen que Dios ideó para el hombre. Mas no todos los hombres tienen la semejanza de Dios”.- Ignorancia consiguiente y no consiguiente.- Oración al Espíritu Santo.- Blasfemia contra el Espíritu Santo.- Dice Jesús: “Escúchame, hija, atentamente porque la lección de hoy es muy difícil. El hombre, todos los hombres llevan en sí la imagen que Dios ideó para el hombre. Mas no todos los hombres tienen en sí la semejanza con Dios. Está dicho: «Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza» (1). ¿Cómo puede ser, por tanto, que algunos tengan sólo su imagen? Y ¿cómo pueden tener la imagen de Dios si Dios es incorpóreo, Espíritu purísimo, Luz infinita, Pensamiento operante, Fuerza creadora pero, en modo alguno cuerpo? ¡Cuánta ignorancia existe aún entre los creyentes! Ignorancia consiguiente e ignorancia no consiguiente. ■ Ignorancia consiguiente: es aquella que se deriva de una instrucción verdaderamente rudimentaria, anclada en el a.b.c. de la Religión, motivada por el alejamiento de los centros religiosos —lo que entraña gran culpabilidad por parte de los interesados— o por incuria de aquellos ministros que no se gastan a sí mismos en dar a conocer a Dios entre sus propios corderos; pastores ídolos a los que Yo miro con rostro severo. Esta ignorancia no priva de Cielo a quienes son ignorantes porque Yo soy justo y no culpo de ignorancia a un espíritu cuando sé que su ignorancia no es voluntaria sino que atiendo a su fe. Y si veo que se mantuvo recto con aquel hilo de ciencia de Dios que le suministraron, le premio, igual que si hubiera sabido mucho, en la medida que premio a un doctor santo. No es culpa suya si sabe poco. Es, en cambio, mérito suyo si de un poco saber ha sabido extraer fuerza valiéndose de estas ideas elementales: «Dios existe. Yo soy su hijo y esta condición me obliga a obedecer la Ley y, obedeciendo, conseguiré la posesión de Dios eternamente por los méritos del Salvador que me ha proporcionado la Gracia». El espíritu de Dios se sustituye con ideas de luz iluminando al creyente cuyo pastor le desatiende o se ve en zonas en las que raramente hay pastor. ■ Ahora bien, se da también la ignorancia no consiguiente, que es la de quien pudiendo, no quiere instruirse o, una vez instruido, lo olvida y torna a la ignorancia al así quererlo por su conveniencia. Al que quiere vivir a lo bruto le es necesario olvidar la Verdad. Esta ignorancia Yo la maldigo. Es uno de los pecados que atraen mi enojo sin perdón posible. ¿Por qué? Porque es repudiar a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un hijo que para nada quiere conocer a su padre o que, conociéndolo, quiere llegar a olvidarle, ¿qué hijo es? Un rebelde a las voces, no digo sobrenaturales, sino hasta naturales de la sangre. Inferior, por tanto, a los brutos que, mientras por la edad están sujetos al padre, le reconocen y siguen. Es una rebelión. Qué rebelión sea pues esta insurrección contra un Dios que es Padre por la carne y por la sangre, por el alma y el espíritu, lo dejo a vuestra consideración. Repudian al Hijo porque, sin tener para nada en cuenta el sacrificio del Dios-Hijo que se encarnó para traer la Verdad al hombre además de la Redención, apagan así las voces de esta Verdad para vivir en la mentira. Repudian al Espíritu Santo porque la Verdad va siempre unida a la Ciencia, siendo la Ciencia la que con su luz os hace comprender las verdades más sublimes. Ya lo dije: «Yo me voy teniendo aún muchas cosas que deciros; mas, por ahora, no estáis capacitados para comprenderlas. Ahora bien, cuando venga el Espíritu de Verdad os instruirá en toda verdad y completará mi obra de Maestro haciéndoos capaces de entender» (2). ¡Oh eterno divino Espíritu que de tal suerte nos amas que, por la gloria del Padre, bajaste a celebrar purísimas nupcias para engendrar al Redentor y que, siendo igual a Mí, llegaste a ser mi generador Tú, que procedes de Mí y del Padre! ¡Oh eterno Divino Espíritu que, por la gloria del Hijo, derramaste tu Fuego y de continuo derramas para hacer que la Palabra sea comprendida y las criaturas, de hombres lleguen a ser dioses viviendo conforme a la Gracia y la Palabra! ¡Misterio de nuestro Amor! ¡Poema inconcebible que sólo en el Paraíso será plenamente conocido por los elegidos! Lo dije Yo: «¡La blasfemia contra Mí llegará a ser perdonada; mas la blasfemia contra el Espíritu Santo, ésta no será perdonada!» (3). ¿Qué blasfemia es la que se acostumbra a lanzar contra Él? El desamor que se manifiesta negándose a acoger la Verdad iluminada por Él”.
* Imagen y semejanza.- En la resurrección de los muertos se verá: una misma imagen física en todos pero desemejanza espiritual (aspecto divino y aspecto demoníaco).Jesús: “Pero volvamos al inicio del dictado. La ignorancia difundidísima entre los creyentes proyecta ideas equivocadas sobre la semejanza con Dios. No semejanza física, pues Dios-Espíritu carece de rostro, estatura y estructura, sino que el hombre tiene la semejanza que Dios Creador ideó para el hombre. Ciertamente, el Poderoso e Infinito, no tenía necesidad de obtener al hombre a través de una evolución secular de cuadrumanos. El cuadrumano fue cuadrumano desde el momento que fue creado e hizo sus primeras cabriolas sobre los árboles del paraíso terrenal; y el hombre es hombre desde el momento en que Dios lo creó del barro y, cosa no hecha con ser alguno, le insufló el espíritu en el rostro (4). La semejanza con Dios radica en este espíritu eterno, incorpóreo y sobrenatural que tenéis en vosotros, en este espíritu, átomo del infinito Espíritu que, recluido en angosta y precaria cárcel, espera y anhela volver a su Fuente y compartir con Ella libertad, gozo, paz, luz, amor y eternidad. ■ La imagen persiste en donde ya no hay semejanza, puesto que el hombre continúa físicamente tal a los ojos de los hombres por más que, a los ojos de Dios, de los sobrenaturales habitantes del Cielo y de unos pocos elegidos de la Tierra, aparezca con su nuevo aspecto de demonio. Con su verdadero aspecto desde que la culpa mortal privó de la semejanza con Dios, careciendo de vida ya en él su espíritu. El hombre sin Gracia, que se la arrebató la culpa, ya no es más que el sepulcro donde se pudre su espíritu muerto. He aquí por qué en la resurrección de la carne los humanos, por más que todos tengan una misma imagen física, serán desemejantes entre sí: de aspecto semidivino los bienaventurados y de aspecto demoníaco los condenados. Entonces se transparentará al exterior el misterio de las conciencias. ¡Terrible conocimiento!”.
* Más Gracia más semejanza de Dios.- “Es preciso esforzarse por alcanzar la perfección de la semejanza”.- Jesús: “El hombre se hace tanto más semejante a Dios cuanto más vive la Gracia y la acrecienta, aunque de por sí sea infinita la Gracia, con los méritos de su vida santa. Es preciso esforzarse por alcanzar la perfección de la semejanza. Cierto que jamás la alcanzaréis por cuanto la criatura no puede ser semejante al Creador; pero os aproximaréis, en la medida que os es concedido, a esta sobrenatural Belleza. Lo dije Yo: «Sed perfectos como mi Padre» (5). No os puse límite alguno a la perfección. Cuanto más os esforcéis en alcanzar esta perfección, más caerán los muros de lo humano como muralla asaltada por fuerzas victoriosas, se acortarán las distancias, se agudizará la vista y aumentará la capacidad de entender, comprender, ver y conocer a Dios. Ahora bien, es preciso tender a ella con todas vuestras fuerzas y con toda vuestra generosidad sin «volverse atrás» (6) para mirar lo que se deja, sin detenerse nunca y sin cansarse. El premio justifica el heroísmo porque el premio consiste en sumergirse en el goce del Amor y tener, por tanto, a Dios como lo tendréis en el Cielo. ¡Oh unión beatífica y posesión maravillosa! ¡Vuestra es, hijos míos fieles; venid y saciaos de ella!”. (Escrito el 14 de Julio de 1944).
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1  Nota  : Cfr. Gén. 1,27.   2  Nota  : Cfr. Ju. 16,12-15.   3  Nota  : Cfr. Mateo 12,30-32; Marcos 3,28-29; Lucas 12,10.   4  Nota  : Cfr. Gén 2,7.   5   Nota  : Cfr. Mt. 5,48.   6  Nota  : Cfr. Lc. 9,62.
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46-230.- “Yo fui Sacerdote del Calvario, el que elevé la Víctima ofreciéndola. Y fui el Sacerdote porque en el sacrificio es siempre el sacerdote —y lo es de modo indispensable— el Amor”.
Yo estaba al lado del Verbo inmolado por más que, al parecer, no hubiese indicios de que estuviese allí. Yo estoy sobre ti, contigo, en ti y te comunico fuerza para sufrir ofreciéndote con tu sufrimiento al Padre. Toda la luz que recibes soy Yo. Toda la paz de que gozas soy Yo”.- ■ Dice la superbeatífica Voz del Espíritu Santo: “Porque estoy sobre ti, te encuentras en el haz de mis rayos. Toda la luz que recibes soy Yo. Toda la paz de que gozas soy Yo. Toda la dicha que experimentas soy yo. Yo estoy encima de ti, invisible, pero presente. Te encuentras protegida, por más que te creas sola, porque el Amor nunca falta junto a las agonías y sacrificios de quienes laboran por la gloria de Dios y la redención de las almas. Yo estaba al lado del Verbo inmolado por más que, al parecer, no hubiese indicios de que estuviese allí. Él invocó al Padre por tenerlo ausente; mas no a Mí. Yo me encontraba en Él cuando sublimaba el amor a fuerza de Sacrificio. Yo estaba en Él infundiéndole fuerza para sufrir el infinito dolor del mundo, de todo el mundo y para el mundo. Pues formé su Cuerpo Santísimo, justo era que estuviese en el Corazón de la Víctima del Amor para recoger sus infinitos méritos y presentarlos al Padre. ■ Yo fui Sacerdote del Calvario, el que elevé la Víctima ofreciéndola. Y fui el Sacerdote porque en el sacrificio es siempre el sacerdote —y lo es de modo indispensable— el Amor. Yo estoy sobre ti, contigo, en ti y te comunico fuerza para sufrir ofreciéndote con tu sufrimiento al Padre. Déjate inmolar por el Amor que te ama. Permanece en Mí como Yo en ti. Que la paz del Amor permanezca en ti”.
* María Valtorta ante el dolor y gozo que siente.- ■ Este breve y edificante dictado del Espíritu Santo a estas primeras horas del primer viernes de Mayo y fiesta de la Invención de la Santa Cruz, se ha producido en respuesta a una íntima demanda mía formulada por mí al tiempo que rogaba y sufría muchísimo debido a una fuerte crisis cardíaca. Decíame: “¿Cómo puede ser que una persona pueda sufrir tanto dolor material y moral hasta el punto casi de agonizar y al propio tiempo disfrute de un gozo tan intenso que dé la impresión de consumirse por él más que por la enfermedad, siendo a la vez este gozo más vigorizante que los medicamentos? ¿Por qué me siento tan feliz yo, que estoy tan enferma y —esto es lo que más cuenta— tan enojada con el P. Migliorini por lo que se refiere a los escritos venidos del Cielo que, contra lo que el Padre asegura, lo siento errado de juicio y juicio precisamente severo y mal intencionado?”. Y el Espíritu Santo, con esa voz inmaterial que con sola su cercanía lleva al éxtasis, me dice estas cosas… ■ Al mismo tiempo que el Espíritu Santo me saluda antes de callar, viene el padre Mariano con el Santísimo Sacramento, encontrándome muy abatida… Si bien creo que mis sensaciones —y lo creo sin temor a equivocarme— sean como la de los mártires agonizantes: decaimiento y sufrimiento físico total, pero con una alegría y una paz espirituales llegadas al límite extremo que puede alcanzar en su disfrute una criatura que aún se encuentra sobre la Tierra… (Escrito el 3 de Mayo de 1946).
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Domingo de Pentecostés
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46-80.- Para recibir al Espíritu Santo, santificador y operador, es necesario contar con un espíritu preparado, silencioso, aislado y perfumado en obediencia y oración.
* Estando el hombre amando y viviendo con su espíritu en la Santísima Trinidad, toma del Lugar donde habita los modos y los afectos y, por tanto, el amor activo, contemplativo y gozoso, y así mismo: Luz y Sabiduría junto con la facultad de ver, recapacitar y comprender”.- ■ Dice Azarías: “¡Gloria al Paráclito Divino! ¡Gloria! ¡Aleluya! Celebremos juntos sus alabanzas en esta Epifanía de amor considerándola en su preparación, en su forma y en sus efectos. Generalmente la limitación humana considera una sola Epifanía del… (indescifrable) y una sola de Dios, que es la de Cristo. Verdaderamente el hombre no sabe ver, reflexionar ni comprender. Si el hombre supiese amar, entonces vería, comprendería y reflexionaría conforme al grado de amor alcanzado por su alma. Cuanto más el hombre se da y abandona al amor para ser envuelto, abrasado y destruido a fin de ser construido con nueva forma, encendido para arder y con ello honrar y santificar llevando entre los hermanos el ardor del horno inmenso en el que la criatura se transforma en serafín porque penetra verdaderamente en Dios, en el Tabernáculo ardiente que es Dios —el Operador del que todo procede, el Incansable que realiza todo, el Perfecto, el Completo, el Santo, el Poder, la Sabiduría, la Luz, el Pensamiento, la Palabra, el Amor, la Vida, la Gracia, el Confirmador de la Gracia— y así el hombre tiene más capacidad de ver, de reflexionar y comprender porque posee la sabiduría. ■ El amor es sabiduría. La sabiduría es fuente de virtud. Nunca el amor, esto es, la sabiduría, se halla separado de la santidad, antes, al contrario, es siempre promotor de la perfección porque mueve al hombre a realizar obras fecundas, y las obras fecundas y constructivas son siempre obras de amor. Como peldaños de una escalera aúrea, tales obras le elevan cada vez más hacia el Cielo, y cual alas que se robustecen con el vuelo, toda obra de amor es vuelo que tiende al Cielo, y dichas obras se hacen cada vez más amplias, santas y gozosas, superando a la propia complacencia que experimenta Dios al obrar. ■ El hombre, compenetrado con el Amor, se apropia, diré así, los sentimientos del Amor y, con el Amor Trino y Uno, vuelve a crearse a sí mismo, redime a los otros además de a sí mismo, gozándose en crear y redimir; y, aun siendo activo sobre toda medida su obrar en las dos formas de la caridad: adoración a Dios y amor al prójimo, adquiere, mediante el éxtasis dulce, continuo y continuamente percipiente, con las luces sapienciales de Dios en el que se halla inmerso, una majestad profunda, equilibrada, tranquila y solemne que se trasluce de la unión sobrehumana con lo Divino. En una palabra: estando el hombre amando y viviendo con su espíritu en la Santísima Trinidad, toma del Lugar donde habita los modos y los afectos y, por tanto, el amor activo, contemplativo y gozoso, y así mismo: Luz y Sabiduría junto con la facultad de ver, recapacitar y comprender”.
* Ver cómo es Dios quiere decir fijarse en sus acciones y en sus Epifanías (del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo).- Azarías: “Ahora, por lo que te digo, por la Luz que te traigo, por el ardor que te infundo, quiero que te fijes conmigo en los acontecimientos superiores que el hombre, de ordinario, no contempla y que tú veas cómo es Dios, el Multiforme e Igual, el que se completa en Sí mismo pero que no se supera por prevalecer Una de sus partes sobre cualquiera de las otras porque el prevalecer y el deseo de prevalecer es ya egoísmo y Dios no conoce egoísmos porque en Dios hay obediencia en el Hijo, adhesión en el Espíritu a brillar junto al Poder del Padre, mas nunca espíritu de querer aventajar Uno con ánimo de desvalorizar la acciones de los Otros Dos. Ver a Dios quiere decir fijarse en sus acciones aún en aquellas que los pecados no advierten. Y ver quiere decir así mismo darse cuenta de que a las Epifanías de Cristo que el Santísimo Jesús te explicó, se corresponden las precedentes Epifanías del Padre y las también subsiguientes del Espíritu. ■ La primera vez que el Padre se manifiesta es en la Creación. Epifanía inmensa del Poder que, de la nada, lo hizo todo porque el Todo puede hacer las cosas de la nada mientras que la nada, el no ser, no puede por sí formarse ni formar. Respuesta, para los soberbios negadores de Dios, es lo que mis ojos ven, lo que innegablemente ven, así como la impotencia que su soberbia no puede menos de constatar: de no poder crear de la nada ni una hebra, ni una sola hebra de hierba. No es en modo alguno crear lo que ellos hacen con instrumentos, fármacos, nuevos cruces de metales, plantas y animales. Eso es trabajar sobre materias preexistentes. Crear es cuando de la nada se obtiene este todo que os circunda, este firmamento con sus planetas, estos mares con sus aguas, esta tierra con las plantas y animales que la pueblan, estos hombres salidos primero del polvo transformado por Dios en hombre, este hombre creado que se halla vivificado por una vida limitada, mas también por otra vida eterna. Y el Creador se manifestó en el crear. Esta fue la primera Epifanía de Dios puesta como un radiante sol al inicio de los tiempos para no ofuscarse más, nunca más. ¿Qué organismo hay que, una vez formado, dure eternamente? ¿Qué cosa que no conozca dispersión, ofuscamiento, disgregación, descuido y muerte? Los astros y hasta el supremo sol, día llegará en que no existirán. Los continentes no son ahora como lo eran cuando la Tierra fue creada por Dios. Las dinastías perecen. De los grandes que existieron, muchas veces se ignoran sus nombres al recubrirlos el paso de los siglos con el polvo olvidadizo del tiempo. ■ En cambio la Epifanía del Creador y Padre es y será porque con los resucitados del Último Día quedará la parte superperfecta de la perfecta, esto es: los Vivientes, los hombres, los eternos. ¿Te asombras, alma mía? ¿No te parece exacto llamar superperfectos a los condenados? Ellos serán la perfección del Mal y allá abajo, en el reino del Rebelde que no quiso doblegar su espíritu en adoración ante el Perfectísimo pretendiendo ser dios en el puesto de Dios, serán un testimonio del poder de Aquel a quien él, el Rebelde, quiso tratar como a un igual, y testimonio de lo que puede como Creador y como Juez: hacer de la nada, no solo vivientes sino eternos, no solo animales sino dotados de espíritu; y juzgarlos con todo lo que son, dando a ese todo, que fue rebelde, lo que mereció y manteniéndolos vivos por los siglos de los siglos; mientras que todo lo que fue creado conocerá la muerte, y teniéndolos apartados en el reino que ellos libremente para sí eligieron. Como tú misma ves, la primera Epifanía del Creador y Padre permanecerá, aún más allá del tiempo, en esos dos Reinos que no conocerán término: el Paraíso y el Infierno, para recordar siempre a cada uno, según sea su condición, que Dios existe y que se manifestó como tal desde el primer día creativo. Recuerdo luminoso y feliz para los ciudadanos del Reino del Cielo y recuerdo de castigo para los del Infierno; mas para ambos, incancelable aún después de que todo haya sido cancelado, a excepción de ambos reinos. ■ A las manifestaciones creadoras siguieron las otras manifestaciones de la Primera Persona a los Patriarcas de los primeros tiempos hasta la segunda en potencia que fue la manifestación en el Sinaí y hasta la tercera, la del Jordán, que fue completa al estar presente en ella las Tres Personas y hasta otra más, destinada a conmover a los Gentiles y Judíos, mejores aquellos que éstos, para que tuvieran el ánimo dispuesto a creer en Él, beneficiándose de sus méritos. ■ Y a las Epifanías del Padre aparecen unidas las del Amor, del Amor siempre presente en todas las acciones del Padre y, por tanto, manifestaciones con Él y con la Palabra del «Fiat» desde la primera Epifanía de la Primera Persona, porque, como dice el Intróito: «El Espíritu del Señor abarca todo el mundo», pero, particularmente, manifestándose en las lecciones sapienciales y en las operaciones redentoras. ¡Oh sublime manifestación del Amor en el recinto virginal de María! ¡El Amor que se manifiesta en la plenitud de su amor derramándose sobre la Amorosa para engendrar al Salvador! «Llenándolo todo sabe lo que os dice», expresa el Intróito. Colmando el corazón de la Virgen era consciente de lo que hacía: hacía que la Virgen concibiese al Hombre para que así se cumpliesen las promesas y el hombre volviese a ser amigo e hijo de Dios a través de sucesivas operaciones de amor. ¡Contempla! ¡Medita! Aquél que presidió las acciones todas del Creador, y por tanto, también el Pensamiento de crear a la Inmaculada, futura Madre del Redentor, he aquí que desciende ahora a desposarse con Ella encontrándola más bella que el mismo Paraíso porque su belleza era de justicia por propia voluntad además de por voluntad del Señor del Paraíso. ¿Qué Epifanía del Amor Divino más dulce que ésta? Y en virtud de esta dulce Epifanía he aquí que se forma en el seno de la Virgen la Carne del Verbo Santísimo y se inicia la formación del Corazón de Cristo, de ese Corazón que, desde su primer latido, no tuvo ni tendrá un solo movimiento que no sea de obediencia y de amor y que se os propone por modelo para llegar a la gloria del Cielo. ■ Mas a aquella Epifanía del marzo galileo y a la otra de las orillas del jordán se une ahora la luminosa y coronante Epifanía Pentecostal, la prometida Epifanía de que habló Cristo a sus Apóstoles para consolarles en la noche pascual y en la mañana de la Ascensión. Y ahora es cuando se cumple, yendo precedida por una preparación de obediencia y de oración para hacer de pobres apóstoles grandes Apóstoles, «para bautizarles con el fuego», como Jesús habíaselo predicho a fin de que fueran purificados de sus pesadeces y, más espíritu que carne, supieran sumergirse en el Fuego, esparciéndolo por doquier e incendiando con Él a todo el mundo. Sabía muy bien el Espíritu lo que operaba en aquel momento. Operaba la transformación de los corazones, haciendo de corazones humanos «voces» de Dios. He aquí cómo el Espíritu lleva a cabo estas operaciones: toma la nada que sabe amar, que es obediente y fiel, que habla con Dios en su confidente oración y la reviste de Sí, transformándola y haciéndola instrumento de Dios. Está dicho: «Obrarás una nueva creación». Sí. Opera la nueva creación del hombre en instrumento, puesto que después la buena voluntad del instrumento, unida al Amor, supercrea al santo. ■ Y observa esto: surgió la Primera Persona y ordenó: «Sea la Luz». La Tercera dice: «Sea el Amor». La Primera dispuso: «Sea el hombre» y la Tercera: «Sea el santo». La Primera gritó a Lucifer: «Seas maldito» y la Tercera pone en fuga al Odio con el fulgor del Amor. El Señor se levanta y dispersa a sus enemigos y a los de sus hijos, y los odiadores del Amor huyen de su presencia y de la proximidad de sus hijos”.
* María mereció el matrimonio divino pues su belleza era de justicia por voluntad propia además de ser por voluntad de Dios. Los apóstoles merecieron el Crisma Pentecostal por su obediencia y oración preparatoria para el acontecimiento; de hombres, fueron transformados en voces. También los llamados a una misión especial son transformados en «voces» por obra del Amor y por la propia preparación en obediencia y oración.- Azarías: Te he dicho antes que María era bella y amada porque su belleza era de justicia por voluntad propia además de por voluntad de Dios, habiendo sido por ello merecedora del matrimonio divino. Y también te he dicho que los apóstoles merecieron el Crisma Pentecostal por su obediencia y por su oración preparatoria para el acontecimiento. Las almas, si han de ser merecedoras del Amor, han de apetecerlo con voluntad propia y, con obediencia y oración incansables, mantenerse dignas de Él. Si así no lo hacen, vana resultará en ellas la bajada del Espíritu Santo porque, al bajar, no podrá hacer su morada en ellas y volverá a subir rápidamente al Cielo dejando aridez, hielo, tinieblas y silencio donde podría haber habido fecundidad, calor, luz y lecciones divinas. Mas si esto es así para todos los fieles, para los instrumentos lo es mucho más. Los Apóstoles, de hombres, fueron transformados en voces de Dios por obra del Paráclito y con la propia preparación en obediencia y oración. ■ Los llamados a una especial misión —y toda llamada es prueba, que no elección segura e inmutable— son transformados en «voces» por obra del Amor y por la propia preparación en obediencia y oración. No apliquéis otros nombres que no sean estos dos a las «hados» que alcanzan a ser instrumentos. Es su obediencia, su conversación con Dios, su obediencia a los mandatos de Dios lo que les hace ser lo que son. Y no deis otro nombre que el de desobediencia y orgullo a las caídas de aquellos que aparentaban ser justos pero que de tales tan solo tenían el barniz exterior. Nunca cesaré, alma mía, aún a costa de parecerte reiterativo, de exhortarte a esas virtudes —necesarias a todos, mas de un modo absolutamente indispensable y en medida plena, para quienes son elegidos a una vía extraordinaria— que son: una perfecta obediencia y una perfecta humildad, de espíritu de unión con Dios, o sea, oración vivida y no ya un murmullo maquinal de oraciones a determinadas horas”.
* “Muchos son los sabios pero pocos los que a la sabiduría le asocian la justicia. Porque saben quién es Dios pero no quieren hacer que baje este conocimiento del cerebro al corazón, al espíritu, y así doctos pero no justos ni se cambian de criaturas humanas  a espirituales”.-Azarías: “El otro día, en un último amaestramiento, te expliqué cómo aún aquello que tu mente no comprende, porque no posee nociones de teología, opera en ti espirituales transformaciones porque el alma, sin saberlo tu propio entendimiento que no la puede seguir por carecer de conocimientos teológicos, absorbe el jugo de las lecciones recibidas y te nutres de ellas. Deja, pues, que, como tú dices, tu cerebro no perciba sino el sonido exterior e incomprensible de tan profundas lecciones. Es ésta una parte de ti, la mejor, la que de igual manera y verdaderamente se nutre de ellas. Y eso tiene un mayor valor que si tú, con tu inteligencia, estuvieses capacitada para analizar y entender cada una de las palabras; pero entonces este análisis vendría a ser un frío estudio de la mente y no pan y fuego del espíritu. ■ Muchos son los sabios mas pocos los que a la sabiduría le asocian la justicia. Y esto ¿por qué? Porque saben quién es Dios pero no quieren hacer que baje este conocimiento del cerebro al corazón, al espíritu, y así doctos pero no justos ni se cambian de criaturas humanas a espirituales. Son grandes en orgullo mas no en obediencia. Atrevidos en juzgar pero mezquinos en amar. Muchas son las palabras que fluyen de sus labios, mas éstas bajan en lugar de subir porque son palabras y no flechas de amor lanzadas hacia el Cielo”.
* Ejemplo de oración verdadera: imagínate una mujer que porta en el seno a su hijo.- Azarías: “La oración… ¡oh!, te quiero traer un ejemplo de lo que es la oración verdadera. Imagínate una mujer que porta en el seno a su hijo. El corazón del que está por nacer no es uno con el de la madre; distantes, separados ambos por órganos y membranas, diríase que son independientes. Con todo, a cada latido del corazón de la madre corresponde otro del corazón del hijo, ya que es una misma sangre la que circula por sus venas. Así pues, esto mismo acontece en la oración cuando ésta es «oración» de verdad. Es un acompasar los propios latidos de amor de la criatura con los latidos de amor de su Dios, cual si una misma sangre de amor imprimiera el movimiento a los dos corazones distantes sincronizándolos en sus latidos. ■ Mas si el niño nace, toma entonces una pulsación independiente porque, a la sazón, se halla separado de la madre, fuera de ella. Así, cuando el creyente se separa y sale de Dios, sus latidos ya no están sincronizados con los de Dios. El niño sale por ley natural que es buena. El creyente, en cambio, sale por elección voluntaria que no es buena. Nunca salgas tú del seno amoroso del Amor”. (Escrito el 9 de Junio de 1946).
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1  Nota  : Azarías, según María Valtorta, es un Ángel, su Ángel de la Guarda, Autor de este «Libro de Azarías». Es quien se lo habría dictado.

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